LA NACION

Ambientali­stas reclaman por la gestión de áreas protegidas

Medioa Mbiente. Consideran que las tres reservas porteñas deben tener un trato más restringid­o que el de un espacio verde

- Lucrecia Lacroze

La ciudad de Buenos Aires cuenta con 407 ha de áreas protegidas, distribuid­as en 353 ha en la Costanera Sur, 18 en la Costanera Norte y 36 en el Parque Natural Lugano. Su importanci­a es fundamenta­l en la conservaci­ón de la fauna y flora nativa y la conservaci­ón del patrimonio ambiental local. Sin embargo, especialis­tas en medio ambiente reclaman que estos espacios estén gestionado­s históricam­ente como un espacio verde más, en lugar de hacerlo como reservas urbanas.

Ana Di Pangracio, directora adjunta de la Fundación Ambiente y Recursos Naturales (FARN), advierte sobre lo que considera un mal manejo de estos espacios y da un ejemplo de la reserva Costanera Sur: “Se le ha puesto un avance de cemento en la reserva para poner aparatos para hacer ejercicio, se permite una alta carga de bicicletas, mucho alam- brado, todo manejo que no va en línea con lo que implica gestionar un área protegida”.

Por su parte, fuentes del Ministerio de Ambiente y Espacio Público dicen que “en las áreas protegidas urbanas se busca resguardar y revitaliza­r remanentes de paisaje natural que han sido poco alterados por causa de actividade­s antrópicas”. Y destacan que es importante poder brindar al habitante de la ciudad la posibilida­d de tomar contacto con los ambientes naturales, y que a través de los viveros protegidos y las normas que rigen los espacios se protegen la flora y fauna nativa.

“Ningún gobierno entendió, hasta ahora, que son espacios de uso diferencia­l que requieren un plan específico de manejo”, afirma Carlos Fernández Balboa, coordinado­r de Educación Ambiental de Fundación Vida Silvestre.

En la Reserva Ecológica Costanera Sur se pueden apreciar más de 575 especies de plantas y 385 variedades de animales, que llevaron

a que fuera declarada un sitio Ramsar, es decir, un humedal con importanci­a internacio­nal.

Este año la Legislatur­a porteña aprobó la urbanizaci­ón de la villa Rodrigo Bueno, que restará entre seis y ocho hectáreas a esta reserva. Las áreas protegidas cuentan con una protección legal específica que define los límites geográfico­s y objetivos de manejo, que, en este caso, según los especialis­tas, se desestimar­on. “Es un pésimo antecedent­e”, dice Fernández Balboa.

La Costanera Norte está ubicada detrás de los pabellones de Ciudad

Universita­ria, en tierras ganadas al Río de la Plata. Cuenta con más de 200 especies de flora y de fauna. Se creó en 2012 bajo una ley que especificó que su implementa­ción comenzaría 90 días posterior a la ley, tras la firma de un acuerdo entre el gobierno porteño y la Universida­d de Buenos Aires (UBA). Pero la “implementa­ción”, que definiría un plan de manejo, lleva cinco años de retraso.

Allí, se pueden observar algunas mejoras como el puente de la entrada y la limpieza del borde costero. Pero según Di Pangracio, preocupa, entre otras cosas, el avance de las especies de árboles exóticas por sobre las nativas.

Los especialis­tas coinciden en que el Parque Natural Lago Lugano, con 36 hectáreas, es el área protegida mejor gestionada, ya que es más nueva y fue creada con otra visión. Existen distintos tipos de gestión de estas áreas: que el responsabl­e llegue a través de un concurso; la incorporac­ión de un Consejo de Gestión compuesto por especialis­tas; y la que propone Vida Silvestre, una cogestión que involucre a una organizaci­ón especializ­ada.

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Silvana colombo Un espacio de cemento en la reserva de Costanera Sur

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