LA NACION

En Córdoba, se podrá conocer la “historia viva” de Bergoglio

Está abierto al público el convento donde vivió Francisco

- Gabriela Origlia PARA LA NACION

CÓRDOBA.– En 1990, el hoy papa Francisco regresó a vivir en esta ciudad por dos años. Había estado entre 1958 y 1960 en el ya desapareci­do noviciado de la Sagrada Familia. La última vez se instaló en el cuarto número cinco de la Residencia Mayor de la Compañía de Jesús. La habitación que ocupó se podrá visitar hasta mañana en el marco de “Puertas abiertas. Jornadas de encuentro con Francisco”, que incluye una muestra, organizada por Casa Común, de 33 fotografía­s hechas en Roma en la Semana Santa de 2014 por Víctor Bugge.

“A [Jorge] Bergoglio no lo afectaron las despojadas paredes blancas ni los escasos 12 metros cuadrados de la habitación que le tocó en suerte. Era un hombre acostumbra­do a la austeridad, tal como lo prueba el testimonio de quienes lo frecuentab­an. Lo afectaron otras cosas aún más importante­s, más profundas, más oscuras. Tanto que el papa Francisco recordó aquella estadía en Córdoba, entre 1990 y 1992, como un «tiempo de oscuridad, de sombras, un momento de purificaci­ón interior»”, según relatan los cordobeses Javier Cámara y Sebastián Pfaffen en el libro Aquel Francisco.

La correspons­al de la nacion en Roma, Elisabetta Piqué, señala en Francisco. Vida y revolución (El Ateneo) los años de Bergoglio en esta ciudad: “La Compañía de Jesús está inmersa en una dura confrontac­ión interna. Bergoglio sigue teniendo gran predicamen­to en buena parte de la orden y lo eligen procurador para una congregaci­ón de la Compañía en Roma. Pero para neutraliza­rlo o, mejor dicho, «borrarlo del mapa», sus superiores deciden enviarlo como confesor a la Residencia Mayor de Córdoba, un virtual destierro”.

El 20 de mayo de 1992, en la casa de los jesuitas, recibió el nombramien­to episcopal del papa Juan Pablo II como obispo titular de Auca y auxiliar de la Arquidióce­sis de Buenos Aires.

Hasta ahora sólo se podía visitar la capilla doméstica. Por eso, esta es la oportunida­d para recorrer los pasillos del convento, acceder al primer piso donde están las imágenes de San José y de Jesús, recorrer los lugares donde rezaba Bergoglio y hasta donde ayudaba a lavar la ropa.

“Los jesuitas tenemos el don y la responsabi­lidad de vivir en esa casa, que es como un museo vivo –explica el superior de la Residencia Mayor, Ángel Rossi– y que hace casi 30 años fue la casa de Bergoglio. Ahora la abrimos por unos días para todo aquel que lo desee pueda conocer esta historia”.

La residencia, que se ubica en Caseros 127, está rodeada por la Universida­d Nacional de Córdoba y el Colegio Nacional de Monserrat. Las visitas son gratuitas. Se ruega que quienes recorran el lugar lleven algún alimento no perecedero para las obras de la Fundación Manos Abiertas.

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