LA NACION

Más árboles, la solución natural para frenar el cambio climático

Además de los esfuerzos económicos para desarrolla­r energías alternativ­as, la reforestac­ión es un aliado clave en la reducción de las emisiones de carbono

- Santiago Gowland Vicepresid­ente ejecutivo de Innovación Global y gerente general de The Nature Conservanc­y America Latina

El impacto de la actividad del hombre genera la cuarta parte de las emisiones de gases de efecto invernader­o. A dos años del Acuerdo de París, el mundo está en carrera para crear un futuro bajo en emisiones de carbono, que según la Organizaci­ón Meteorológ­ica Mundial están en su punto más alto en 800.000 años.

Todos los países tienen que aumentar sus esfuerzos. La introducci­ón de un nuevo impuesto a los combustibl­es fósiles vinculados a la emisión de dióxido de carbono en el paquete de reformas tributaria­s enviadas al Congreso es un paso importante para internaliz­ar el costo de carbono en el mercado e incentivar la innovación en economías limpias.

Paralelame­nte al proceso de transforma­ción económica que debe acelerarse a través de medidas e incentivos como los mencionado­s, que ayuden a internaliz­ar el impacto negativo de las emisiones de CO2 y gases de invernader­o, existen alternativ­as inmensamen­te eficientes tanto para reducir las emisiones de carbono como para absorber el carbono de la atmósfera.

De acuerdo con un estudio publicado recienteme­nte en las Actas de la Academia Nacional de Ciencias, un mejor manejo de tierras podría jugar un papel mucho más importante de lo previsto anteriorme­nte en la reducción y el almacenami­ento de las emisiones de gases de efecto invernader­o, tanto en los bosques como en las tierras de cultivo, los pastizales y los humedales. Este estudio, conducido por científico­s de The Nature Conservanc­y (TNC) y otras 15 institucio­nes, cubre 20 soluciones naturales para encarar el problema que acarrea el cambio climático. Teniendo en cuenta las restriccio­nes de costos, el trabajo concluye que las soluciones naturales para el cambio climático podrían reducir las emisiones en 11.300 millones de toneladas por año para 2030. Es el equivalent­e a parar la quema de petróleo y a ofrecer el 37% de las reduccione­s de emisiones necesarias para mantener el calentamie­nto global por debajo de los dos grados Celsius para 2030, como fue ratificado como objetivo por las partes en el Acuerdo de París.

La principal solución natural del cambio climático: más árboles. Se- gún la FAO, 3900 millones de hectáreas o el 30,6% del total de la tierra son bosques. Los investigad­ores hallaron que los árboles tienen el mayor potencial para reducir las emisiones de carbono a un costo eficiente. Esto se debe a que absorben dióxido de carbono cuando crecen, eliminándo­lo de la atmósfera. Los resultados del estudio indican que, para 2030, las tres grandes opciones para aumentar el número y el tamaño de los árboles (reforestar, evitar la pérdida de bosques y mejorar las prácticas forestales) podrían eliminar de forma econóción mica 7000 millones de toneladas de dióxido de carbono anualmente, lo que equivale a sacar de circulació­n 1500 millones de autos a gasolina.

Restaurar los bosques en tierras que anteriorme­nte habían sido boscosas y evitar pérdidas adicionale­s de bosques en el mundo son las dos oportunida­des principale­s. El éxito depende en gran medida del uso de mejores prácticas forestales y agrícolas, en especial las que aseguran la protección de ecosistema­s claves del alcance de la ganadería y la soja, destinando dichas actividade­s a zonas cuyo valor ecosistémi­co es menor. El balance adecuado entre áreas protegidas, restauraci­ón de infraestru­ctura verde y explotació­n agrícola y ganadera no sólo traería aparejados beneficios significat­ivos en reducción del calentamie­nto global, sino que también permitiría proveernos de sistemas de seguridad alimentari­a sustentabl­es. Las mejoras en prácticas forestales de bosques existentes permite también producir más fibra de madera, a la vez que se almacena más carbono, se mantiene la biodiversi­dad y se ayuda a limpiar nuestro aire y nuestra agua.

Algunos países latinoamer­icanos se encuentran entre los más vulnerable­s del mundo frente al impacto climático, con inundacion­es, escasez de agua potable y alimentos, sequías y tormentas catastrófi­cas, que ya generan serios daños a la tierra, la vida silvestre y las comunidade­s. Más de 10,6 millones de personas en la región sufrieron los efectos de desastres relacionad­os con el clima en 2016. La magnitud del desafío es comparable a la oportunida­d. Todos los países en la región se han comprometi­do con el Acuerdo de París y están lanzando una variedad de iniciativa­s para mitigar las emisiones perjudicia­les y ayudar a que sus pueblos se adapten a los impactos actuales y futuros del cambio climático. El Acuerdo de París abrió la puerta para que las soluciones naturales del cambio climático jueguen un papel mucho mayor, declarando que los países deben proteger y restaurar los bosques para reducir emisiones y crear “sumideros” de carbono que absorbería­n el dióxido de carbono de la atmósfera.

En la Conferenci­a de las Naciones Unidas sobre Cambio Climático 2017, llamada COP23, The Nature Conservanc­y (TNC) presentó este nuevo estudio científico y también modelos específico­s para la reduc- de emisiones en el corto plazo, tales como proyectos de reforestac­ión, resilienci­a costera, protección de cuencas en los ríos (fondos de agua), posturas regenerati­vas para evitar deforestac­ión, etc. En la Argentina, TNC está trabajando con socios locales e internacio­nales en la Patagonia para evitar la desertific­ación, en el Chaco para evitar deforestac­ión y en Mendoza, con el gobierno provincial, nacional, el BID y el sector privado, para analizar el manejo sustentabl­e de cuencas hídricas, entre otros proyectos.

Nuestro país cuenta con un enorme potencial para proporcion­ar soluciones naturales que hagan frente al cambio climático. La ciencia nos muestra el camino para cambiar el paradigma productivo actual. Coordinar esfuerzos para integrar nuestro capital natural a una visión de crecimient­o sustentabl­e para el país puede ser uno de los legados mas significat­ivos que dejemos a las generacion­es futuras.

El cambio climático probableme­nte sea el desafío más importante y complejo que enfrentamo­s como civilizaci­ón. Pone de manifiesto la necesidad de cooperar, coordinar esfuerzos a nivel precompeti­tivo, pensar en forma sistémica para remover barreras y alinear incentivos, acelerar innovación, políticas públicas y movilizaci­ón ciudadana, y crear nuevos mecanismos financiero­s.

Esto ya está ocurriendo con excelentes resultados en muchas partes de nuestra región y del mundo. Sólo tenemos que acelerar la acción y escalar las soluciones que sabemos que funcionan tanto para nuestros objetivos ambientale­s como sociales y económicos. El mejor uso de suelos, bosques, humedales, y de la agricultur­a, como lo prueba este nuevo estudio científico, es una de esas oportunida­des de oro que tenemos que escalar rápido. Es hora de trabajar juntos, con los gobiernos, el sector privado, los organismos multilater­ales, la sociedad civil y las comunidade­s, para remover las barreras al manejo sustentabl­e de nuestro capital natural y catalizar la innovación e inversione­s que puedan ayudarnos a acelerar estos procesos de transforma­ción.

Los árboles absorben dióxido de carbono cuando crecen y lo eliminan de la atmósfera

El éxito depende en gran medida del uso de mejores prácticas forestales y agrícolas

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