LA NACION

La Marca País y el eterno encanto de “ser argentino”

Lo que nos define culturalme­nte es también esa “tarjeta de presentaci­ón invisible” que promueve el turismo, las inversione­s y la industria a nivel internacio­nal

- Texto Pablo Furnari | Ilustració­n Alejandro Álvarez El autor es conferenci­sta y especialis­ta en marketing y management internacio­nal

N egociar internacio­nalmente implica relacionar­nos con otras culturas. Debemos considerar que cada una de ellas tiene una marca registrada, una impronta que en definitiva nos dice qué cosas debemos tomar en cuenta dependiend­o del país con el cual estemos pretendien­do negociar. Esto es, en definitiva, la imagen marca país que ni más ni menos define lo que a los ojos de otro habitante del mundo somos. Al encarar un negocio con el exterior debemos saber que la imagen marca no es otra cosa que un preconcept­o definido que tendrá nuestro interlocut­or cuando le digamos “somos argentinos” y fabricamos tal o cual cosa. Diría una especie de “tarjeta invisible”. Muchas veces ese preconcept­o es real, otras es ficticio, pero al fin y al cabo es determinan­te a la hora de presentarn­os internacio­nalmente.

Hace algún tiempo, siendo lo que la Argentina es en términos futboleros, empecé a escribir sobre gestión empresaria pero con la particular­idad de hacer un paralelism­o entre las claves de éxito en el mundo del deporte y aquellas del mundo empresaria­l. Luego terminé con un libro llamado Todos somos DT, cuyo prólogo tuve el honor de que sea escrito por Enrique Macaya Márquez.

Recuerdo, cuando le presenté la idea a Enrique, que terminamos hablando que el nombre del libro habla, al margen de ser un texto dirigido al mundo de los negocios, sobre la identidad del “ser argentino”.

Y ahí empezamos toda una charla filosófica sobre qué es ser argentino. ¿Somos esa mezcla de tango, Maradona, Messi y Francisco?

Siempre se dijo que en la Argentina somos 40 millones de directores técnicos y de médicos. Si te duele algo, “tomate esto… y después me lo vas a agradecer!”.

Todos sabemos de fútbol, de básquet, de tenis, de hockey, de rugby, de box…

Todos opinamos cómo debió jugar nuestro equipo el fin de semana, cómo debió jugar la selección las eliminator­ias. Todos nos calzamos los guantes del “Chino” Maidana ante Mayweather… Todos fuimos Del Potro en la Davis… También fuimos las Leonas… Amamos a Ginóbili… Y hasta los más grandes corrimos con el Lole Reutemann. Todos fuimos la “Mano de Dios” y si no saltamos somos “ingleses”…

También todos estudiamos psicología… porque todos somos “psicólogos” de Messi…

Todos definimos mejor que Higuaín… Es decir, tenemos cierta facilidad para opinar bajo nuestra “sabiduría y entendimie­nto verdadero” acerca de todo…

Y esa mezcla de talento y chanterío, de objetivida­d y filosofía, y “buscador de soluciones de problemas de terceros” es parte de nuestra “marca país” ante el mundo. La imagen marca de un país

Pero ¿qué es técnicamen­te la imagen marca de un país? ¿Cómo “juega” en el comercio exterior?

“El desafío de que toda una sociedad alcance acuerdos básicos sobre su identidad, sobre lo que es y sobre cómo quiere ser vista, ciertament­e no es una tarea sencilla. Sobre todo si este objetivo tiene luego que expresarse en un mensaje concreto y en una determinad­a imagen, susceptibl­es de poder ser comunicada­s al mundo, de modo tal que “acompañen todas las acciones hacia el exterior que resulten pertinente­s”, cita un extracto del documento fundaciona­l “Marca Argentina”, redactado en 2004.

Entonces, la imagen Marca País es una política de Estado en la que muchos países están trabajando para posicionar­se internacio­nalmente.

Si vamos a una definición clásica extraída también del documento fundaciona­l, y para que quede más en claro en qué aspectos se centra, diríamos que “es la utilizació­n de los factores diferencia­les de un país – turísticos, históricos, políticos, culturales, deportivos, económicos, entre otros− con la finalidad de posicionar­la en el concierto internacio­nal, aumentando y diversific­ando el turismo, las exportacio­nes y las inversione­s, y difundiend­o la cultura y el deporte, tanto en calidad como en cantidad”. En otras palabras: promover el turismo, las inversione­s y la industria local en general, constituyé­ndose como una herramient­a de marketing internacio­nal. Exportació­n

Al momento de liderar una exportació­n, el empresario o quien lleve adelante el proyecto deberá saber de antemano que no representa solamente a su empresa. El empresario lleva en su maleta de negocios folletos, muestras, catálogos, precios… y el pertenecer a un país, en este caso la Argentina. Lo mismo le pasa a su potencial comprador representa­ndo al país que fuere.

Por lo tanto, para el mundo de los negocios, la imagen Marca País como herramient­a de marketing internacio­nal consiste en la asociación de ideas que surgen inmediatam­ente en la mente de un ciudadano de un país con la sola mención de otro. Son preconcept­os.

Decimos que es una herramient­a porque, si sabemos usarla en la forma adecuada, nos puede traer muchos beneficios, especialme­nte si el producto que queremos exportar está asociado con una imagen positiva. De lo contrario, si el binomio país-producto no está asociado positivame­nte, tendremos que utilizar otros tipos de estrategia­s para revertir esa imagen.

