Ingresos Brutos: el nivel de las tasas es sólo una parte del problema
Suele decirse que las tasas de Ingresos Brutos son altísimas y que, al ser un impuesto que se paga en todas las etapas, su impacto en los costos se multiplica. Ahora, en el contexto de las reformas planteadas por el Gobierno, se propone reducir estas tasas a niveles razonables y más parecidos a los históricos.
Sin embargo, el impacto en los costos argentinos del impuesto sobre los Ingresos Brutos proviene de una combinación entre la tasa, la falta de acuerdo en la forma de distribuir lo recaudado entre las jurisdicciones y la deficiente legislación de los sistemas de retención y percepción. Así, el desorden de las provincias se traslada al sector privado como un costo.
Es cierto que las tasas son altas si las comparamos con las vigentes en cualquier otro momento de la historia, pero si sólo fuera eso, sería simplemente un dato a computar en la determinación de los costos de cada actividad.
La verdadera incertidumbre irrumpe cuando se trata de empresas o personas que deben seguir las normas del Convenio Multilateral, un acuerdo firmado por todas las provincias donde se define, básicamente, cómo distribuir los ingresos entre las jurisdicciones. Este convenio, que debería fijar criterios únicos, hoy resulta una fuente de criterios contradictorios.
Cuando una empresa radicada en la ciudad de Buenos Aires vende un producto a un cliente de Córdoba, lo entrega en un flete de la provincia de Buenos Aires, que a su vez lo llevará a Entre Ríos. Y no encuentra en el convenio una norma que le indique si la venta debe asignarla a CABA (radicación de su depósito), Córdoba (domicilio del cliente), Buenos Aires (entrega de las mercaderías) o Entre Ríos (utilización de los bienes).
Cada provincia tiene, en las normas del convenio, elementos para reclamar la venta. No hay manera de asignarla en forma inobjetable. Para peor, si se asigna a Córdoba y luego es reclamada por Entre Ríos, las provincias no se compensan entre ellas, sino que la empresa debe pagar en Entre Ríos y luego hacerle un juicio a Córdoba para que le devuelva los fondos, si es que Córdoba está de acuerdo en que la venta debía asignarse a Entre Ríos. Formas de recaudación No conforme con esto, hay que agregar que casi todas las provincias tienen regímenes de recaudación que obligan a las empresas a recaudar para el fisco, incluyendo percepciones y retenciones. Otras, además, exigen un pago por cada camión que ingresa con mercaderías. Así, hay que sumar costos de administración de estos sistemas; también los costos financieros de poner a disposición de las provincias dinero que probablemente no se cobró. Y además, anticipar fondos que generan saldos a favor que pueden superar largamente el año de impuestos.
Más aún, lo habitual es que las provincias reclamen percepciones y retenciones omitidas y, en vez de ir hacia quien debió haber pagado el impuesto, se lo piden al agente de recaudación. Entonces, es cuando las provincias cobran el mismo impuesto dos veces.
En conclusión, si se lanza la discusión sobre Ingresos Brutos no nos engañemos con pensar que es sólo la tasa lo que afecta el costo; igual de importantes son la falta de reglas claras para la asignación de los ingresos entre las provincias, la inexistencia de un mecanismo de compensación automática entre ellas y la deficiente legislación que provoca saldos a favor permanentes que no son devueltos.