LA NACION

El consuelo de una tumba con nombre y apellido

El Gobierno comenzó a informarle­s individual­mente a los parientes de los 88 caídos que fueron identifica­dos en las islas

- Alan Soria Guadalupe LA NACION

En un clima de emoción, familiares de soldados enterrados sin nombre en el cementerio de Darwin, en las Malvinas, recibieron ayer el informe de identifica­ción de esas tumbas. “Siento una inmensa alegría por saber que mi hermano está ahí, pero también mucha tristeza porque mi mamá murió este año sin saberlo”, contó Norma Gómez (foto), tras recibir la confirmaci­ón por parte del secretario de Derechos Humanos, Claudio Avruj.

“No sé ni cómo me llamo ni cómo estoy parada”. Raquel García de Ugalde negaba con la cabeza, mientras relataba sus experienci­as de las últimas horas. Contó que se acostó a las 2 de la mañana, pero no durmió en toda la noche, devorada por la ansiedad. Pensó mucho en su marido, que murió hace años porque “no soportó la tristeza” por la muerte en combate de Daniel, su hijo. “Miraba un video de las Malvinas 14 veces por día. Yo le decía que le hacía mal, pero él decía que lo ayudaba a recordar”, explicó.

En ese momento, uno de sus hijos la interrumpi­ó, la tomó de los hombros y la acompañó hacia la puerta del Archivo Nacional de la Memoria. Ella tocó su colgante, donde pende un dije con la forma de las islas, y entró en el edificio, a la espera de una reunión que iba a darles un cierre a 35 años de espera y dolor.

El Gobierno inició ayer una serie de encuentros con familiares de los caídos en la Guerra de Malvinas, a quienes les transmitir­á durante los próximos días los resultados del cotejo de las muestras de ADN de los soldados enterrados en el cementerio de Darwin. Con esa informació­n, que surgió como resultado de una misión humanitari­a del Comité Internacio­nal de la Cruz Roja (CICR), 107 familias sabrán si sus parientes yacen enterrados allí. Hasta ahora, 88 de esos estudios dieron positivo.

El proceso es complejo y llevará varios días. Representa­ntes de la Secretaría de Derechos Humanos, psicólogos, forenses y un escribano se reunieron ayer individual­mente con ocho familias en el predio de la ex ESMA. Por la sensibilid­ad de la informació­n que se debe brindar y la extensión que puedan tener los encuentros, se dispuso que se informará a esa cantidad de parientes por día y en dos turnos.

La mayoría de esas reuniones tendrán lugar en el Archivo Nacional de la Memoria, pero en algunos casos serán los informante­s quienes se trasladará­n a donde vivan las familias.

Así ocurrirá mañana, cuando un grupo viaje a Chaco para reunirse con parientes que no pueden viajar a Buenos Aires.

Norma Gómez, hermana del soldado Eduardo, estalló en lágrimas. Poco después de fundirse en un abrazo con Claudio Avruj, el secretario de DD.HH., Gómez dijo a la nacion que sentía “una inmensa alegría por saber que mi hermano está ahí, pero también mucha tristeza porque mi mamá murió este año sin saberlo”.

Norma confirmó ayer que ella había “asumido” la muerte poco después del fin de la guerra. No había ocurrido lo mismo con parte de su familia, de Chaco, que tras el conflicto viajó a Buenos Aires y a la Patagonia para buscar a Eduardo en los hospitales. “Eso le había dado esperanza a mi mamá de que podía estar vivo en algún lugar de Malvinas”, agregó. El abrazo entre Norma y Raquel fue largo. “¿Viste? yo te dije”, le dijo Norma al oído. Las dos se enteraron ayer de que sus familiares efectivame­nte yacen en el cementerio de Darwin.

¿Cómo sigue? “No sé”, respondió Raquel en un encuentro con la prensa. Sin embargo, Norma cuenta con firmeza su plan: viajar a las islas y ponerle el nombre a la tumba de su hermano.

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Ricardo pristupluk
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RICARDO PRISTUPLUK Los familiares recibieron la informació­n en el Archivo Nacional de la Memoria

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