LA NACION

James Corden

Cómo Carpool Karaoke está cambiando el negocio del entretenim­iento

- Texto Benjamin Svetkey | Foto Fast Company | Traducción Gabriel Zadunaisky

LLa oficina de James Corden en la cadena CBS Television City en Los Ángeles está atestada de cosas de su actividad: guiones, trofeos de premiacion­es, una nota de agradecimi­ento de una ex primera dama enmarcada. Pero hay un ítem pequeño sobre una pila de revistas en una mesa ratona de la que Corden no puede prescindir, un artefacto simple que tiene un rol clave en el orden zen de su filosofía de trabajo y vida. “Trato de tener seis o siete minutos de silencio dos veces al día, que es donde esto resulta útil”, dice, tomando un antifaz para dormir negro, del tipo que las aerolíneas regalan en primera clase. “Alguna gente lo llama meditar. Pero yo no hago ejercicios de respiració­n, no me voy a ninguna parte. Simplement­e hago esto –se pone el antifaz por unos segundos y asume una expresión de felicidad en blanco– y cuando

termino, es como que me reinicio”.

Vestido con un cárdigan y jeans y despatarra­do en el sofá de su oficina una fresca mañana de septiembre, el actor británico de 39 años convertido en anfitrión de un show de entrevista­s se ve como que estuviera muy necesitado de una siesta. Anoche se quedó levantado más allá de la medianoche grabando en un estudio de Silver Lake una canción para Peter

Rabbit, la película animada de Sony en la que hace las voces del conejo. También se está preparando para ser el anfitrión de los Grammy por segundo año consecutiv­o. Y están sus obligacion­es como productor de Fulwell 73, la compañía de producción que conduce con su mejor amigo y socio comercial, Ben Winston. Fullwell tiene oficinas por el mismo corredor donde, entre otras cosas, está creando videos cortos sobre la base de los programas de Corden por la noche, como Carpool Karaoke para Apple Music y Drop the Mic (Deje el micrófono) para TBS, más un nuevo reality show sobre el fútbol profesiona­l para YouTube, una plataforma en la que Corden tiene uno de los canales de crecimient­o más acelerado, con 12 millones de suscriptor­es que siguen aumentando.

Y está su trabajo de día: es el tipo detrás del escritorio de The Late Late Show de CBS, que se graba cuatro tardes a la semana en un escenario junto a su oficina.

“El de anfitrión de un show de entrevista­s podría ser el trabajo más fácil del mundo si uno quiere”, dice Corden, frotándose los ojos empañados. “Monólogo, la parte del escritorio, charla con un cómico, buenas noches y se acabó. Pero ese no es el tipo de show que quiero hacer. Y lo que ayuda es hacer todas estas otras cosas. Sé que si no buscara e hiciera cosas fuera de este show, perdería mi creativida­d. Y no quiero que eso suceda. Pero es agotador. Lo que he llegado a advertir es que uno tiene que tratar de estar presente donde sea que esté. No se puede pensar en mañana o la semana que viene o siquiera esta tarde. Uno tiene que ser la mejor versión de sí mismo ahora mismo. Tenga en cuenta que quien dice esto es alguien que se equivoca 25 veces al día. Sólo digo que eso es lo que trato de lograr. Es la única manera que conozco de tener éxito”. Se estira en el sofá y trata de ahogar un bostezo. “Así que nadie se crea que soy un Yoda”.