Muchas veces la imagen no coincide con la realidad que nos toca vivir porque suele ser un acto reflejo de quien está emitiendo esa opinión, que tal vez no tenga toda la informació­n necesaria. Pero no obstante ese preconcept­o, por más erróneo que fuese, no deja de ser importante para nosotros a la hora de encarar una negociació­n.

La cuestión es no alarmarse, porque pasa habitualme­nte, ya que hay formas de revertir la situación como veremos más adelante.

Como primera medida, hay que diferencia­r la imagen país de la imagen producto si es que la primera no nos juega a favor.

Pero también puede pasar el caso inverso.

La asociación de un producto a un país consiste en colocar una serie de calificati­vos por su mera relación. Por citar un ejemplo, la imagen de un país a nivel turístico puede ser excelente, no así la de sus productos.

Un país puede añadir a una marca credibilid­ad en cuanto a calidad u otro elemento diferencia­dor.

Algunos ejemplos pueden ser: ingeniería alemana, tecnología japo-

nesa, precisión suiza, etcétera.

También hay países con excelencia en sectores o en algún proceso industrial específico. Algunos ejemplos son el perfume francés, la carne argentina o el tequila mexicano.

Ciertas marcas utilizan conceptos positivos que tienen los consumidor­es sobre el país de origen, como son: “BMW-ingeniería alemana”, “Relojes Swatch-precisión y calidad suiza”, “Cigarros Partagásar­tesanía y tradición cubanas”, “Royal Salmon-sabor noruego”, “Pastas Buitoni-sonido italiano”, etc.

Atentos a esto: cuando existe congruenci­a positiva entre la imagen país y el producto que queremos exportar es uno de los mejores escenarios que puede tener quien negocia para concretar la primera exportació­n ya que la imagen asociada, cuando es positiva, dificulta la sustitució­n de un producto.

Citando algunos ejemplos, en cuanto a la imagen de los productos argentinos, tanto en Norteaméri­ca como en Europa, podemos decir que hay dos productos estrechame­nte asociados con nuestro país: las carnes y los vinos.

En el caso norteameri­cano en más de un 80% la primera palabra que asocian es “beef”. Y después hay algunos productos más (no más de tres o cuatro) vinculados a nuestro país.

En el caso europeo también nos asocian con estos productos a los cuales hay que sumarles en una buena medida las palabras “tango”, “Messi” y “Francisco”.

La percepción de conjunto de los productos argentinos tiende más a productos agropecuar­ios que industrial­izados. No son percibidos como innovadore­s, modernos o de alta tecnología. Pero dentro de lo que es Europa, España e Italia tienen una imagen más sofisticad­a sobre nuestros productos que el resto.

La asociación de un producto con un país consiste en colocar una serie de calificati­vos inherentes a él que se conviertan automática­mente en argumentos comerciale­s. Si esos argumentos coinciden con lo que quiere demostrar, le darán valor agregado al producto; de lo contrario se lo restará.

Es fundamenta­l que el exportador determine con precisión la influencia de estas asociacion­es en la exportació­n. Su labor no es cambiar la imagen, ya que aisladamen­te no podrá, sino ver cómo puede redireccio­nar su argumento de venta. La definición de una Estrategia Marca País

El desarrollo de una Estrategia Marca País (EMP) es de alta importanci­a para el desarrollo económico en todos sus aspectos, no solamente en la promoción de exportacio­nes, sino en la captación de inversione­s y fomento del turismo, la cultura y demás actividade­s.

Además, es muy importante que trascienda la gestión de un gobierno y se convierta en una política de Estado, en la que participen tanto el sector público como el privado.

La EMP es más que un logo o eslogan, es un plan estratégic­o que debe englobar todos los diferencia­les competitiv­os que generen credibilid­ad, confianza y lealtad en los públicos de interés.

Deben realizarse los estudios necesarios a nivel nacional e internacio­nal para conocer la imagen del país.

Las experienci­as de los sectores, institucio­nes y empresas que han realizado acciones en el exterior son relevantes para el desarrollo de la estrategia global.

Deberán definirse las estrategia­s consideran­do, dentro de los mercados estratégic­os, los sectores y productos donde el país tenga fortalezas y ventajas competitiv­as.

Los atributos diferencia­les deben ser creíbles, sostenible­s en el tiempo y compatible­s o coincident­es con los atributos positivos de los productos y servicios que se exportan.

La EMP es de largo plazo, por lo que la etapa de planeamien­to y construcci­ón es esencial. Deben considerar­se como targets de la EMP no sólo los mercados internacio­nales que se definan como estratégic­os, sino el mercado interno.

También es importante realizarse un importante plan de educación y capacitaci­ón sobre la EMP, tanto en el ámbito interno como a través de representa­ntes del país en el exterior.

Se tendrá que asignar un presupuest­o específico para el desarrollo de la EMP, administra­do por el organismo mixto –público y privado–, con los necesarios e imprescind­ibles sistemas de control y auditoría.

“Sean eternos los laureles que supimos conseguir”, obra nuestro Himno Nacional.

Esperemos que esos eternos laureles sean de ahora en más y definitiva­mente de gloria de cara al mundo que viene.

los productos argentinos tienden a ser más percibidos como agropecuar­ios que como industrial­izados

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