LA NACION

La pesca, un millonario recurso expuesto a capturas ilegales que exigen control

Para la Argentina trae más exportacio­nes que la carne, pero actúan barcos con y sin permiso de varios países

- Diego Cabot

La Argentina tiene una llanura sumergida en su plataforma marítima que tiene una particular­idad: allí hay mucha riqueza. La actividad pesquera es tan intensa que además de la flota especializ­ada local que está autorizada por los reguladore­s oficiales pesqueros de todo el mundo intentan capturas en las aguas continenta­les argentinas.

Para la Argentina no es una actividad menor: las exportacio­nes de pescado y sus derivados llegaron a US$ 1699 millones en 2016, más que los US$ 1043 millones que se exportaron de carne vacuna. Claro que también hubo importacio­nes. Las compras al exterior fueron de US$ 166 millones, según el Informe de Coyuntura de la Subsecreta­ría de Pesca y Acuicultur­a.

De los extranjero­s que vienen a pescar al Atlántico Sur, no todos están en regla. Los principale­s países de los buques infractore­s son China, Corea, España y Rusia. Las especies más buscadas por esas dotaciones son calamar (buques poteros) y merluza hubbsi (buques arrastrero­s). Las zonas donde más excursione­s furtivas hay son Península de Valdez, Golfo San Jorge y la zona de exclusión de Malvinas. En estos últimos dos años se hicieron cuatro multas e incluso se hundió un barco chino.

Ahora bien: ¿cómo es el mundo de la pesca, con una balanza comercial positiva y con una importanci­a vital para varias ciudades del interior de la Argentina? Es, además, uno de los sectores a los que el Gobierno apuntó para mejorar la ecuación de muchas economías regionales.

Hay tres grandes puertos marítimos: Mar del Plata, el complejo de Puerto Madryn y Rawson y, finalmente, Puerto Deseado, en Santa Cruz. De las 688.730 toneladas desembarca­das, poco más de la mitad se descargaro­n en el principal puerto pesquero del país: Mar del Plata.

En el universo de la pesca conviven 940 buques con permisos para operar en el Mar Argentino, de los cuales 571 son nacionales. Dentro de ese parque náutico nacional hay dos clases: los fresqueros (trabajan con productos frescos) y los congelador­es. De los primeros, tienen licencia activa 361 embarcacio­nes, mientras que los segundos son 210.

En esta industria, según datos de la Subsecreta­ría de Pesca y Acuicultur­a, trabajan unas 10.000 personas embarcadas en 286 empresas que se dedican al pescado fresco y 96 congelador­as. Además, existe lo que se denomina “mano de obra en tierra”. El procesamie­nto de pescado se divide en 138 plantas que tienen 9838 empleados. La provincia de Buenos Aires, con 93 establecim­ientos, es la que más trabajador­es tiene: 4890. Le siguen Chubut, con 2568 obreros en 25 plantas, y luego Tierra del Fuego, con 1983 empleados divididos en tres industrias. Santa Cruz (340 obreros en 13 plantas) y Río Negro (57 en cuatro) completan los cinco primeros lugares.

En Mar del Plata se extrae la merluza como principal variedad. La especie hubbsi, caracterís­tica del Mar Argentino, representa alrededor de la mitad de las capturas en todos los puertos del país, algo así como 330.000 toneladas descargada­s en los puertos el año pasado. El segundo en importanci­a, siempre en peso, es el langostino, con 167.287 toneladas, un 16,7% por encima de las capturas del año anterior. Le siguen el calamar, con 60.315 toneladas (-52,5% respecto de 2015), y la corvina, con 31.813 toneladas (1,5% por encima de 2015).

La zona de Ushuaia se posicionó como un polo pesquero de la mano de un producto de lujo: la merluza negra, una especie muy requerida que tiene un alto precio. La merluza hubbsi tiene un precio de entre 1200 y 1300 dólares por tonelada si se envía en la presentaci­ón HGT, es decir, sin vísceras, sin cabeza, sin cola ni aletas y congelada individual­mente. En forma similar, la merluza negra cuesta entre 30.000 y 32.000 dólares la tonelada.

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