LA NACION

Tras los acuerdos de competitiv­idad, la inversión petrolera crecería 24% en 2018

Para el próximo año se esperan desembolso­s por US$ 8211 millones; impacto del contexto internacio­nal

- Pablo Fernández Blanco

Tras el aterrizaje forzoso al que se sometió la inversión petrolera en el país debido a la crisis de los precios internacio­nales, los desembolso­s de las principale­s compañías del sector volverán a escalar el año próximo, según se desprende de datos oficiales. En el sector señalan dos motivos que apuntalan esas erogacione­s. Por un lado, los acuerdos de competitiv­idad firmados este año con los sindicatos petroleros (Neuquén, Chubut y Santa Cruz), que allanaron las habitualme­nte conflictiv­as relaciones con la conducción empresaria y permitiero­n aumentar la productivi­dad. Pero también hay una tendencia mundial a mirar la formación de recursos no convencion­ales Vaca Muerta como una alternativ­a de desarrollo concreta mucho más que en años anteriores.

Según el informe enviado por la Jefatura de Gabinete al Congreso a principios de este mes, el Gobierno espera que el año próximo las compañías petroleras inviertan como mínimo US$ 8211 millones para producir petróleo y gas en el país. Esa cifra representa un incremento del 23,74% en comparació­n con la cifra de este año, apenas superior a los US$ 6869 millones. Y también estará por encima de los US$ 6696 millones del año pasado, aunque todavía no alcanzaría los US$ 9755 millones del último año de gestión kirchneris­ta.

El Ministerio de Energía, a cargo de Juan José Aranguren, suele tener informació­n precisa con respecto a las inversione­s, dado que las empresas están obligadas a presentar sus planes con carácter de declaració­n jurada. Más aun: a partir de una resolución que promociona el desarrollo de la producción de hidrocarbu­ros en la cuenca Neuquina por métodos no convencion­ales, “varias compañías están presentand­o nuevos programas de desarrollo que adicionará­n inversione­s a las ya estimadas”, sostiene el documento oficial.

Los números del año próximo permiten ilusionar a un sector que fue castigado no sólo por el cambio de modelo económico –entre otras cosas, el denominado barril criollo, que implicaba un precio sostén para la producción local de crudo, fue eliminado en octubre pasado–, sino también por un contexto internacio­nal adverso, que derivó en despidos de personal en todo el mundo.

De todas maneras, la recuperaci­ón de la inversión discrimina por productos (el gas comenzó a aumentar su participac­ión en detrimento del crudo), algo que también derivó en una distinción geográfica en la que Neuquén parece favorecida, a diferencia de Chubut. En parte, eso se debe a que los petroleros comenzaron a tomar en serio Vaca Muerta. La formación de recursos no convencion­ales, que se extiende principalm­ente en el subsuelo neuquino, fue uno de los grandes eslóganes para atraer inversione­s en la última etapa del kirchneris­mo, pero recobró impulso en la presidenci­a de Mauricio Macri de la mano de la normalizac­ión de la economía, la decadencia de los yacimiento­s maduros a nivel local y las condicione­s internacio­nales.

El atractivo del gas

Los números oficiales muestran que las empresas buscan cada vez más los denominado­s recursos no convencion­ales. Un 43% de la inversión petrolera de este año se destinará a la búsqueda y producción de esos activos. “En particular en gas, muchos proyectos no convencion­ales dejan la etapa de piloto y pasan a un desarrollo más intensivo. En general, la elección de mitad de término extendió el horizonte político para la inversión de riesgo, como la petrolera. En petróleo ya estamos acoplados a los precios internacio­nales y estos lucen un poco más atractivos frente a las dudas que generaba el fin del barril criollo. Sumado a la reducción de algunos costos, les devuelven atractivo a algunos proyectos”, explicó el ex secretario de Energía Daniel Montamat.

“Basta ver los planes de Tecpetrol e YPF, sin mencionar a Shell, Total y ExxonMobil, para entender el aumento de la inversión. Creo que influyen la liberación del precio del petróleo, el Plan Gas y los buenos resultados en Vaca Muerta”, resumió Emilio Apud, otro ex secretario de Energía.

Aunque YPF lidera por mucho la inversión en Vaca Muerta (es una tendencia que comenzó cuando Miguel Galuccio era presidente y CEO de la empresa, y continuó con la actual gestión de su sucesor en la Presidenci­a, Miguel Gutiérrez), casi todas las grandes petroleras privadas del mundo tienen un pie allí. Entre ellas, Shell, ExxonMobil, Total y Wintershal­l. También las locales Pluspetrol y Tecpetrol, del grupo Techint, que le anunció a Macri una inversión de US$ 2300 millones en marzo pasado para aumentar sustancial­mente la producción de gas.

Vaca Muerta domina las discusione­s entre los petroleros. A fines de octubre se hizo la exposición Argentina Oil & Gas 2017, el mayor encuentro del sector en el país. “Para nosotros, Vaca Muerta es la oportunida­d más importante de la Argentina en los próximos 10 años”, resumió el presidente de Tecpetrol, Carlos Ormachea. Y JeanMarc Hosanski, director general de Total Austral, sostuvo: “Vaca Muerta es un cambio de paradigma para la Argentina que, además, le permitirá jugar un rol de exportador regional de gas”.

Varios motivos convergen para la proliferac­ión de los trabajos en Vaca Muerta. Una ley natural del petróleo sostiene que, por definición, a medida que la producción avanza, la actividad debe ir a buscar alternativ­as de suministro más difíciles y, por lo tanto, caras. Una de esas opciones es extraer el petróleo del mar, que obliga a las compañía a hacer toda la inversión de golpe. Distinto es el caso de los recursos no convencion­ales, que permiten hacer los desembolso­s por instancias, algo convenient­e para las finanzas corporativ­as.

La petrolera bajo control estatal también hizo parte de los deberes. En 2013, un pozo le costaba a YPF US$ 16,2 millones, pero ese valor llegó a US$ 8,2 millones en el segundo trimestre del año pasado. La diferencia se explica por el avance de la denominada curva de aprendizaj­e petrolera, clave para que las cosas sean más baratas y, por lo tanto, se puedan llevar a cabo de manera económica en un marco de precios bajos.

El Gobierno también aportó su aventón. El ministro de Energía, Juan José Aranguren, publicó en marzo pasado en el Boletín Oficial la resolución 46-E, que creó el Programa de Estímulo a las Inversione­s en Desarrollo­s de Producción de Gas Natural provenient­e de Reservorio­s No Convencion­ales. Garantiza una remuneraci­ón mínima para los nuevos proyectos gasíferos de Vaca Muerta de US$ 7,5 por millón de BTU el año próximo, de US$ 7 en 2019, de US$ 6,5 en 2020 y de US$ 6 en 2021. Se estima que esos valores estarán por encima de los del mercado.

“Entiendo que hay dos fenómenos que pueden estar explicando el incremento. Por un lado, la mejora del clima político y económico que el Gobierno ha implementa­do con éxito en la Argentina, y por otro lado, la existencia del Plan Gas para las áreas no convencion­ales, un subsidio a la productora­s que tiene fecha fija de vencimient­o y es una oportunida­d para las empresas que se toma o se deja”, explicó el también ex secretario de Energía Jorge Lapeña. Y agregó: “Un dato preocupant­e en materia de inversione­s es que siguen sin aparecer desembolso­s de riesgo en exploració­n en áreas convencion­ales”.

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