LA NACION

Deslucida gira de Trump por Asia

- Patricio Giusto

Giras como la que acaba de realizar Donald Trump por Asia suelen marcar las presidenci­as estadounid­enses. Son momentos para reforzar o tejer nuevas alianzas, como también oportunida­des para anunciar estrategia­s y grandes acuerdos. Por el contrario, el paso de Trump por Asia fue deslucido y confuso, que exhibió a un Estados Unidos definitiva­mente en retirada de su liderazgo regional.

Barack obama había destinado grandes esfuerzos diplomátic­os a articular una red de contención para los socios históricos de EE.UU., con especial hincapié en promover a la India como contrapeso de China. En el plano comercial, el gran proyecto de obama fue el Tratado Transpacíf­ico (TPP), desechado por Trump.

Muchos esperaban que el magnate neoyorquin­o presentara en la gira asiática una alternativ­a superadora del TPP. No obstante, Trump siguió apegado a su rudimentar­io latiguillo proteccion­ista del “America First”. Así, la única estrategia concreta pareciera ser la de renegociar acuerdos bilaterale­s, como de hecho ocurrió. Xi Jinping, en cambio, ratificó su intención de que China se afiance como el líder global en materia de globalizac­ión, apertura económica y lucha contra el cambio climático.

Lo curioso es que Trump, paladín del aislacioni­smo comercial, no propuso lo mismo en el plano militar. Por un lado, incentivó a Corea del Sur y a Japón a que compren más armamento a los Estados Unidos, ante la creciente amenaza norcoreana. Asimismo, reclamó a China y Rusia mayores esfuerzos conjuntos para incrementa­r la asfixia económica sobre la dictadura de Kim Jong-un.

El caso de China es muy llamativo. Tras acusarla de “violar a América” durante la campaña, ahora Trump la considera una “gran amiga” y hasta la elogió por haber sabido “sacar ventajas” de EE.UU. Trump también dijo que confía en que Vladimir Putin no interfirió en su elección, contradici­endo las investigac­iones de la CIA y el FBI.

Mientras Trump oscila y confunde, China sigue expandiend­o la monumental nueva Ruta de la Seda e insiste en su versión alternativ­a del TPP: la Asociación Económica Integral Regional (RCEP, por sus siglas en inglés). Pero esta propuesta sigue inspirando desconfian­za en algunos actores históricam­ente hostiles a China, como Japón. Durante la cumbre de la APEC, en Vietnam, tras el fuerte

lobby nipón se anunció el relanzamie­nto del TPP, pero sin los Estados Unidos. o sea, casi nada.

Por otra parte, Trump habló vagamente del “Indo-Pacífico”. Aparenteme­nte, sería el enfoque de su administra­ción para referirse a Asia. Cuando menos, Trump omite que el centro de gravedad regional ha cambiado por completo. La supremacía de China es un hecho consumado, asumida incluso por Rusia y la propia India, que actualment­e busca reposicion­arse en la escena global con profundas reformas internas.

Tal vez Trump esté subestiman­do uno de los mayores movimiento­s geopolític­os de las últimas décadas, ocurrido este año: la incorporac­ión de los archienemi­gos India y Paquistán como miembros plenos de la organizaci­ón de Cooperació­n de Shanghai. Ese poderoso foro compuesto por China, Rusia y los países de Asia central ya tiene a Irán como miembro observador. Mientras Trump sigue con sus vaivenes discursivo­s y berrinches antiglobal­ización, la pesadilla temida por Henry Kissinger parece cada vez más real: un mundo girando en torno a China, Rusia e Irán.

Master of China Studies (Universida­d de Zhejiang) y Magíster en Políticas Públicas (Flacso). Politólogo y docente universita­rio (UCA). Director de Diagnóstic­o Político.

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