Un largo camino

La historia de cómo CBS descubrió a Corden ya es leyenda en Hollywood. El CEO de la compañía, Leslie Moonves, no había oído hablar de Corden antes del invierno boreal de 2013, cuando por casualidad lo vio representa­ndo un sirviente atribulado en una comedia de Broadway, llamada One Man, Two Guvnors (Un hombre, dos patrones), rol al que Corden, nacido en Buckingham­shire, dio origen en Londres y que terminó dándole un premio Tony. El ejecutivo de CBS se sintió tan impactado por la actuación que cuando llegó a casa lo rastreó en el buscador IMDb. No está claro si Moonves le propuso un show de entrevista­s o si fue idea de Corden. “Es un poco confuso”, reconoce Corden. “Pero se dio así”. Los dos recuerdan que Corden fue a la sede de CBS en Nueva York en abril para una reunión con Moonves, y la jefa de entretenim­iento en aquel tiempo, Nina Tassler, para hablar de su idea de un programa sobre un “tipo en Nueva York que tenía que decidir qué hacer de su vida” como lo describe Corden. Pero David Letterman acaba de anunciar su retiro de The Late Show de CBS y Stephen Colbert había sido nombrado su sucesor y de pronto la conversaci­ón en la reunión giró hacia el horario por la noche. “Creo que fue Lorne Michaels que dijo que después de anfitrión de show de entrevista­s no hay ningún otro trabajo, pero no sé si estoy de acuerdo”, dice Corden. “Creo que eso pudo haber sido así en el mundo de las cadenas lineales, pero ahora las líneas están tan desdibujad­as. Recuerdo la primera vez que viene a Los Ángeles, andando por todas partes y teniendo reuniones. La sensación era que si uno quiere hacer cine, no hace TV. Pero ahora todos están buscando un show en TV. Y ahora todos están buscando su aviso de Nespresso como George Clooney. Antes había actores de TV y actores de cine; y actores de teatro y actores de comerciale­s. Ahora sólo hay actores”, asegura.

En sus dos años como anfitrión de The Late Late Show, los ratings no han subido mucho –el programa promedia 1,32 millones de espectador­es por noche–, pero a quién le importa. Por cierto que no a Moonves. “Ya casi no miro los ratings de la noche”, insiste. “En estos tiempos lo que importa son las cifras online”.

Esas cifras son espectacul­ares, en particular para Carpool Karaoke. Los clips del sketch inmensamen­te popular de The Late Late Show, en el que Corden y varios famosos cantan mientras comparten un viaje en auto, tienen un público internacio­nal que eclipsa los shows en el entretiemp­o de la final del futbol americano, el Super Bowl. Su segmento de mayo de 2015 con Justin Bieber ha tenido 124 millones de vistas, mientras que su vuelta con Adele en enero de 2016 ha atraído unas 169 millones. Su dúo con Michelle Obama cantando la canción “Signed, Sealed, Delivered”, que tuvo más de 58 millones de views motivó la nota de agradecimi­ento que cuelga de la pared en su oficina.

“Cuando uno está tratando de armar un show como este, uno busca cosas que lo definan”, dice Corden. “‘Estamos en Los Ángeles. De lo único que habla la gente es del tráfico. ¿Se acuerdan de esas cosas que hicimos para Comic Relief con George Michael cantando en un auto? ¡Carpool Karaoke!» Pero no teníamos idea de lo popular que sería”.

El colosal tráfico en Internet del sketch da a Corden algo más que el derecho a alardear, en la nueva alquimia del negocio del entretenim­iento puede transmutar­se en oro. Las tarifas de publicidad online son mucho menores que en TV, pero el público digital masivo de Corden le da suficiente peso como para exigir una tarifa más gorda incluso en las ondas de transmisió­n a la antigua. Además hay sumas enormes a ganar por patrocinad­ores e integració­n de marcas. En el episodio de Corden de Carpool con Selena Gomez, en junio de 2016, la pareja se detuvo en un McDonald’s para comprar papas fritas y una Coca. El segmento tuvo más de 75 millones de vistas en YouTube, ofreciendo a McDonald’s mucha más exposición que si hubiese difundido un aviso en los Oscar del año pasado. Por su parte, la cadena de comidas al paso imprimió avisos de The Late Late Show en cada bolsa de papel y vaso de gaseosa por seis semanas.

“Hacemos clips, como cuando James fue a trabajar a una tienda de Old Navy por un día”, dice Winston, ofreciendo otra muestra de cómo funciona la integració­n de marcas en The Late Late Show. “Heineken patrocina nuestro bar en el set. Se puede llamar exhibición de producto, pero no es sólo que hay un producto en el escenario. Somos inteligent­es en el modo que trabajamos con los socios de marcas. Nos aseguramos de que se sienta sutil y orgánico y no una imposición a nuestro público”.

 ??  ??
 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Argentina