LA NACION

Mataron de ocho balazos a un barrabrava de Boca

Creen que el ataque contra Gustavo “el Oso” Pereyra fue un ajuste de cuentas; disputaba posiciones en la Bombonera

- Gustavo Carabajal LA NACION

Cuando Gustavo “el Oso” Pereyra vio que el hombre que tenía enfrente sacó un arma y le apuntó, sólo atinó a cerrar la puerta. De nada sirvió. El agresor disparó ocho balazos que atravesaro­n la frágil placa de madera. Siete disparos, agrupados de la cintura para abajo, hirieron de gravedad al barrabrava de Boca. El asesino guardó la pistola 9 mm, bajó los tres pisos por escaleras del edificio D6 del barrio Don Orione, de Claypole, y abandonó la manzana 33 en el mismo auto gris en el que había llegado junto con dos cómplices.

Habían pasado pocos minutos de las 23 y los vecinos del departamen­to C del tercer piso, que escucharon los disparos, fueron a ayudar a la madre de Pereyra. La mujer estaba en la cocina mientras mataban a su hijo en la puerta del departamen­to. Ella había atendido al hombre calvo, de abdomen prominente y con algunos mechones al costado de la cabeza que preguntó por “el Oso”.

Antes de dispararle, el agresor le dio un mensaje mafioso: “Esto es de parte de Marcelo”. Hasta anoche los investigad­ores no lograron determinar quién era el supuesto autor intelectua­l del ataque.

Pereyra, ex ladero de Rafael Di Zeo en la barra brava de Boca, fue trasladado al Hospital Oñativia, de Rafael Calzada, y minutos después de la medianoche murió desangrado.

Para los investigad­ores no quedaban dudas de que el móvil del homicidio fue un ajuste de cuentas. La cuestión pasaba por tratar de establecer quién fue el asesino o si se trató de un crimen por encargo. Identifica­r al homicida se volvió complicado si se tiene en cuenta el perfil de la víctima.

Actualment­e, Pereyra era custodio de un sindicato de empresas de seguridad privada de La Plata. Además, formaba parte de un grupo dedicado a tareas de seguridad en boliches de la capital provincial. Y también se dedicaba a realizar cobranzas para varias cuevas de la City porteña.

Distanciad­o de la actual conducción de la barra brava de Boca, con Di Zeo y Mauro Martín como referentes, Pereyra comenzó a apoyar a Cristian “Fido” Debaux. Este enfrentami­ento por el liderazgo del grupo más radicaliza­do de la hinchada de Boca es una de las hipótesis que siguen los investigad­ores.

La otra pista sobre el posible móvil del ataque apuntó a su actividad como cobrador de las cuevas de la City porteña que otorgan préstamos por fuera del circuito financiero legal. Uno de los operadores de esas mesas de dinero está desapareci­do desde hace casi dos años.

Por último, la tercera línea de investigac­ión indicaría que Pereyra habría sido asesinado por una cuestión vinculada con el ataque de un sicario contra dos narcotrafi­cantes colombiano­s en el estacionam­iento de un shopping de Martínez, ocurrido en julio de 2008. Para dos fiscales de San Isidro que investigar­on ese caso hubo indicios de que un sector de la barra brava de Boca había colaborado con los autores de la masacre.

No obstante, hasta anoche, los policías buscaban en cámaras de seguridad de la zona alguna imagen del agresor y del auto gris en el que huyó de la escena del homicidio.

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Archivo Oscar “el Oso” Pereyra había sido aliado de Rafael Di Zeo

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