Roberto Quintero. “Tuve que aceptar mi ceguera para convivir con ella”
Roberto Quintero acababa de perder del todo la visión cuando mataron a Liliana, su mujer, en un intento de robo con él como único testigo.
“Fue un proceso derivado por la alta miopía: me operaron reiteradas veces hasta que ya no se pudo hacer nada. Liliana era mi sostén en todo aspecto, mi lazarillo, fue muy duro no poder reconocer la cara de su asesino”, afirma mientras se ceba un mate amargo.
Aunque el dolor por la muerte de su mujer sigue a flor de piel, subraya que logró su independencia a fuerza de una voluntad de acero.
“Primero, tuve que aceptar la ceguera: asimilar mi discapacidad para convivir con ella. Estaba enojado con la vida y eso repercutía de forma negativa en mi entorno, que sólo buscaba contenerme”, confiesa.
Por intermedio de su mujer, Roberto había conocido la Asociación Argentina de Ayuda al Ciego (ASAC), donde había comenzado a rehabilitarse y encontrar los recursos para poder afrontar la discapacidad que había adquirido en su adultez.
“Me instruyeron para ser independiente, aprendí computación para comunicarme con el mundo y me enseñaron a llevar el bastón con orgullo”, detalla. “Los profesores de movilidad, además, visitaron mi casa para enseñarme cómo manipular o enchufar las cosas, entre otras cuestiones cotidianas”.
Moverse solo
Uno de los mayores desafíos para él fue movilizarse por su cuenta sin necesitar asistencia. Sus docentes lo entrenaron para poder dirigirse desde su casa, en Monte Grande, hasta la estación de tren, y desde ahí llegar a Constitución, donde está la sede de ASAC, como también a trasladarse en colectivo. Además, adquirió habilidades para manejarse en un supermercado, una panadería o un restaurante. Sentir que iba ganando autonomía fue para él una satisfacción indescriptible.
Hoy tiene 66 años y va a ASAC dos veces por semana para hacer cursos de informática, actividades físicas y encontrarse con sus amigos para almorzar, caminar, hablar de política y compartir proyectos personales y comunes.
Junto a sus pares de la asociación, mediante una presentación que realizaron a la Comisión de Discapacidad del Congreso de la Nación, lograron que la Defensoría del Pueblo de la Nación contemplara que las personas ciegas accedan a servicios de telefonía y comunicación a un precio asequible. “Lo más importante es tener metas por cumplir y seguir adelante”, concluye mientras abre con una llave la puerta del jardín de su casa.