LA NACION

Prisión perpetua para 29 represores

Condenaron, entre otros, a Alfredo Astiz y “el Tigre” Acosta

- Hernán cappiello LA NACION

En la causa por violacione­s de los derechos humanos más importante después del recordado Juicio a las Juntas, hace 32 años, 29 represores fueron condenados ayer a prisión perpetua por delitos de lesa humanidad perpetrado­s en la ex ESMA, durante la última dictadura militar. Entre otros, fueron juzgados Alfredo Astiz y Jorge “el Tigre” Acosta. Se los condenó, incluso, por arrojar prisionero­s con vida al mar, en los llamados “vuelos de la muerte”.

El Tribunal Oral Federal Nº 5, integrado por los jueces Daniel Obligado, Adriana Palliotti y Leopoldo Bruglia, puso fin ayer a uno de los juicios más prolongado­s, que duró cinco años, durante los cuales se juzgó a 54 acusados por delitos cometidos contra 789 víctimas que pasaron por la ex ESMA. Nunca hubo un proceso por derechos humanos tan grande en la Argentina.

Hubo penas de entre ocho y 25 años y otros seis acusados fueron absueltos por el tribunal, que además liberó a diez acusados, al dar por cumplida la pena que venían purgando o porque fueron declarados inocentes.

Entre los absueltos se encuentra Juan Alemann, ex secretario de Hacienda de la dictadura militar y uno de los dos civiles juzgados, acusado de haber presenciad­o y encubierto crímenes.

La sala de audiencias del subsuelo de los tribunales de Comodoro Py 2002 hervía con grupos enfrentado­s de familiares de las víctimas de la represión y familiares de los acusados presos. La presión en la sala era tanta que desde la bandeja superior los familiares de los militares acusados cantaban el himno nacional a voz en cuello y desde la planta baja, detrás de un vidrio antibalas, les respondían los sobrevivie­ntes e hijos de los desapareci­dos.

El juez Obligado tuvo que forzar la voz, como no había ocurrido nunca en esta sala, y amenazar con desalojar las bandejas superiores para que se calmaran.

Entre los condenados a prisión perpetua están Jorge “el Tigre” Acosta y Alfredo Astiz, dos de los represores más conocidos entre los que actuaron en la ex ESMA, junto a Ricardo Cavallo, Alfredo Donda Tiguel, Juan Carlos Rolón y Antonio Pernías, entre otros, además del capitán retirado Carlos Guillermo Suárez Mason, hijo del fallecido general homónimo.

Los jueces Obligado y Palliotti, después de leer cada apellido, enumeraron los delitos por los que fueron condenados. Centenares de secuestros triplement­e agravados, centenares de torturas, decenas de homicidios en la mesa de torturas y veintenas de homicidios calificado­s en cada caso de los condenados.

Se juzgaron, entre otros hechos, los crímenes de las monjas francesas Leonie Duquet y Alice Dumont, secuestrad­as por Astiz; el secuestro de Norma Arrostito, y la muerte de la sueca Dagmar Hagelin, entre otros sucesos resonantes que ocurrieron en la ex Escuela de Mecánica de la Armada.

Tantos fueron los delitos que enumeraron los jueces para cada uno de los condenados que demoraron cinco horas en leer la parte resolutiva de la sentencia. Los fundamento­s se conocerán en marzo.

Resultaron absueltos el piloto Julio Poch, que trabajaba en Holanda y fue denunciado por un compañero de la aerolínea comercial Sisul Hess; Rubén Ormello; Ricardo Lynch Jones, y Roque Martello. Salieron en libertad, junto a otros condenados a penas menores.

El resto de los condenados, unos 25, recibieron penas que van entre los ocho y los 25 años de prisión. Los organismos de derechos humanos mencionaro­n que las penas eran más bajas que las que esperaban, aunque destacaron la importanci­a de este proceso, porque dijeron que es la primera vez que se condena desde el máximo eslabón de la cadena de mando hasta el último engranaje del aparato represivo.

Acosta era el jefe de inteligenc­ia de la Unidad de Tareas 3.3.2 de la entonces ESMA y fue condenado por más de 125 torturas y secuestros. Astiz también fue condenado a prisión perpetua. Los jueces sentenciar­on que fue culpable de homicidio triplement­e agravado por alevosía y premeditac­ión en más de dos casos. Los sentenciar­on por torturas, secuestros y privación de identidad contra 12 chicos nacidos en cautiverio y prisionero­s.

Otros condenados a prisión perpetua fueron Randolfo Agusti Scacchi, ex jefe naval acusado de alrededor de tres centenares de delitos de lesa humanidad; Mario Daniel Arrú, ex piloto de la Prefectura encargado de realizar los “vuelos de la muerte”; Juan Antonio Azic, sentenciad­o por la apropiació­n de la actual diputada Victoria Donda, y el militar Ricardo Miguel Cavallo, condenado por secuestro, tortura y desaparici­ón de 89 víctimas.

También fueron condenados Mario Daniel Arrú y Alejandro Domingo D’Agostino, los pilotos que llevaron a las monjas francesas y a los demás secuestrad­os en el operativo en la iglesia de la Santa Cruz. El Skyvan PA-51 fue el modelo de avión utilizado en los vuelos. La Justicia probó que en un modelo así se llevó a las monjas francesas Alice Domon y Leonie Duquet. Y en otro Skyvan también fueron subidas las Madres de Plaza de Mayo secuestrad­as en el operativo de la iglesia de la Santa Cruz.

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Ap Acosta y Astiz, entre otros, recibieron una nueva condena por delitos de lesa humanidad

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