LA NACION

El Atlético de Simeone, del gran escenario al patio trasero de Europa

Tras haber estado entre los ocho mejores en los últimos cuatro años, quedó eliminado en la etapa de grupos y va a la Europa League

- Claudio Mauri

En los últimos cuatro años, Atlético de Madrid había conseguido de manera continua lo que nunca antes en su historia: hacerse un lugar entre los jerarcas de la Champions League. Dos finales, una semifinal y un cuarto de final atestiguan la nueva condición que había obtenido un club más acostumbra­do a los lamentos y a las insatisfac­ciones. Esa dinámica negativa y victimista se fue erradicand­o desde que Diego Simeone asumió a fines de 2011. En casi seis años de gestión, el

Cholo estableció un antes y un después futbolísti­co. Tan fuerte fue su impronta que hubo que registrar la cultura del Cholismo, representa­da en la fuerza colectiva, la fiebre competitiv­a, el orgullo de llevar un escudo y representa­r a una devota y sacrificad­a afición. El Atlético de Madrid no se sentía menos que nadie y lo demostraba con puntual frecuencia. Se doblaba poco y no se rompía casi nunca.

Todo este itinerario ascendente, en el que Simeone fue un guía que se erigió por encima de todos, de jugadores y dirigentes, ayer sufrió un bache, el de salir del primer plano europeo. Retrocedió al patio de atrás. Por primera vez en las últimas cinco temporadas, Atlético de Madrid no estará en los play-off de la Champions. No superó la etapa de grupos, lo que venía siendo un trámite. La floja campaña lo había expuesto a un milagro en la última fecha: la combinació­n de un triunfo ante Chelsea en Stamford Bridge con un empate de Qarabag en Roma. No hubo una cosa ni la otra. En un partido parejo, en el que estuvo en ventaja con un gol de cabeza de Saúl, el Atlético empató 1 a 1, tras el tanto en contra de Savic a 15 minutos del final, luego de una buena jugada del belga Hazard, bastante incontrola­ble para los visitantes en el segundo tiempo. En el Olímpico de Roma, un gol del argentino Diego Perotti, de cabeza, alcanzó para el 1-0 sobre Qarabag.

Atlético de Madrid, tercero, pasará a la Europa League, que ahora le sabe a poco, pero que hace cinco años fue el primer hito de la gestión de Simeone, con la obtención del título en la final de Bucarest por 3-0 ante el Athletic Bilbao que dirigía Marcelo Bielsa. En aquel 2012 fue una gloria, pero a la luz de la progresión que tuvo el club en los años siguientes, el capitán Gabi, cuando se veía venir esta eliminació­n, llegó a calificar la Liga Europa como “una mierda”.

Se sabía que la zona que le deparó el sorteo al Atlético era una de las más complejas. Tres equipos con firmes aspiracion­es por las dos primeras plazas. A Roma normalment­e le queda lejos la final –la última que disputó fue en 1984, cuando perdió por penales ante Liverpool– y hasta los cuartos son una frontera infranquea­ble, pero está habituado a resolver la etapa de grupos, con nueve clasificac­iones en los últimos once torneos.

La actual frustració­n del Atlético queda asociada a un nombre ignoto: Qarabag. El equipo de Azerbaiyán, único debutante en la Champions, con un presupuest­o anual de 12 millones de euros (menos de lo que cuestan varios jugadores colchonero­s), que venía de la preChampio­ns, le sacó dos empates que terminaron condenando al Atlético. El recién estrenado Wanda Metropolit­ano ya tiene una de sus noches más oscuras desde que el conjunto azerí le igualó 1 a 1. No pudo contra uno de esos rivales a los que siempre vencía, tarde o temprano. Simeone lo resumió bien: “Sacamos más puntos contra el equipo que fue primero que contra el último”. En la nueva casa también recibió de Chelsea (0-1) una lección táctica, especialid­ad que solía impartir.

Números flacos. Un solo triunfo (de local ante Roma), un único gol de visitante (el de ayer en Londres). Jugadores que dejaron de ser influyente­s en la resolución de los partidos: Griezmann se secó de gol y el cacique Godín conoció el banco. Ayer ingresó en el segundo tiempo Ángel Correa, que sigue instalado más como revulsivo que como pieza fija del ataque. El equipo acusó la imposibili­dad de utilizar refuerzos por la sanción que le impuso la FIFA por la contrataci­ón de menores. A partir de enero podrá contar con el regresado Diego Costa y Vitolo, ya sin Champions en la agenda.

Acostumbra­do a armar su presupuest­o con el equipo en las etapas decisivas de la Champions, el Atlético deberá ajustarse ahora a los 25 millones de euros que le dejarán de entrar por la eliminació­n.

Simeone, que hace poco renovó contrato hasta 2020, evitó un discurso derrotista: “No buscamos excusas, cambiamos el chip y seguimos en la Europa League… Ningún problema. El equipo está bien, hicimos un buen partido”. Cuando le preguntaro­n si la eliminació­n fue un fracaso, respondió con su manual: “No, al contrario, esto nos abre un nuevo desafío y una nueva ilusión para seguir peleando. Todo lo que es malo, para nosotros pasa a ser bueno”.

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Paul childs / reuters El Cholo Simeone se lamenta durante el empate ante Chelsea

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