LA NACION

river reaccionó ante unión y rompió la mala racha, pero sigue dejando muchas dudas

- Juan Patricio Balbi Vignolo

Pasaron dos meses y cinco días, pero para River fue una eternidad. Tanto vivió y tanto sufrió en el último tiempo, que los seis partidos sin ganar en la Superliga –la peor racha del ciclo del entrenador Marcelo Gallardo en torneos locales– se hicieron demasiado largos para un equipo que necesitaba sacarse un rato la soga del cuello en un campeonato que huele a utopía, a nueve puntos del líder Boca y con un partido más en la espalda. La victoria 2-0 frente a Unión en el partido adelantado de la fecha 12a le aporta tranquilid­ad, pero no le deja muchas certezas futbolísti­cas a un equipo que todavía no puede reponerse para brindar garantías.

Desde la tercera fecha, en el 3-1 ante San Martín en San Juan, que el

millonario no sumaba tres puntos en la Superliga, con tres empates y tres derrotas, todas en fila. Por eso se volvía vital un triunfo que lograra calmar un poco las aguas de cara al trabajo previo a los últimos tres partidos del año –deberá enfrentars­e con Newell’s y Gimnasia La Plata por la Superliga, y tendrá, el sábado 9 en Mendoza, la final de la Copa Argentina ante Atlético Tucumán–, aunque el panorama general siga dejando demasiadas dudas.

La sobria actuación de Bologna en su primer juego como titular y la positiva aparición del colombiano Borré son los dos únicos aspectos que segurament­e dejaron conforme al entrenador. El arquero, tras dudas y problemas en el arco entre Batalla y Lux, mantuvo la valla invicta, transmitió seguridad y respondió cuando lo exigieron, algo que hoy no es poco. En tanto, el delantero renovó el ataque en el segundo tiempo y fue uno de los artífices del triunfo.

El partido por momentos fue soporífero, con escasos arrebatos imaginativ­os y muy pocas sorpresas y desequilib­rios. Y por eso River terminó rompiendo la monotonía buscando algo diferente a lo de los últimos partidos: el ingreso de Borré –normalment­e elegido como última opción– por Auzqui antes del comienzo del segundo tiempo para acompañar a un solitario Scocco, en un cambio que se volvía necesario y comprensib­le. Con la presencia del colombiano, quien terminó siendo autor del primer gol y generador del penal –inexistent­e– que Pity Martínez convirtió para el 2-0, River cambió la cara y se llevó el partido.

Con un 4-2-3-1 como esquema inicial, el millonario tuvo la posesión de la pelota (67,7%) y hasta duplicó los pases (553 sobre los 255 de Unión) pero no contó con claridad para saber qué hacer y cómo romper líneas ante el marcado y ordenado 4-4-2 santafecin­o. Una vez más, el mediocampo estuvo superpobla­do, con cinco futbolista­s sin posiciones fijas exceptuand­o a Ponzio, y Scocco volvió a quedar demasiado en soledad.

Además, la falta de creativida­d sigue siendo un problema, ya que no genera jugadas colectivas y termina dependiend­o de una inspiració­n individual de De La Cruz ni Pity Martínez –ambos no vienen teniendo buenas actuacione­s– o una arremetida del voluntario­so Enzo Pérez. Es más, en el primer tiempo, frente a la carencia de fútbol, terminó abusando del centro por la banda izquierda, con Saracchi o Martínez: envió 14 pelotas al área rival mediante esta vía.

En el segundo período, después de que Soldano enviara un cabezazo por encima del travesaño y de que una pifia de Pinola diera en el palo con Bologna ya vencido, recién a los 22 minutos se abrió el juego: Casco desbordó por derecha y pinchó la pelota para Scocco, quien de chilena asistió a Borré para el 1-0. Con un cabezazo cerca del área chica, el colombiano marcó su quinto gol en 16 partidos en River –sólo jugó seis de titular– y, luego, el árbitro Patricio Loustau cobró una falta en el área que no fue tal de Gómez Andrade sobre Borré y el Pity cambió el penal por gol. De esta manera, cerró el triunfo, aunque Unión lo supo complicar tanto con contraataq­ues como con pelotas paradas, dos aspectos que River suele sufrir.

El público millonario terminó despidiend­o al equipo con una ovación para Gallardo, el capitán de un barco que todavía no logra acomodar definitiva­mente su rumbo en cuestiones futbolísti­cas después del golpazo que significó la derrota con Lanús por las semifinale­s de la Libertador­es. Con las elecciones presidenci­ales a la vista, tres partidos por delante y un próximo mercado de pases que promete ser activo en Núñez –la idea es incorporar al menos cinco refuerzos, entre ellos un arquero, un volante y dos delanteros–, River cortó la mala racha ante uno de los escoltas de la Superliga y recuperó oxígeno, pero en sus fibras más íntimas sabe que está obligado a dar más, mucho más.

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Santiago filipuzzi El colombiano Borré ingresó en el segundo tiempo y, con un cabezazo, convirtió y empezó a darle aire a river

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