vitaly mutko el jefe máximo de la copa de putin
M OSCÚ - Vitaly Mutko es un hombre increíble, a esta altura no puede haber dudas de eso. El Comité Olímpico Internacional (COI) le prohibió entrar a los Juegos de Río 2016, la FIFA se lo quitó de encima como pudo, vetándolo para el Consejo, y todo indica que el martes estará en el centro de una tormenta político deportiva de proporciones.
Así y todo, Mutko sigue ahí. Es el máximo responsable del Mundial de Rusia 2018 y vicepritras mer ministro del gobierno todopoderoso de Vladimir Putin. Insiste, además, en que su inglés es malo, handicap bastante conveniente que le permite eludir las insistentes preguntas de la prensa anglosajona.
Mutko, de 58 años, es un lince en las relaciones públicas, no en vano fue también presidente del Zenit de San Petersburgo y de la federación rusa. Putin lo sostiene contra todas las críticas, y eso que las que se vienen son de proporciones, porque el equipo olímpico ruso en su conjunto está con un pie y medio fuera de Pyeongchang 2018. Para una potencia histórica de los deportes de invierno como es Rusia, la suspensión que se perfila es un golpe demoledor, aun cuando esté más que justificado. Es, en el fondo, inevitable tras el escándalo de los Juegos de invierno de Sochi 2014, cuando los servicios secretos rusos llegaron a agujerear las paredes del laboratorio antidoping para cambiar mues- de orina de sus atletas por otras sin rastros de doping. Si en Rio 2016 el COI decidió que permitiría participar a una serie de atletas rusos, esta vez la amenaza pasa por excluir a Rusia al completo. Mutko, habitualmente risueño, no debería sonreir, porque es él el señalado como arquitecto del programa de doping de Estado en el deporte ruso, conducta que remite a los tiempos de la Unión Soviética.
La selección rusa también está señalada, pero el ex ministro de Deportes se valió de sus malas actuaciones para negar que allí también se apele al doping: “Si así jugamos con doping imagínese cómo seríamos con doping…”.
No es una frase precisamente feliz, pero Mutko, el hombre de Putin para dirigir el deporte ruso, sabe que fronteras adentro mantiene la fuerza que la FIFA y el COI ya le quitaron internacionalmente.