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La productora ejecutiva de Peppa Pig, uno de los ciclos infantiles de mayor repercusión en el mundo, pasó por Buenos Aires para contar su experiencia y revelar los secretos de un éxito televisivo global
J oan Lofts es tan vivaz para expresarse como atenta para escuchar. Tiene una manera de hablar didáctica y muy persuasiva y luce un espíritu jovial que desmiente por completo los 71 años que muestra su documento de identidad, además de una llamativa y muy juvenil cabellera rojiza. Todos estos rasgos la llevaron a no pasar jamás inadvertida durante su presencia en buenos Aires como invitada especial de las jornadas de Ventana sur consagradas a su especialidad, la animación. Lofts llegó a buenos Aires para contar la experiencia más exitosa de su carrera como productora de ciclos infantiles, Peppa Pig, la serie de trazos muy sencillos y dos dimensiones creada en 2004 y concebida para chicos en edad preescolar. Hoy se exhibe en 180 países (aquí en la Argentina aparece en la señal discovery Kids) y es uno de los mayores éxitos globales en esa materia. en Ventana sur, Lofts también integró los jurados de
pitching (proyectos en desarrollo o preproducción que buscan socios estratégicos con vistas a completar su desarrollo) para series de TV y largometrajes animados.
–¿Cómo se explica el éxito de
Peppa Pig?
–Por dos razones. La primera es que se trata de un programa muy diferente, tanto en aspecto como en sentimiento, a lo que estamos acostumbrados a ver en televisión para chicos. segundo, porque apareció en un tiempo muy específico de la vida del reino unido, en la que los padres ya no buscaban tanta imaginación o magia para el entretenimiento de los chicos. Querían más certezas en relación con los valores familiares. Y Peppa habla justamente de eso. es un programa para chicos hecho en clave de comedia que cuenta la vida cotidiana de una cerdita, de su familia, de las otras especies animales.
–¿Lo extraordinario de Peppa pasa, entonces, por contar cosas de la vida de todos los días?
–Así es. Pero lo más notable, aun con la simplicidad de sus trazos, es que se trata de un programa animado para chicos que puede ser visto por todas las edades. incluso está al alcance de los abuelos. Peppa surgió en un momento de conflictos sociales, poblaciones vulnerables, falta de trabajo y de dinero. eso lleva, como le decía, a que el público tienda a alejarse de ciertos tópicos habituales de la animación infantil y busque otra cosa.
–En los últimos años creció muchísimo el material animado que se destina a la franja preescolar, con autores interesados por las conexiones entre TV y educación. ¿Qué impresión tiene al respecto?
–Puedo hablarle primero de mi experiencia en el reino unido, donde ni la bbc ni los canales nacionales se ocupan de la educación, ni siquiera en aquellos programas en donde este tema puede aparecer de una forma velada. en realidad creen que los chicos se pasan todo el día en la escuela. También de lo que me sucedió en canadá con Peppa, que antes de emitirse pasó por las manos de un ente consultor educativo responsable de analizar todo lo que iba a integrar la programación de los canales públicos. recibimos dos páginas llenas de observaciones. nos dijeron que Peppa no era un programa adecuado para chicos, sobre todo porque el personaje del padre estaba retratado como una especie de bufón. Tenían la noción de que no era un modelo para los chicos, porque se equivocaba todo el tiempo. rechazaron el programa.
–¿Por qué decidieron hacer ese retrato paterno?
–Porque se los muestra como personas que no son perfectas. cada niño tiene un padre diferente, con sus particularidades. Y todo es cuestión de aceptar a cada uno como quien es. un chico nunca es bueno todo el tiempo. Y un padre, tampoco. Peppa tiene algo de sátira y podemos reírnos de estas cosas, pero la idea es mostrar que todos podemos funcionar bien desde nuestras diferencias. en este sentido, los guiones de Peppa son geniales.
–Usted se desempeña desde hace tiempo como consultora internacional. ¿Qué mirada tiene sobre el mundo de la animación en la actualidad?
–Lo más difícil es trabajar con contenidos para chicos de entre 6 y 10 años. no conozco ningún caso en el reino unido que haya sido en esa franja tan exitoso como para recuperar todo lo que estas producciones exigen en términos de inversión. Por eso están casi todos en manos de compañías grandes, sobre todo norteamericanas. el otro desafío es digital, porque los chicos hoy están en condiciones de armar su propia programación con el manejo que tienen de la tecnología.
–Peppa es un éxito global, como muchos otros. ¿Queda algún resquicio para desarrollar producciones para chicos que tomen en cuenta las particularidades de cada región?
–no tengo una respuesta definitiva. de lo único que estoy segura es de que Peppa ejerce una gran atracción e influencia sobre los chicos de todas partes porque las situaciones que muestra ocurren en todas partes. Allí se nota también el talento de los creadores, mark baker y neville Astley.
–Se dijo más de una vez que las interacciones entre Peppa y los otros animales expresan simbólicamente una suerte de afirmación del multiculturalismo.
–no lo creo. Peppa necesita interactuar con otras especies porque no vive sola en el mundo. si en vez de animales hubiésemos tenido seres humanos, probablemente habría sido necesario contar con personajes representativos de diferentes culturas, pero no creo que los creadores del programa hayan concebido Peppa con esa intención deliberada. esto de reflejar diferentes miradas culturales a través de un programa infantil a veces puede hacerse muy bien y otras de manera muy equivocada.