Cristina Kirchner y el olvidado ejemplo del senador Angeloz
La ex presidenta debería imitar la actitud del recordado gobernador cordobés, quien pidió licencia y su desafuero como senador para someterse a la Justicia
L A ex presidenta y actual senadora electa Cristina Kirchner deberá afrontar próximamente dos juicios orales –uno por presuntas operaciones con el dólar en el mercado de futuros y otro por corrupción en la obra pública–, pero está siendo también sujeto de investigación en otros importantes sumarios, incluso más comprometedores para ella.
Tal el caso de la causa Hotesur, en la cual se le imputa haber recibido de Lázaro Báez retornos millonarios por haberle adjudicado el 80 por ciento de las obras viales de Santa Cruz siendo gobierno. En esta causa, la ex presidenta fue indagada hace poco y se negó a responder preguntas y entregó, en cambio, una declaración escrita en la que se victimizó como una perseguida política. Hotesur integra un megaproceso que engloba también la causa Los Sauces, sobre el presunto cobro de retornos mediante el pago de alquileres.
Cristina Kirchner acumula hasta hoy tres procesamientos, pero todo indicaría que, aun cuando de su complicado horizonte judicial surgieran una o más condenas, antes de que ello ocurra habrá asumido como senadora nacional por la provincia de Buenos Aires. No existirían impedimentos legales –sí claramente morales y éticos– que se lo prohíban ante la referida falta de condena. “Salvo que haya un pedido judicial en contrario”, como apuntó el ministro Garavano, atento a la advertencia de Margarita Stolbizer respecto de que pedirá a los jueces que soliciten su desafuero al Senado.
En 1996, a raíz de una acusación, el ex gobernador radical de Córdoba y entonces senador Eduardo Angeloz solicitó una licencia y pidió a la Cámara alta que votara su desafuero hasta que el proceso judicial llegara a su fin. Así ocurrió y, concluido el juicio con su sobreseimiento, Angeloz se reincorporó al Senado. Lejos de aprovecharse de su condición de senador y de usar la cámara como un refugio para evitar las consecuencias del proceso judicial, Angeloz anticipó el pedido y supo dar un necesario paso al costado.
Raúl Romero Feris, senador electo por Corrientes con varios procesamientos y una condena, no pudo asumir su cargo en 2001, habiendo sido precisamente la entonces senadora Fernández de Kirchner quien se opuso con énfasis a su ingreso a la Cámara alta, rechazando que “ciudadanos con múltiples procesos judiciales” entraran a cuerpo legislativo. Sostenía entonces: “Tampoco se pueden soslayar, sería hipócrita hacerlo, las razones políticas y de legitimidad institucional que aconsejan la no incorporación del ciudadano Romero Feris como senador de la Nación. Esta institución ha sido emblema de deslegitimización política y condena social”, expresó la senadora y, basándose en la condena que pesaba sobre el dirigente correntino, agregó que incorporarlo generaría “un escándalo difícil de superar y heriría de muerte las posibilidades de reconciliar a la institución con la sociedad. La República necesita no sólo nuevos senadores, sino un nuevo Senado”.
Lo cierto es que similar deslegitimización es la que sufre actualmente esa cámara convertida en refugio o guarida de ex funcionarios que, habiendo ocupado el más alto sitial de la Nación, ahora usan sus bancas para trabar o demorar eventuales sanciones judiciales en su contra. Julio De Vido, hoy en prisión, lejos de excusarse y pedir licencia, dejó librado al resultado de una votación el primer intento de desafuero, moción que no contó con la mayoría necesaria para su aprobación. Meses después, ante la inminencia de una nueva votación adversa, renunció a sus fueros.
La Comisión de Justicia de la Cámara de Diputados suscribió recientemente un dictamen, que podría alcanzar media sanción a fin de este mes, prohibiendo competir por un cargo electivo a quienes tengan una condena por actos de corrupción, incluso sin sentencia firme. La iniciativa se motorizó a raíz del fundado rechazo que despertó la renovación de la candidatura a senador de Carlos Menem, quien cuenta ya con dos condenas, no firmes aún.
Enelámbitodetanencumbradocomo vapuleado recinto, el ejemplo que en su momento dio el recientemente fallecido Angeloz conserva una actualidad digna de ser resaltada, pero que difícilmente sea imitada, pudiendo comprobar, una vez más los ciudadanos, que no corresponde juntar en la misma bolsa a todos los políticos.