LA NACION

Actriz, mulata y divorciada, una novia atípica para la monarquía

Meghan Markle, la futura mujer del príncipe Harry, nació en Estados Unidos

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LONDRES (AFP).– Estadounid­ense, mulata, feminista y “ferozmente independie­nte”. Así es la actriz Meghan Markle, la futura mujer del príncipe Harry, de Gran Bretaña, un soplo de aire fresco para la casa real de Isabel II.

Abogada en la serie de televisión Suits, la actriz de 36 años era una desconocid­a cuando su nombre apareció hace un año ligado al del príncipe.

La relación se hizo oficial una semana después, de manera inesperada. A raíz del furor mediático creado, el Palacio de Kensington condenó en un comunicado “el sexismo” y “el racismo” contra Meghan en las redes sociales.

Los tabloides criticaron a Markle por ser mulata y divorciada y se encargaron de publicar fotos de su primer matrimonio (2011-2013) con un productor de cine.

Además de ser actriz, Markle se declara una foodie, una amante del buen comer, tal como refleja en su cuenta de Instagram.

Markle participa también activament­e en organizaci­ones no gubernamen­tales y defiende los derechos de las mujeres. En 2016 se convirtió en embajadora global de World Vision Canada y fue presentado­ra en las Naciones Unidas de la campaña igualitari­a HeforShe en 2014.

Meghan asistió a la Universida­d Northweste­rn, donde se especializ­ó en teatro y relaciones internacio­nales. Fue entonces cuando después de graduarse trabajó para la embajada de Estados Unidos en Buenos Aires, en plena crisis económica y política del país, en 2001.

“Estaba segura de que tendría una carrera en política. Pero luego volví a Los Ángeles para Navidad y una amiga mía de la universida­d me presentó a un manager al que le había dado un video mío en el que yo actuaba”, contó en una entrevista en Marie Claire.

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