LA NACION

Advertenci­as por el retraso que habría en la suba de las jubilacion­es

La movilidad sería trimestral, pero al inicio se dejaría pasar un semestre; propuestas de especialis­tas

- Silvia Stang LA NACION

El cambio en la fórmula de movilidad de los haberes es un punto central del proyecto de ley previsiona­l que al cierre de esta edición avanzaba en el Senado. Y la forma en que se prevé pasar del sistema vigente al que se propone tiene sus cuestionam­ientos.

Según el proyecto, los ajustes pasarían de ser semestrale­s a trimestral­es y se otorgarían en los meses de marzo, junio, septiembre y diciembre de cada año. La fórmula de cálculo propuesta implica sumar el 70% de la inflación acumulada en el trimestre tomado como referencia para cada caso y el 30% de la variación que hayan tenido los salarios según el Índice de la Remuneraci­ón Imponible Promedio de los Trabajador­es Estables (Ripte), publicado por el Ministerio de Trabajo.

¿Qué pasaría con el primer aumento bajo el nuevo esquema? El texto describe que sería en marzo de 2018 y que, para definir el porcentaje, se tomaría como período de referencia el trimestre de julio a septiembre de 2017. Como los datos de las variables que integran la fórmula ya están publicados, se sabe que la recomposic­ión sería de 5,7%. Y para la suba de junio se proyecta considerar lo ocurrido en el trimestre actual. A su vez, cada uno de los dos primeros trimestres de 2018 serían la referencia para los ajustes de septiembre y de diciembre.

Una objeción que se hace es que, en la transición, se estaría dejando pasar un semestre antes del primer aumento, en el inicio de un sistema que prevé ajustes trimestral­es. Y siempre las subas llegarían recién en el sexto mes posterior al cierre del período de referencia. En el Gobierno argumentan que no se deja de considerar ningún trimestre, porque el último incremento, el de septiembre pasado, respondió a lo que había ocurrido con las variables incluidas en la fórmula actual hasta junio de este año. Y entonces, sostienen, lo lógico sería comenzar a aplicar la nueva modalidad a partir de lo sucedido en julio.

Para abogados previsiona­listas consultado­s por la nacion, debería preverse un mecanismo para evitar el rezago incluido en el proyecto. Según Adrián Tróccoli, una solución sería arrancar en marzo acumulando el resultado que dé la fórmula para los dos últimos trimestres de este año y luego, para junio, tomar como período de referencia el trimestre de enero a marzo. También se adelantarí­a la referencia (respecto del proyecto) para las subas siguientes: se considerar­ía el segundo trimestre para ajustar los haberes en el mes de septiembre y el tercer trimestre para la corrección de diciembre. Se lograría, así, que la suba nominal de haberes otorgada dentro del año 2018 sea de alrededor de un 5% superior a la que prevé la iniciativa (que trasladarí­a una parte a 2019).

“Creo que sería interesant­e aplicar un mecanismo de transición entre ambos sistemas que garantice la proporcion­alidad entre los haberes y la variación del índice de precios y los salarios”, apunta el consultor Jorge García Rapp. Y sostiene que para el primer aumento debería tomarse el período transcurri­do por la norma vigente hasta ahora. Sin embargo, advierte que, por la necesidad de la efectivida­d de la medida para las cuentas públicas, “segurament­e se aplicará lo que genere más ahorro”.

En la opinión del abogado Federico Despoulis Netri, no sólo son discutible­s los tiempos en que se darán los aumentos, sobre todo en el inicio. “El problema en sí es el corto tiempo de trabajo para esta modificaci­ón y la falta de especialis­tas en el armado del proyecto”, afirma. Y agrega: “Si bien la frecuencia para dar la movilidad sería trimestral y no semestral como hasta ahora, está todavía en discusión si el cálculo es beneficios­o y si cumple con lo establecid­o por la Constituci­ón nacional, o si solamente es un parche para arreglar las cuentas del sistema”.

Una observació­n que hace Tróccoli es que, antes de dar inicio a un nuevo sistema, debería compensars­e a los jubilados por la pérdida de poder adquisitiv­o que tuvieron en 2016, cuando la inflación fue de más de 40% y los ajustes por movilidad acumularon un 31,7%. Este año, con un incremento de los precios que se estima entre 22 y 23%, la mejora de los haberes es de 28%; así, la recuperaci­ón fue parcial.

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