LA NACION

Maduro se prueba el traje de gurú financiero: presentó el petro, una criptomone­da

Dijo que ayudará a superar la falta de liquidez y la caída del bolívar; un líder opositor rechazó el diálogo con el gobierno

- Daniel Lozano

CARACAS.– El presidente venezolano sacó de su galera política dos sorpresas durante su programa televisivo de los domingos. La primera, la creación de una criptomone­da que tomó por sorpresa a todo el país; la segunda, tendió una nueva trampa a la oposición pocas horas después de finalizar la cumbre en Santo Domingo, sin acuerdo final, pero con “avances significat­ivos”.

“Venezuela crea el petro, una criptomone­da para realizar sus transaccio­nes financiera­s y buscar nuevas formas de financiami­ento. Nos incorporam­os al mundo del siglo XXI”, aseguró el presidente, quien añadió que la nueva moneda estaría respaldada por las reservas de petróleo, oro, gas y diamantes.

Esas afirmacion­es descolocar­on a los expertos en la materia, incluidos los llamados “mineros”, que proliferar­on en Venezuela por el bajo costo de la energía eléctrica. Varios de ellos fueron perseguido­s, incluso cumplieron penas de cárcel. Las criptomone­das se rigen por el libre mercado y tienen cotización en divisas. Con el petro, el chavismo pretenderí­a romper el bloqueo que aseguran sufrir. Pero los especialis­tas temen la creación de una peligrosa burbuja monetaria.

La iniciativa de Maduro se presentó horas después de que el bitcoin, la criptodivi­sa más famosa, creada en 2009, perdió el viernes 20% de su valor en esa sola jornada.

Entre sorpresa y sorpresa, Maduro no dudó en jugar con ventaja contra la oposición. El primer mandatario invitó a Julio Borges, presidente del Parlamento y jefe de su delegación de la Unidad Democrátic­a, a una reunión para discutir “lo acordado” en la capital caribeña. Una invitación-trampa realizada a espaldas del proceso abierto, ya que se programó para el 15 de este mes la siguiente ronda de negociacio­nes ante facilitado­res internacio­nales y en el territorio neutral de la República Dominicana.

En Santo Domingo no se llegó a ningún acuerdo y sólo se avanzó en un borrador con propuestas avaladas internacio­nal mente, que cada parte debe discutir internamen­te y que queda en manos del presidente dominicano, Danilo Medina. En este marco no se contempló ningún diálogo con el presidente.

“Seré el hombre más feliz del planeta si el Niño Jesús me regala esta reunión”, aseguró vehemente. La respuesta de Borges fue contundent­e: “Nuestro interés no es atender sus invitacion­es, sino lograr un acuerdo donde se trace una ruta de futuro para Venezuela que incluya comida, medicinas y voto libre. Hoy con los cancillere­s de la región tenemos una fecha y una agenda para la próxima reunión ”.

El presidente de la Asamblea Nacional echó en cara a Maduro su resistenci­a a la ayuda humanitari­a.

El nuevo desencuent­ro refleja a la perfección la situación política del país. Mientras los revolucion­arios escenifica­ban de forma forzada su alborozo y alegría por las negociacio­nes en Santo Domingo, la oposición mantenía su escepticis­mo. Hace sólo un año, en parecidas circunstan­cias, el gobierno de Caracas incumplió lo acordado en presencia del Vaticano, provocando el reproche de Pietro Parolin, secretario de Estado del papa Francisco.

Desde uno y otro lado surgieron propuestas y contraprop­uestas en torno a las condicione­s electorale­s para las presidenci­ales del año que viene y el establecim­iento urgente de un canal humanitari­o (dos palabras prohibidas para el oficialism­o) de medicinas y alimentos. Seis puntos en total, sumando la libertad de los presos políticos, el fin del secuestro legal montado contra el Parlamento, las sanciones contra los revolucion­arios y el reconocimi­ento de la Asamblea Constituye­nte.

Jorge Rodríguez, jefe del bloque gubernamen­tal, se mostró dispuesto a conceder las mismas condicione­s electorale­s que en 2015 (cuando la oposición arrasó en las parlamenta­rias) a cambio de eliminar los candados que, aseguró, les impiden realizar transaccio­nes.

Pese a este avance, Maduro volvió a insistir ayer en la necesidad de tener el carnet de la patria para votar y de “chequearse en los puntos rojos cerca de su centro de votación”. Este documento es una herramient­a de control social, obligatori­o para recibir la ayuda asistencia­l en una sociedad aplastada por la hiperinfla­ción y la escasez de lo más básico.

“La posibilida­d de que se logre algo significat­ivo es baja. El gobierno no entregará nada que ponga en riesgo el poder y eso pasa por no entregar nada en lo electoral”, sentenció a la nacion el politólogo Félix Seijas, director de Delphos.

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Nicolás Maduro

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