LA NACION

Conflicto entre YPF y Aranguren por la nafta

Precios. La empresa analiza un aumento por las subas del etanol y el crudo, y la devaluació­n

- Pablo Fernández Blanco

La exacerbaci­ón de la institucio­nalidad que propone, al menos en los papeles, la administra­ción de Mauricio Macri acaba de crear una paradoja energética. YPF, una empresa bajo el control del Estado y cuya representa­ción ejerce el ministro de Energía, Juan José Aranguren, está enfrentada con el funcionari­o por su decisión de aumentar en el último tiempo el precio de los biocombust­ibles, algo que derivará en subas de naftas.

El 23 de octubre, YPF, con un 55% del mercado, anunció un aumento de 10% en sus combustibl­es. Pero pocos días después aplicó una rebaja de 1,5% en los valores de las naftas. Esa rareza se originó en una decisión de Aranguren, que había publicado días antes en el Boletín Oficial una resolución que estipulaba un descuento de 29% en el etanol. Durante el kirchneris­mo se estipuló que las naftas locales, derivadas de los hidrocarbu­ros, se mezclen en un 12% con esa fuente de energía orgánica, por lo que su valor constituye una equis importante en la ecuación que deriva en el valor final de las naftas.

Tras el reclamo de los productore­s de biocombust­ibles, Aranguren dio parcialmen­te marcha atrás con su decisión y dispuso recortes menores en los valores de los combustibl­es orgánicos, que van del 15% al 21,1% según su origen. Fue la gota que rebalsó el vaso, dado que las petroleras ya habían dispuesto las rebajas.

“Antes de producir una modificaci­ón en los precios queremos evaluar todas las variables de la estructura de costos del combustibl­e. Tenemos también la intención de reducir las continuas oscilacion­es de precios a los consumidor­es, en este caso motivadas por un cambio de resolucion­es”, explicaron fuentes de YPF. “La nueva resolución implicará una suba de los precios de los biocombust­ibles que impactará en el precio de las naftas”, completaro­n.

En el mismo movimiento, la mayor empresa del país inició una cruzada contra los productore­s orgánicos. Sostiene que la ley de biocombust­ibles establece cupos obligatori­os a través de un mercado cerrado, constituid­o por un pequeño grupo de empresas subsidiada­s por los consumidor­es, que pagan mayores precios en los combustibl­es, y por el Estado a través de exenciones impositiva­s.

“Como muestra de la falta de competitiv­idad del sector –explicaron fuentes de la petrolera– basta señalar que, según un informe del Ministerio de Agroindust­ria del mes de septiembre, el precio del etanol base caña en la Argentina fue aproximada­mente 90% superior al de Brasil y 53% superior cuando se toma la base maíz”.

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