LA NACION

Atlantis Hotel (Bahamas)

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Es el destino turístico más popular de las islas. Allí se realizó el Congreso de la Concacaf (la Confederac­ión de América del Norte, Central y el Caribe) en abril de 2015, meses antes de la Copa América de Chile. Allí se hospedaron Burzaco y el paraguayo Juan Ángel Napout, por entonces presidente de la Conmebol. Y, de acuerdo con la declaració­n testimonia­l del ex CEO de Torneos, charlaron “de la reelección de Blatter como presidente de la FIFA y de los nuevos contratos de TV de la Conmebol”. Todo, en paisajes afrodisíac­os: la noche en la habitación más barata de este complejo cinco estrellas con régimen all-inclusive cuesta US$ 530.

St. Regis Hotel (Miami)

En este hotel de lujo situado en el exclusivo Bal-Harbour se realizó la conferenci­a de prensa que presentó en sociedad la Copa Centenario de 2016, el torneo que juntó equipos de Conmebol y Concacaf y fue un gran éxito comercial (sólo en sponsors, Datisa, el joint-venture entre Torneos, Traffic y Full Play recaudó casi US$ 37 millones). La tarifa más económica por noche no baja de los US$ 1000 dólares. En su página oficial, el hotel se jacta de haber recibido numerosos premios; tiene tres restaurant­es y una barra de tragos.

Michelange­lo Hotel (Johannesbu­rgo)

Este cinco estrellas situado a minutos de la estación de trenes de Sandton sirvió de refugio para los dirigentes de la FIFA durante el Mundial de 2010, disputado por primera vez en territorio africano. Según el testimonio de Burzaco en la corte de Brooklyn, el empresario argentino fue hasta la habitación de Julio Grondona para encontrars­e allí con Ricardo Teixeira, quien en 2010 era presidente de la Confederac­ión Brasileña de Fútbol (CBF). “Hablamos sobre las coimas de US$ 3 millones para los que tomaban decisiones en Conmebol”, sostuvo Burzaco bajo juramento. Dos de esos que tomaban decisiones eran, justamente, Grondona y Teixeira. Para tener una idea, la noche en una de las 242 suites exclusivas del Michelánge­lo no baja de los US$ 236.

Sofitel (Río de Janeiro)

Durante el Mundial de Brasil, la playa de Copacabana sirvió de escenograf­ía para que los dirigentes de la Conmebol negociaran quién sería el presidente de la entidad desde enero de 2015. El paraguayo Juan Ángel Napout, según manifestó Burzaco en la corte neoyorquin­a, buscaba por todos los medios congraciar­se con ese “hacedor de reyes” (“kingmaker”, en inglés) que era Julio Humberto Grondona. La Fiscalía de Estados Unidos que investiga el FIFAgate mostró varios mensajes de Whatsapp desde el Sofitel, donde estaba alojado el dirigente paraguayo, que hoy es uno de los tres acusados junto al brasileño Marin y el peruano Manuel Burga. El Sofitel carioca ofrece a sus huéspedes un exclusivo restaurant (el Galiani) y una barra de tragos. La noche en una de sus 222 habitacion­es cuesta alrededor de US$ 232.

Las anteriores son sólo algunas de las 15 locaciones que nombró Burzaco en sus cuatro días de declaració­n ante la jueza Pamela K. Chen, de Estados Unidos. Como se ve, los implicados en esta trama de corrupción y dinero sucio disfrutaba­n de la buena vida. Porque pertenecer tenía sus privilegio­s.

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