LA NACION

Piñera, con un triunfo que no lo deja festejar

obtuvo el 36,6%, lejos de lo esperado; habrá ballottage con Guillier

- Rubén Guillemí

SANTIAGO, Chile.– El regreso al poder del ex presidente chileno Sebastián Piñera quedó ayer envuelto en la incertidum­bre luego de su triunfo electoral por una diferencia inferior a la que preveían los sondeos. Con el 95% de los votos escrutados, el candidato de centrodere­cha lograba el 36,6%, por lo que deberá disputar el ballottage con el oficialist­a Alejandro Guillier (22,7%). La gran sorpresa la dio la izquierdis­ta Beatriz Sánchez (20,3%).

“Estoy contento porque esta noche [por ayer] logramos un gran resultado electoral”, dijo el ex presidente, que busca ser el sucesor de Michelle Bachelet. En su extenso discurso luego de la victoria en las elecciones, Piñera recordó que el resultado logrado fue muy parecido al que obtuvo en 2009. “Y en ese año ganamos finalmente las elecciones”, señaló.

Piñera se enfrentó a una centroizqu­ierda fragmentad­a, pero tendrá más dificultad­es en la segunda vuelta, cuando es posible que estas fuerzas se unan para impedir la llegada de la derecha al poder.

El ex presidente, que prometió impulsar la estancada economía chilena y revisar las emblemátic­as reformas tributaria, educaciona­l y laboral aprobadas durante este gobierno, exhortó a la población a votar el próximo 17 de diciembre “por los que quieren igualar hacia arriba, no hacia abajo”.

Piñera se mostró seguro de que en marzo próximo será nuevamente quien ingrese al palacio de La Moneda, donde heredará “un país estancado y con muchos problemas y dificultad­es”, dijo. “Vamos a recuperar el tiempo perdido y rescatarem­os el dinamismo que nos han arrebatado”, prometió.

En todo su discurso, al único candidato al que mencionó específica­mente por su nombre fue el pinochetis­ta José Antonio Kast, que al superar todos los pronóstico­s obtuvo cerca el 7,9% de los votos.

Piñera agradeció el apoyo de Kast, un respaldo que será crucial para sumar votos frente a una eventual alianza de las numerosas agrupacion­es de izquierda.

Por su parte, Guillier también presentó en su discurso a las fuerzas que lo llamaron para felicitarl­o por su pase a la segunda vuelta, y mencionó a la candidata del Frente Amplio, la izquierdis­ta Beatriz Sánchez, que con el 20,3% de los votos estuvo cerca de arrebatarl­e el segundo lugar, y la democristi­ana Carolina Goic.

Otro apoyo de gran peso moral que recibió ayer Guillier fue del ex presidente socialista Ricardo Lagos, que le dio su respaldo a través de un video y por Twitter. “Es necesario en torno a un candidato generar un programa progresist­a y amplio para enfrentar al adversario de la derecha. Por eso entrego mi apoyo a Alejandro Guillier”, expresó.

El único resultado de las encuestas previas que no estuvo tan alejado de la realidad que mostraron ayer las urnas fue el porcentaje de votos de Guillier, que se acercó a una cuarta parte del electorado (20,3%).

Pero la sorpresa política de la jornada estuvo a cargo del izquierdis­ta Frente Amplio, entre otras razones gracias a las preferenci­as logradas en los sectores populares de la región Metropolit­ana.

La buena performanc­e de este frente antisistem­a tiene mucho más impacto de lo esperado porque cambia toda la configurac­ión del panorama político chileno, con un senador y por lo menos 18 diputados.

Poco antes del discurso de Piñera, Bachelet también habló sobre el significad­o de la jornada electoral y con sutileza reclamó la “unidad” del progresism­o y de los que defienden “los reclamos mayoritari­os de los chilenos”.

La presidenta mostró su preocupaci­ón porque alrededor de cinco de cada diez chilenos no fueron a votar en un país donde ella misma impulsó la institució­n del voto opcional, pero reconoció que quizá sobrestimó el compromiso cívico de la población.

“Todos los que tenemos responsabi­lidades públicas debemos demostrar que es posible recuperar la confianza en la política”, dijo.

Los estudios del voto en las elecciones municipale­s del año pasado mostraron que el número de sufragante­s fue especialme­nte bajo en los sectores más vulnerable­s, donde la izquierda obtendría más votantes. Y además es especialme­nte alto, cercano al 80%, en los barrios de clase media y alta, que apoyan a la derecha.

Filas

Por el calor que reinó en la jornada, en los alrededore­s del Estadio Nacional, el mítico centro de detencione­s de la dictadura de Augusto Pinochet que ayer fue el principal lugar de votación de todo el país para más de 14.000 electores, el mejor negocio fue la venta de agua y gaseosas.

Y los gritos de los vendedores ambulantes eran lo único que alteraba el orden de la gente que hacía sus filas protegiénd­ose del sol y en silencio.

No estaba claro si las largas filas frente a las mesas de votación de todo el país eran por la masiva afluen-

cia de votantes o por las demoras de la gente en armar su voto. El propio Piñera se equivocó al cerrar el sobre en el centro de votación de la escuela República de Alemania, de esta capital, y tuvo que volver a abrirlo delante de las cámaras ante la advertenci­a de las autoridade­s de mesa.

“Hoy, los chilenos vamos a tomar una decisión que va a afectar nuestras vidas por muchas décadas (…) sé que vamos a elegir los caminos correctos, aquellos que conducen a tiempos mejores”, dijo Piñera, que votó acompañado por su esposa, Cecilia Morel.

Unos 1300 kilómetros al norte de esta capital, en su ciudad natal de Antofagast­a, votó Guillier. “Espero que sea una jornada donde los ganadores celebrarán y los demás apoyarán porque finalmente lo que está en juego es el bien del país”, dijo el senador.

Dentro de una jornada tranquila, la única sorpresa fue que un grupo de decenas de manifestan­tes derribó un portón e ingresó al comando central del partido de Piñera, ubicado en el acomodado barrio de Las Condes de la capital, para protestar en contra del candidato de la centrodere­cha.

“Piñera no sabe lo que es ser chileno (...) es el símbolo de la corrupción”, dijo Victoria Cárdenas, vocera de un movimiento al que identificó como Juventud Rebelde y Ofensiva Secundaria. Finalmente, la policía los desalojó y detuvo a 23 manifestan­tes.

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Mario davila/dpa Piñera, junto a su esposa, en el discurso tras el triunfo, en Santiago
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Guillier, anoche, en su comando de campaña
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Rodrigo sáenz/dpa

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