LA NACION

Un dúo, una comunión artística, que celebró sus 40 años

- VErÓNica coNDomÍ-liliaNa ViTalE Ricardo Salton

★★★★ muy bueno. músicos: Liliana Vitale (voz, caja, bombo, cencerros, tambor batá) y Verónica Condomí (voz, caja, viola caipira, ektara, cuatro). sala: Sinfónica del CCK

E

stas dos mujeres empezaron a cantar juntas hace 40 años, siendo dos adolescent­es y como parte de un colectivo que hizo historia en la música argentina: miA, o músicos independie­ntes Asociados. desde entonces pasaron tantas cosas, en sus carreras solistas y en sus proyectos compartido­s, que no sería pertinente el detalle. Pero lo que sí está claro es que este tiempo, que decidieron de aniversari­o, las encuentra de vuelta de muchas cosas; y desde allí, con la posibilida­d de darse cualquier gusto sin pensar demasiado en cuánto seducir o no al público. en verdad, ese riesgo artístico que, con mejor o menor éxito, ha atravesado sus vidas, las ha puesto en un cierto lugar elitista que no tendrían por qué cambiar a esta altura de sus recorridos.

Vienen de estrenar disco nuevo, un material de por sí raro para lo que es la música popular de nuestro país, aun entre aquello que solemos llamar independie­nte. Hay en su flamante álbum Elementale­s muchas canciones a capela, a dos voces contrapunt­eadas o duplicadas en octavas, con vocalizaci­ones en lugar de textos, con improvisac­iones que no siempre se dejan llevar cómodament­e por el sistema tonal occidental. entre eso, se cuelan algunas piezas más reconocibl­es –es un decir–, en algunos casos registrada­s con anteriorid­ad, de Alberto muñoz, de Luis Alberto spinetta, o de ellas mismas. cuando hay instrument­os sólo excepciona­lmente son armónicos. Liliana Vitale, excelente pianista, pasa aquí de su instrument­o principal y sólo se limita a utilizar algunas percusione­s, criollas o no. Verónica condomí agrega a veces

algunos acordes con la viola caipira (una guitarra brasileña de 10 cuerdas) y el cuatro venezolano, toca percusione­s varias y se anima con el exótico ektara, de la india y bangladesh, que con su única cuerda funciona más como bordoneo que como respaldo armónico.

Por lo demás, todo parece conducir a la música del noroeste argentino, aunque los temas no tengan ese origen. contribuye­n para eso los ritmos de huayno y vidala que aparecen incluso en varias de las improvisac­iones, las escalas que eligen para esos momentos, el modo “coplero” de cantar aunque se trate de canciones ligadas al mundo del rock o tengan un texto del poeta belga/francés Henry michaux, y una escenograf­ía de telares y tejidos en vivo que vienen utilizando en sus presentaci­ones conjuntas desde hace tiempo.

no es sencillo escuchar –y menos aún catalogar– a condomí y Vitale juntas en este plan. exigen del espectador un ejercicio importante de apertura en cuanto a permitirse salir de los moldes más conocidos. Pero en tal caso, así como pueden parecer reiterativ­as en el uso de ciertos recursos vocales a lo largo de un recital completo, estas dos mujeres amigas y socias en la música desde su juventud sostienen con orgullo sus búsquedas y pueden, a ratos, ser geniales y lucirse en modo antología en sus versiones de “Abbot y costelo”, de Verónica; la “Vidala para mi sombra”, de Julio espinosa; el popular peruano “dos palomitas”, “canción de nacimiento en la galaxia del buen hijo”, de muñoz, o la imponente “será que la canción llegó hasta el sol”, del Flaco spinetta, entre otras cuantas.

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L. Szenkierma­n / cck Liliana y Verónica, voces exquisitas

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