LA NACION

El kirchneris­mo se resiste a dejar el bloque que comanda Pichetto

El rionegrino presentará a la nueva bancada, sin el FPV

- Gustavo Ybarra LA NACION

La interna peronista en el Senado entra en una semana decisiva. El próximo 10 de diciembre deberán quedar conformado­s los bloques de la nueva Cámara alta y la incertidum­bre campea a sus anchas en la disputa que mantienen el líder de la mayoría opositora, Miguel Pichetto (Río Negro), y el sector kirchneris­ta, que pretende darle al PJ un perfil opositor más contestata­rio.

La fractura ya está dada en los hechos. Pichetto y sus aliados les comunicaro­n, durante la última reunión de bloque, la semana pasada, a los seguidores de Cristina Kirchner que deberán armar un bloque propio porque no hay lugar para que la ex presidenta se integre en la bancada que conduce el rionegrino.

La grieta peronista todavía no se cristalizó de manera formal. Todo indica que en los próximos días Pichetto presentará ante las autoridade­s del Senado la nómina de senadores que integrarán el nuevo bloque, que dejará de llamarse PJFPV para pasar a denominars­e Justiciali­sta o simplement­e PJ.

El kirchneris­mo, por su parte, se quedaría con el sello FPV, que tanto éxito le dio al matrimonio Kirchner. Aunque tampoco se descarta que Unidad Ciudadana haga su aparición en el Congreso.

Sin embargo, la demora en la oficializa­ción de la fractura refleja el estado deliberati­vo que impera en el peronismo de la Cámara alta.

Por un lado, porque el kirchneris­mo promete resistir la decisión adoptada por Pichetto. Pretenden permanecer en la bancada para dar el debate sobre el perfil que debe adoptar el peronismo en la oposición y, en última instancia, obligar al sector que lidera el rionegrino a quedar como el responsabl­e de la división.

“El senador Pichetto no tiene atribucion­es para impedir que la señora ex presidenta forme parte de nuestro bloque; si quiere, puede irse”, advirtió Marcelo Fuentes. El presidente de la Comisión de Asuntos Constituci­onales, cargo que podría perder cuando se integre la nueva composició­n de la Cámara alta, es un kirchneris­ta de paladar negro.

El kirchneris­mo también pretende discutir el perfil del PJ y critica el papel dialoguist­a con el Gobierno que asumió Pichetto en representa­ción de los gobernador­es peronistas.

“El mandato electoral que recibimos es el de ser oposición, no oficialism­o”, sostuvo Fuentes, quien dijo respetar la idea de ayudar a la gobernabil­idad. “Pero una cosa es colaborar con la gobernabil­idad y otra es cogobernar. Ahí está la confusión”, aclaró.

Dudas y malestar

Otro de los factores que mantienen en vilo al peronismo y demoran la cristaliza­ción de la fractura es el creciente malestar que existe en el sector que responde a Pichetto con el gobierno nacional.

A la falta de muñeca política demostrada por los funcionari­os del Poder Ejecutivo se suma la incomodida­d de tener que apoyar medidas impopulare­s, como la modificaci­ón de la fórmula de actualizac­ión de las jubilacion­es o los cambios en la legislació­n laboral.

Este último caso es emblemátic­o de la difícil situación en la que quedó el sector que conduce Pichetto. Las críticas de Pablo Moyano al acuerdo que la central obrera firmó con el Gobierno dejaron en claro que la CGT no tiene una posición unificada. A eso se sumó la actitud de los miembros del triunvirat­o cegetista, que se resisten a ir al Congreso a avalar la iniciativa.

Como si esto fuera poco, la situación judicial de algunos dirigentes peronistas, como el gobernador Gildo Insfrán (Formosa), suma más ruido a la interna peronista y complica las pretension­es de Pichetto de formar un bloque dispuesto a abjurar de Cristina Kirchner.

 ?? Luciano ingaramo ?? Miguel Ángel Pichetto, en las negociacio­nes de la última sesión
Luciano ingaramo Miguel Ángel Pichetto, en las negociacio­nes de la última sesión

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