LA NACION

Aterballet­to, un elenco que va más allá de su literal oscuridad

La compañía italiana regresa al país con un tríptico que confirma su tradición en la senda contemporá­nea; paso a paso, lo que ocurrió en las últimas dos décadas

- Néstor Tirri PArA LA nAciOn

Hacía 17 años que no venía. el Aterballet­to era un asiduo visitante de los teatros porteños en los años 80 y 90, época en que el prestigios­o grupo era dirigido por Amedeo Amodio, legendario bailarín que se había hecho famoso por una perversa escena danzada en un campo de concentrac­ión del

film El portero de noche (Liliana cavani, 1974). Hay quienes aseguran haber visto tres veces, en otras tantas temporadas, la pieza Coccodrill­i in abito da sera, una fantasía del propio Amodio, que bailaban hombres de frac blanco y bellas ninfas nocturnas enfundadas en vestidos de gala con tajos, un verdadero hit concebido sobre la célebre reunión cumbre de tres guitarrist­as pesados: Al di meola, Paco de Lucía y John mcLaughlin. Ahora, con otra conducción, la

troupe regresa para actuar en el ciclo nuova Harmonia de la Fundación cultural coliseum.

el grupo había nacido en 1977 como compagnia di balletto dei Teatri dell’emilia-romagna, por iniciativa de Vittorio biagi, prestigios­o coreógrafo que pocos años después, en 1983, montó en el colón su rara versión de Romeo y

Julieta sobre Prokófiev. Amodio se incorporó dos años después, cuando asomó la nueva denominaci­ón (Aterballet­to), y se mantuvo al frente durante 18 años. después lo dirigió el talentoso mauro bigonzetti (1997/2007), por entonces un joven valor, de quien el ballet Argentino de Julio bocca interpretó alguna de sus piezas.

italia ha sabido atraer la atención del público internacio­nal con figuras trascenden­tales del ballet clásico, como carla Fracci, Luciana savignano, elisabetta Terabust o, más recienteme­nte, Alessandra Ferri, o el actual puntal del ballet del Teatro alla scala de milán, roberto bolle. en cambio (ya fuera de lo académico), en la Península no proliferar­on expresione­s actuales relevantes. el caso del Aterballet­to es único: a lo largo de 40 años ha desplegado una línea de trabajo coherente para con los cánones contemporá­neos de la danza, sea con piezas de repertorio revisitada­s (como la celebrada

La sacre, versión de bigonzetti de La consagraci­ón de la Primavera,

a partir de stravinsky), o bien con creaciones originales sobre músicas populares, en una simbiosis de bailes regionales italianos y códigos contemporá­neos.

desde hace seis temporadas, por lo demás, cada año el Aterballet­to da un salto a la Lombardía y cumple un breve ciclo en su “sede alternativ­a”, el Piccolo Teatro Giorgio strehler de milán.

“me lanzo a esta aventura creativa que involucra valores de calidad y evolución, necesarios para afrontar una representa­tividad internacio­nal”, manifestó hace unos días Gigi cristofore­tti, el nuevo director general del Aterballet­to, antes de emprender la gira que lo traerá a buenos Aires con 24 integrante­s, 16 de los cuales son bailarines. cristofore­tti, de 55 años, es un entusiasta especialis­ta en management de la cultura que antes dirigió compañías en Venecia, roma, capri y en la emiliaroma­gna. chevalier des Arts et des Lettres del ministerio de cultura de Francia, acaba de ponerse al frente de la direzione nazionale della danza de reggio emilia, que cobija a la compañía que ahora regresa a la Argentina.

“somos protagonis­tas de 80 fechas de cada año solar –apunta el director–, y las ventas comprometi­das de espectácul­os en el exterior, incluidas las programada­s para buenos Aires, se extienden hasta el primer semestre de 2019; este emprendimi­ento viene respaldado por la nueva ley de ordenamien­to del espectácul­o del ministero per i beni culturali, impulsada por el ministro dario Franceschi­ni”.

Hombre fundamenta­lmente “de gestión”, cristofore­tti confía en las orientacio­nes estéticas que imprimirá a la compañía la flamante directora artística, Pompea santoro, ex bailarina del emblemátic­o cullberg ballet de estocolmo, el que –desde 1980– dirigió el genio sueco mats ek, en cuyas obras Pompea interpretó la mayoría de los roles femeninos. en 2010 montó una Giselle en el Teatro san carlo de nápoles, siguiendo parcialmen­te el modelo no convencion­al con que la había “reciclado” su maestro ek, hasta que en septiembre de este año asumió la supervisió­n artística del Aterballet­to.

de la producción y del nivel de repertorio del grupo de reggio emilia hablan los nombres de los coreógrafo­s, que, en calidad de invitados regulares, montan allí sus obras: michele di stefano, Andonis Foniadakis, Johan inger, cristina rizzo, Giuseppe spola y dos checos notables, Jirí Pokorni y Jirí Kylián. en el programa que el Aterballet­to presentará hoy y mañana, en el coliseo porteño, figuran, precisamen­te, una pieza de spota que abrirá la velada,

Lego, con música de bosso, Johannsson y nils Frahn, y otra de inger, Bliss (2016, música de Keith Jarrett), además de una tercera, compuesta por un ex bailarín del grupo, Philippe Kratz, titulada

#hybrid (2015). si bien el lenguaje de la danza contemporá­nea apunta a una dimensión estilístic­a global, tanto quienes aplaudiero­n el Aterballet­to un cuarto de siglo atrás como los nuevos espectador­es celebrarán esta expresión del movimiento, en la que –cuanto menos– destella una marca de identidad inocultabl­emente italiana.

El elenco hace unas 80 funciones al año en todo el mundo y tiene comprometi­da ya su agenda hasta mediados de 2019

 ?? Alfredo anceschi ?? Escena de #hibrid, una de las piezas que interpreta­rá el team italiano en su escala argentina, este fin de semana
Alfredo anceschi Escena de #hibrid, una de las piezas que interpreta­rá el team italiano en su escala argentina, este fin de semana

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