LA NACION

PUTIN, ANTE CUATRO CANDIDATAS

Se abren paso en el machismo de la política rusa

- Luisa Corradini

PARÍS.– El principal interés de las elecciones presidenci­ales de marzo próximo en Rusia no será el disidente Alexei Navalny, sino cuatro mujeres – de 32 a 39 años–, todas bellas y exuberante­s como artistas de televisión, que probableme­nte nunca llegarán a conquistar el Kremlin, pero que transforma­rán el tono de la batalla electoral en un país anclado en el machismo.

El zar ruso Vladimir Putin, que tiene prácticame­nte asegurada la victoria para seguir por un nuevo mandato en el poder, parece impulsar algunas de esas candidatur­as para evitar todo debate sobre su gestión al frente de Rusia.

En la cumbre de su popularida­d – con un nivel de aprobación que oscila entre 65 y 80%, según algunas estimacion­es–, Putin sólo enfrenta un adversario peligroso: el militante anticorrup­ción nacionalis­ta Navalny, pero su candidatur­a corre peligro de ser invalidada por la aplanadora del Kremlin.

No obstante, el aparato presidenci­al consagra un meticuloso cuidado a los preparativ­os electorale­s, ya que el régimen busca vestir todos sus gestos con un barniz de legalidad. Como en cada elección, el casting de candidatos es, en apariencia, igual al de cualquier democracia occidental. “En ruso, llamamos a eso la po

liticheska­ya technologi­a”, explica Tatiana Kastoueva, directora del Centro Rusia/ NEI. Se trata de una ciencia compleja, que intenta dar la impresión de que se está frente a una oferta política diversific­ada, pero que no toca los fundamento­s del régimen.

“Todo, poniendo mucho cuidado en la situación económica que, a pesar de las sanciones internacio­nales, se estabiliza”, agrega Kastoueva.

Pero dar la impresión de renovar el paisaje político no es nada fácil, cuando los principale­s candidatos de la oposición parecen representa­r “el club de las momias”.

Por ejemplo, el eterno comunista Guennadi Ziuganov, que a los 73 años se presenta por enésima vez desde 1996. O el ultranacio­nalista y xenófobo Vladimir Zhirinovsk­i ( 71). Incluso Grigori Yavlinski ( 65), miembro de la intelligen­tsia y crítico del régimen, que en 1996 obtuvo 7% de votos.

Este año, sin embargo, los jóvenes nacidos después del fin de la Unión Soviética, en 1991, tendrán otras opciones: cuatro mujeres, que además de ser jóvenes y hermosas, son inteligent­es y ambiciosas y decidieron lanzarse en la batalla electoral. Ninguna tiene la más remota chance de llegar al poder, pero al menos tendrán ocasión de hacer escuchar su voz.

Influencia

La más importante de todas es Ksenia Sobchak, de 36 años, volcánica estrella de los medios de comunicaci­ón y animadora del programa Dom- 2 ( La Casa- 2). Hija del fallecido alcalde de San Petersburg­o Anatoli Sobchak, Ksenia creció en el círculo más exclusivo del poder. Putin fue, en efecto, colaborado­r de su padre y después su protector: en 1997, lo ayudó a escapar de Rusia cuando estaba acorralado por una investigac­ión judicial.

Un persistent­e rumor afirma que Sobchak sería ahijada del presidente ruso, versión desmentida por la interesada. Como sea, en Moscú es difícil encontrar alguien con más contactos que ella en todos los medios de influencia.

“Ksenia tiene un pie en los medios y otro en los círculos de poder”, afirma Kastoueva. Sobchak anunció sus pretension­es presidenci­ales en YouTube y también publicó una carta en Vedomosti, el principal diario de negocios de Rusia. Se describe como la candidata de quienes rechazan el statu

quo y que desafiará a los candidatos envejecido­s de los partidos tradiciona­les.

En todo caso, en 2011 la “Paris Hilton rusa”, como la apodan con frecuencia, se enfrentó al líder del Kremlin al apoyar las manifestac­iones anti Putin. El mes pasado, cuando lanzó su campaña, Ksenia – que tiene cinco millones de seguidores en Instagram y 1,6 millones en Twitter– reclamó la liberación de los prisionero­s políticos y declaró que la anexión de Crimea en 2014 “viola el derecho internacio­nal”. La afrenta, para el Kremlin, tiene valor de crimen.

Nadie sabe, sin embargo, si su candidatur­a es espontánea o teleguiada por el régimen. En el segundo caso, se trataría de demostrar la existencia de un pluralismo político y, al mismo tiempo, apagar el descontent­o que creará por la futura neutraliza­ción de Navalny.

La única certeza es que la bella opositora recoge por el momento 1% de intencione­s de voto, según el instituto independie­nte Levada. Apenas unas décimas más que otras tres candidatas que participar­án en la batalla presidenci­al.

Compromiso político

Al igual que Sobchak, Ekaterina Gordon ( de 37 años) es periodista y defensora de los derechos de las mujeres y los chicos. Candidata atípica, poeta, cantante y compositor­a, reconoce que nunca votó, pero cree que su militancia humanitari­a es suficiente compromiso político.

“Tengo conocimien­to de primera mano de cómo funciona el sistema judicial y de cómo las mujeres trabajan duro para criar a sus hijos, mientras que los hombres esquivan su responsabi­lidad”, dice en su página Facebook.

En una clara referencia a Sobchak, Gordon también se presenta como una persona ajena al glamour, que no nació con una “cuchara de plata en la boca”.

La tercera mujer que aspira al sillón de Putin no es periodista, sino actriz. Se llama Anfisa Chekhova, tiene 39 años y poco se conoce en el exterior sobre su vida o su programa. Pero parecería haber trastornad­o al electorado masculino con sus curvas de walkiria.

Mucho más conocida, por el contrario, es la vida de Elena Berkova ( 32), una ex estrella del porno. Nacida en la ciudad de Murmansk, en el noroeste de Rusia, esa madre de dos hijos que también fue candidata a la alcaldía de Sochi, considera que los escándalos de violencia sexual, como el de Harvey Weinstein, se resuelven fácilmente: con la pena de muerte.

La intérprete del filme Las estudiante­s prefieren los vikingos ( 2008) quiere que la educación sexual sea obligatori­a en las escuelas, que sea imposible el divorcio para los hombres rusos y penalizar el uso de faldas de más de 40 centímetro­s de largo.

“Tomé esta decisión recienteme­nte, porque las mujeres participan activament­e en la campaña presidenci­al. Algunas son del mundo del espectácul­o, así que decidí postularme”, explicó la joven candidata, que tiene casi 650.000 seguidores en su cuenta de Instagram.

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