LA NACION

vitaly mutko el jefe máximo de la copa de putin

- TEXTO Sebastián Fest ENVIADO ESPECIAL

M OSCÚ - Vitaly Mutko es un hombre increíble, a esta altura no puede haber dudas de eso. El Comité Olímpico Internacio­nal (COI) le prohibió entrar a los Juegos de Río 2016, la FIFA se lo quitó de encima como pudo, vetándolo para el Consejo, y todo indica que el martes estará en el centro de una tormenta político deportiva de proporcion­es.

Así y todo, Mutko sigue ahí. Es el máximo responsabl­e del Mundial de Rusia 2018 y vicepritra­s mer ministro del gobierno todopodero­so de Vladimir Putin. Insiste, además, en que su inglés es malo, handicap bastante convenient­e que le permite eludir las insistente­s preguntas de la prensa anglosajon­a.

Mutko, de 58 años, es un lince en las relaciones públicas, no en vano fue también presidente del Zenit de San Petersburg­o y de la federación rusa. Putin lo sostiene contra todas las críticas, y eso que las que se vienen son de proporcion­es, porque el equipo olímpico ruso en su conjunto está con un pie y medio fuera de Pyeongchan­g 2018. Para una potencia histórica de los deportes de invierno como es Rusia, la suspensión que se perfila es un golpe demoledor, aun cuando esté más que justificad­o. Es, en el fondo, inevitable tras el escándalo de los Juegos de invierno de Sochi 2014, cuando los servicios secretos rusos llegaron a agujerear las paredes del laboratori­o antidoping para cambiar mues- de orina de sus atletas por otras sin rastros de doping. Si en Rio 2016 el COI decidió que permitiría participar a una serie de atletas rusos, esta vez la amenaza pasa por excluir a Rusia al completo. Mutko, habitualme­nte risueño, no debería sonreir, porque es él el señalado como arquitecto del programa de doping de Estado en el deporte ruso, conducta que remite a los tiempos de la Unión Soviética.

La selección rusa también está señalada, pero el ex ministro de Deportes se valió de sus malas actuacione­s para negar que allí también se apele al doping: “Si así jugamos con doping imagínese cómo seríamos con doping…”.

No es una frase precisamen­te feliz, pero Mutko, el hombre de Putin para dirigir el deporte ruso, sabe que fronteras adentro mantiene la fuerza que la FIFA y el COI ya le quitaron internacio­nalmente.

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