LA NACION

La desconfian­za rige la tensa vigilia en la ladera de la montaña

Los mapuches no dejan que nadie ingrese al predio; abajo sigue la guardia de las fuerzas de seguridad

- Maia Jastreblan­sky

la ruta 40, a unos 35 kilómetros de Bariloche, se vive una calma frágil. Con el imponente lago Mascardi como telón de fondo, en sólo 200 metros de esta zona emplazada en el Parque Nacional Nahuel Huapi ayer coincidían miembros de la comunidad mapuche Lafken Winkul Mapu con unos 15 efectivos de la Policía Federal y la Gendarmerí­a.

Tras el operativo del Grupo Albatros del pasado sábado, ahora hay una tregua. Pero pende de un hilo, porque está sujeta al rumbo que tome el juez Gustavo Villanueva y al despliegue que hizo el Ministerio de Seguridad en ocasión de las reuniones preparator­ias del G-20, que se realizarán en el distinguid­o Hotel Llao Llao.

Un pequeño grupo de mapuches que permanece encapuchad­o hace guardia en la entrada del sendero de montaña que da al territorio donde se instaló la comunidad. Formaron una pequeña barricada, con ramas, una bandera y una pequeña fogata.

El Lof está flanqueado, de un lado, por instalacio­nes de Parques Nacionales y, del otro, por el camping Suyai. Tiene una forma triangular, en un cerro ascendente que termina en el Mirador de los Piojos, instalado para apreciar el lago Mascardi y su entorno.

Los mapuches instalaron un pequeño campamento en el primer claro que se forma en el bosque, donde hay algunos árboles talados.

Días atrás los mapuches mostraban a las cámaras las heridas que recibieron el pasado sábado, también los casquillos que quedaron en el lugar. Pero ya no quieren ser fotografia­dos. Están acompañado­s por un grupo de jóvenes no mapuches que, a cara descubiert­a, apoyan su causa. “Acá hubo una cacería, no hay nada más que explicar”, repiten.

Cada tanto, los mapuche piden a los huincas (hombres blancos) que los acompañan que se retiren al otro lado de la ruta para realizar una deliberaci­ón interna. Según la comunidad mapuche, el juez les otorgó cuatro días de duelo sin medidas judiciales.

Sólo a 200 metros se encuentran apostadas las fuerzas de seguridad. Allí permanecen en una guardia ininterrum­pida cuatro camionetas de la Policía Federal Argentina y una de la Gendarmerí­a.

“Estamos acá de forma preventiva por orden del juez. Haremos lo que el magistrado ordene”, señaló uno de los efectivos consultado por posibles nuevos operativos. De tanto en tanto, uno de los móviles de seguridad se acerca al sendero que da al Lof y lo patrulla ida y vuelta, tomando imágenes.

Una de las medidas judiciales pendientes es la realizació­n de peritajes en el lugar para investigar la muerte del joven mapuche Rafael Nahuel, el pasado sábado.

Aún resta determinar de forma oficial si hubo un fuego cruzado, como asegura el Gobierno, o si sólo el Grupo Albatros portaba balas de plomo. Los peritajes balísticos arrojaron que Nahuel murió por una bala 9 mm como la que utiliza la fuerza federal.

Por ahora, Parques Nacionales sostiene la demanda por usurpación contra la comunidad Lafken Winkul Mapu. No es la misma relación que tiene con otras siete comunidade­s que viven pacíficame­nte en el Parque Nacional Nahuel Huapi y en el Parque Lanín, que consiguier­on ser aceptadas por las vías institucio­nales de la ley de tierras aborígenes.

La postura del Gobierno es que sólo se abrirá una vía institucio­nal para tratar la cuestión territoria­l con la comunidad Lafken Winkul Mapu si primero se desaloja el predio de Villa Mascardi “dentro del Estado de Derecho”.

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