LA NACION

San Lorenzo volvió a ganar y alcanzó a Boca en la punta

- Rodolfo Chisleansc­hi

Y San lorenzo va. impecable e implacable. Gana, no recibe goles y ya mira a Boca a los ojos. no parecen importarle en demasía contar con un DT interino ni los profundísi­mos baches que ofrece su juego durante lapsos demasiado largos en cada partido. lo suyo es ganar, sin entrar en muchos detalles.

Hace algunos años, la sociedad argentina se vio invadida por una moda: todo y todos deben tener su “Día de...”. no hay calendario que alcance para acomodar profesione­s, oficios, especialid­ades, subespecia­lidades, que se crean merecedore­s de un saludo. El hincha de fútbol, por supuesto, no iba a quedarse fuera del asunto.

los de San lorenzo eligieron el 30 de noviembre, recordando la fecha en que fue impedido el gerenciami­ento del club a principios de este siglo, y ayer lo festejó como es debido. Es decir, cantando y saltando en las tribunas, en su mayoría estrofas autorrefer­enciales a sus valores como hinchas, sin importarle­s gran cosa lo que devolvía el equipo desde el césped. Y en cierto modo fue comprensib­le, porque, salvo en la recta final del cotejo, lo ofrecido ante atlético de Tucumán dejó bastante que desear.

El equipo de pampa Biaggio repitió en buena medida lo realizado el sábado último frente a argentinos Juniors. Marcó en su primera llegada, aprovechan­do un buen desmarque de Gudiño a espaldas de Zárate; amagó durante un rato con lastimar alternando las posiciones de romagnoli y el ex jugador de rafaela y, a partir de eso, su juego se diluyó sin remedio. incluso se repitió el máximo momento de preocupaci­ón: el sábado hubo un penal fallado por los bichos, y ayer, un gol mal anulado a núñez.

resulta difícil entender por qué jugadores de buen pie parecen incapaces de encadenar pases que permitan al equipo controlar los partidos, dominar al rival y evitar zozobras con el simple argumento de hacerse dueño de la pelota. San lorenzo pretende un viaje directo al arco, ya sea porque es la consigna que le indican o porque desde las incansable­s tribunas se exige “jugar para adelante”, como si fuese una marca registrada del club.

la intención, sin embargo, naufraga por exceso de imprecisió­n, y así el ciclón inquieta poco y nada arriba y la libreta de anotacione­s se llena de ocasiones en contra.

con la cabeza puesta en la final por la copa argentina y varios futbolista­s no habituales titulares, atlético Tucumán fue desnudando una por una las falencias del local. las de elaboració­n, cortando con facilidad sus intentos de ataque, y las defensivas, con el manejo de acosta y núñez en el medio, las gambetas de Melo por la derecha y la potencia de affonso, un 9 difícil de aguantar, para acentuar la insegurida­d de Gonzalo rodríguez y caruzzo.

romat, núñez, Melo, Blanco, affonso, cada uno fue sumando su chance de gol para alcanzar el empate. chocaron con el arquero navarro, lejos lo mejor que mostró el provisiona­l colíder del torneo.

la ineficacia fue desinfland­o a los tucumanos y tranquiliz­ando a la gente, cada vez más convencida de que Biaggio se ganó la continuida­d en un puesto que todavía no tiene inquilino seguro.

El 2-0 desató el riquísimo repertorio de la que quizás sea la tribuna más creativa de nuestro fútbol. ayer, al fin y al cabo, era el Día del Hincha, no el Día del Juego.

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