LA NACION

Puigdemont, en un dilema luego de que anularon su pedido de captura

El Tribunal Supremo retiró la orden enviada a Bélgica; debe decidir entre volver e ir preso o resignarse a no asumir su banca

- Martín Rodríguez Yebra CORRESPONS­AL EN ESPAñA

MADRID.– El ex presidente catalán Carles Puigdemont tiene desde ayer absoluta libertad para moverse por el mundo. Con una única excepción: si pisa suelo español será detenido y enviado a prisión por los delitos de rebelión, sedición y malversaci­ón.

En otro giro sorpresivo de la crisis que sacude a España, el juez Pablo Llerena, del Tribunal Supremo, anuló el pedido de captura internacio­nal contra el destituido líder independen­tista, con lo que se puso fin al juicio de extradició­n que se seguía en Bruselas, adonde había huido a finales de octubre.

La medida pone en jaque a Puig- demont, aunque a simple vista pudiera pensarse que lo beneficia. Al cerrarse el litigio en Bélgica, al ex presidente no le queda otra excusa para vivir en el extranjero que su voluntad de permanecer en libertad. Como al mismo tiempo es candidato en las elecciones del jueves 21, tendrá que tomar una decisión de cara a los votantes: o regresa y va a la cárcel o admite que se postula para un cargo que no ejercerá (para asumir tendría que volver a Barcelona).

Con su estancia en Bruselas buscaba que los tribunales belgas –de los más garantista­s de Europa– rechazaran la extradició­n por los delitos más graves de los que es acusado –rebelión y sedición–, ya que no están contemplad­os en la legislació­n belga. En ese caso lo habrían entregado a España con la restricció­n de que fuera juzgado sólo por los cargos más leves.

Llerena describió ese riesgo en el fallo que emitió ayer para dar de baja las órdenes de captura contra Puigdemont y los cuatro ex ministros que huyeron con él. Argumentó que de seguir ese camino, el proceso podía conducir “a respuestas contradict­orias y divergente­s para los distintos partícipes”. En su lógica no era razonable que Puigdemont, como presidente del gobierno que impulsó la fallida declaració­n de independen­cia de Cataluña el 27 de octubre, pudiera verse beneficiad­o en la investigac­ión respecto de sus subordinad­os que se quedaron en España.

Entre ellos se cuenta el ex vicepresid­ente Oriol Junqueras, al que Llerena le confirmó anteayer la medida cautelar que lo mantiene en una prisión madrileña desde principios de noviembre. Otros seis ex miembros del gobierno regional fueron liberados bajo fianza el lunes. Puigdemont, ahora, es libre de entrar y salir de Bélgica. La orden de captura sólo sigue vigente en territorio español.

La noticia trastocó el inicio de la campaña de Junts per Catalunya, el frente que encabeza Puigdemont. En el momento en que se conocía el fallo en Madrid, el ex presidente salía por Skype desde Bruselas en un acto en Barcelona. No dijo nada de su nueva condición legal. Su abogado anunció que por el momento el ex presidente seguirá en Bélgica.

En Junts per Catalunya insistían ayer en pedir el voto por Puigdemont para que pudiera regresar en libertad, como si un eventual triunfo electoral pudiera desbaratar una causa judicial en el Tribunal Supremo.

La lista de Puigdemont marcha tercera en la mayoría de las encuestas, aunque el escenario es muy volátil. En primer lugar va Esquerra Republican­a (ERC), que lleva a Junqueras como principal candidato. No está claro si ambas fuerzas –más los antisistem­a de la CUP– podrán reeditar la mayoría de bancas que tuvieron en la anterior Legislatur­a.

Lo ajustado de la disputa suma presión a Puigdemont y sus cuatro compañeros de exilio, que también son candidatos. Sus votos en el Parlamento pueden resultar vitales para formar un gobierno independen­tista, pero para eso deben viajar a Barcelona y jurar como diputados. Antes, claro, serían detenidos.

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