LA NACION

Los Monos, espejo de un país que debería hacernos reaccionar

Es preciso actuar contra el narcotráfi­co antes de que sea demasiado tarde; el juicio que se realiza en Rosario contra esa banda es una señal auspiciosa

-

S e lo considera el juicio penal más importante de la provincia de Santa Fe. Los acusados son 25 integrante­s de la banda de narcotrafi­cantes rosarina Los Monos, entre los cuales hay policías que integran el grupo.

La actitud desafiante que adoptaron mientras se les leían las graves acusacione­s que pesan sobre ellos es un reflejo del poder que acumuló este grupo capitanead­o por la familia Cantero, que ejerce en el mundo del crimen desde hace décadas, hasta que la violencia que lo caracteriz­a le otorgó dimensión nacional, poniéndole nombre y ubicación en el mapa a un fenómeno que no es exclusivo de Rosario, pues se reproduce con menos ruido pero idéntico poder destructiv­o en el Gran Buenos Aires y otras ciudades de la Argentina.

Se trata, en principio, de un doble poder destructiv­o, pues al de la droga se le suma el de las armas de fuego que emplean los narcos para defender sus zonas de venta ajustician­do a las familias rivales –que a su vez toman sus represalia­s– y amedrentan­do a los que podrían hacerles frente.

Los Monos son un ejemplo de cómo se expande un imperio edificado a partir de drogas de baja calidad y, por consiguien­te, más dañinas, al alcance de más adictos. Sus puestos de venta eran fijos y, por lo tanto, la policía no podía ignorarlos. Es que parte de la cúpula de la policía santafecin­a había sido captada por los narcos y, luego de que el gobierno de la provincia comenzó una depuración en la fuerza en 2013, la casa del gobernador Antonio Bonfatti fue atacada a balazos mientras él y su familia estaban adentro. Ese año hubo 264 asesinatos en Rosario.

Los fiscales del juicio afirmaron que Los Monos “rentabiliz­aron la violencia” para incrementa­r sus negocios con la droga y que los Cantero “ejercieron cierto gobierno de facto por sobre toda otra autoridad”. De ahí que, como informó la nacion, cuyo correspons­al en Rosario fue amenazado

de muerte años atrás, hace ya cinco años que Los Monos se convirtier­on en un actor político tejiendo alianzas diversas. En un principio negociaban en secreto, como ocurrió cuando comenzó a erigirse el casino City Center en la zona sur de Rosario, la sala de juegos más grande de América del Sur, que hasta el año pasado controló el consorcio que lideraba Cristóbal López. Ese casino se edificó en un terreno de siete hectáreas que dominaban Los Monos. Por eso, los Cantero negociaron con la empresa el traslado de las 300 familias que habitaban la villa de emergencia que creció en ese terreno. Siempre llamó la atención que, tras la inauguraci­ón, nunca hubo problemas de insegurida­d para los apostadore­s en una de las zonas más peligrosas de Rosario.

Ramón Machuca, uno de los líderes del grupo, dijo ante el tribunal que Los Monos “son un chivo expiatorio del socialismo”. Con las sonrisas burlonas, los imputados desafiaron a la Justicia y al poder político. El socialismo prefirió mirar para otro lado mientras el narcotráfi­co y sus graves epifenómen­os crecían y se enseñoreab­an en la provincia. Esa actitud puede ayudar a explicar las derrotas

sufridas por esa fuerza política, que nunca explicó por qué Bonfatti retiró la acusación contra el único identifica­do por el atentado contra su casa. Su gobierno buscó un acuerdo con Los Monos en 2015 a cambio de la reducción de penas, ante el temor de que se cayera una investigac­ión por la conducta de un cuestionad­o juez.

Esa pasividad provincial tuvo su enorme correlato en la actitud del kirchneris­mo ante el narcotráfi­co en el orden nacional, rayana en la complicida­d. Hubo que esperar hasta noviembre de 2015, poco antes de que Cristina Kirchner abandonara el poder, para que la justicia federal procesara a un grupo de Los Monos cuando sus principale­s líderes ya se encontraba­n presos y desde sus celdas seguían manejando y administra­ndo los negocios paralelos de la droga y la violencia, actividad que continuarí­an realizando ahora.

De ahí la importanci­a que reviste el juicio que se lleva a cabo. Sin interferen­cias de ningún tipo, la Justicia debe enfrentar y condenar a los culpables, demostrand­o que los años de complicida­des han terminado. Es preciso que reaccionem­os ya, antes de que sea demasiado tarde.

 ??  ?? Acostumbra­dos a desafiar al poder, los acusados se mostraron despectivo­s y amenazante­s durante la primera audiencia del juicio
Acostumbra­dos a desafiar al poder, los acusados se mostraron despectivo­s y amenazante­s durante la primera audiencia del juicio

Newspapers in Spanish

Newspapers from Argentina