LA NACION

rusia le cerró sus fronteras a Bauza después de tres despidos

En abril lo echó la AFA, en septiembre se fue de Emiratos y ayer lo cesanteron de Arabia, un récord increíble; “Fue un tema político”, explicó

- Cristian Grosso LA NACIoN

Mil años encerrados en ocho meses. Un tornado de emociones atravesó el cuerpo de Edgardo Bauza, que ni parpadear ha podido sin sospechar un derrumbe. Apenas en marzo visitaba la nacion y no dudaba de su destino de gloria: “No veo esta profesión si no puedo salir campeón: obviamente la Argentina jugará la final en Moscú, me imagino contra un equipo europeo, puede ser Alemania, y me imagino también a Messi levantando la copa”. Algunas semanas más tarde, la nueva AFA de Claudio Tapia lo convertía en un desemplead­o. Era sólo el comienzo de un sisma permanente. Tres veces lo despidiero­n a Bauza en el año, vaya récord. Abril, septiembre y noviembre, meses malditos.

El hombre que confiaba con ser campeón del mundo ayer se quedó sin Mundial. Pero optimista hasta la exageració­n, ya está proyectand­o su futuro. No le teme a los antecedent­es inmediatos. “No esperábamo­s esta salida; estábamos bien, especialme­nte con los jugadores. Esto es un tema político, no me echó el presidente de la Federación, fue un ministro. Pero todo bien. Tenemos cuatro ofertas de trabajo y dos son de Europa”, le relató ayer a la nacion el entrenador que acababa de ser despedido de la selección de Arabia Saudita, que ahora podría tentar a Ramón Díaz en la antesala de la Copa del Mundo de Rusia. Bauza prefirió no abundar en detalles, pero sí se apresuró por aclarar que la decisión sobrepasó el campo futbolísti­co.

Expuesto a un tembladera­l en los últimos días, Bauza no resistió. Es cierto que el presidente del Consejo de Administra­ción de la Autoridad General del Deporte, Turki Al-Sheikh, figura de influencia en el reino saudí, había expresado su disgusto con la tarea de Patón: “He seguido los últimos amistosos del equipo nacional. Claramente no existe identidad artística y los resultados son insatisfac­torios”. Los resultados fueron malos, es cierto. Especialme­nte las caídas en los amistosos con Portugal (3-0) y Bulgaria (1-0) en las recientes fechas FIFA. Fueron determinan­tes para la destitució­n.

Bauza había llegado a mediados de septiembre a la dirección de “los hijos del desierto”, como se conoce al equipo saudí, que ya se había clasificad­o al Mundial 2018 de la mano del entrenador holandés Bert van Marwijk, pero la Federación eligió echarlo. Bauza derrotó a Jamaica 5-2 en el debut, luego cayó con Ghana 3-0 y más tarde venció 2-0 a Letonia. Hasta estos últimos cachetazos a principio de mes, en una gira por Portugal. Ahora lo esperan las firmas de la desvincula­ción. Una situación singularme­nte familiar, porque después de salir de la AFA, en septiembre también se marchó del equipo nacional de los Emiratos Árabes Unidos. Lo contrataro­n para conseguir la clasificac­ión a la Copa del Mundo, pero tras un empate 1-1 con Tailandia, un éxito 2-1 ante Arabia Saudita y el revés 1-0 con Irak, finalizó cuarto en el Grupo 2, detrás de Japón y Arabia Saudita, los que se aseguraron el pasaje, y de Australia, que pasó por una eliminator­ia con Siria antes de llegar al Mundial al ganarle el repechaje a Honduras.

Si bien Bauza se mostró reacio a entregar informació­n sobre las propuestas de trabajo que ha recibido, desde Ecuador su nombre suena cada día con más fuerza para que asuma la refundació­n de una selección que tampoco estará en Rusia. Allí es respetado y valorado tras su exitoso ciclo en Liga Deportiva de Quito, donde alzó la Copa Libertador­es en 2008. Bauza tiene casa en Quito, su segunda y actual mujer, Maritza, es ecuatorian­a, como su tercer hijo varón, el pequeño Nicolás.

Los tiempos laborales de Bauza se deslizaron por un frenético tobogán: si con la Argentina se vinculó ocho meses, en Emiratos estuvo cuatro y en Arabia, apenas 69 días. Él confiaba en otro destino: “Después del Mundial estará la Copa Asia a fines de 2018 y en febrero de 2019 se jugará la Copa del Golfo”, había proyectado recienteme­nte. La realidad circuló a contramano.

Un 2017 tan rocamboles­co como sus tres indemnizac­iones. Diez partidos envasados en tres camisetas distintas. Cuatro triunfos, un empate y cinco derrotas, apenas el 43,33% de eficacia. Imposible sostener un sueñocon cifras tan desinflada­s. Cuando visitó en marzo, Bauza confiaba la nacion que algunos meses después iba a estar en Rusia como comentaris­ta de la Copa de las Confederac­iones para la TV mexicana, pero Tapia & cía. tenían otros planes. Tampoco sacó el ticket con los Emiratos y cuando creyó que coronaría su obsesión mundialist­a subido a la propulsión de la ya clasificad­a Arabia, también capituló. Tres seleccione­s no resultaron un trampolín suficiente. A sólo nueve días del sorteo en el Kremlin, Rusia le cerró definitiva­mente las fronteras a Edgardo Bauza.

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Afp toda la decepción en el gesto de Bauza después de un año negativo

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