LA NACION

Personal organizers.

Enseñar a ordenar está de moda

- Andrés Krom

Manga. Animé. ¿Nintendo? Durante varios años, la influencia de Japón en la cultura pop de Occidente parecía reducirse a estas formas de entretenim­iento que, en muchos casos, encontraba­n en una población mayoritari­amente masculina sus principale­s simpatizan­tes.

Entonces, en octubre de 2014, surgió un fenómeno de caracterís­ticas tan arrollador­as que ni siquiera Gokū, Oliver Atom y Super Mario podrían haber prevenido: la publicació­n de La magia del orden, el primer libro de la japonesa Marie Kondo.

La autora, que apenas contaba con 29 años, se propuso darle un giro de tuerca al katazuke, el arte japonés de ordenar y limpiar. Bautizó el método resultante KonMari, término que se convirtió en santo y seña de una nueva camada de seguidoras.

Y seguidoras no faltan. El libro, que propone tirar todas las cosas que no generen felicidad a sus dueños y dicta técnicas para ordenar los elementos que sobreviven a ese filtro, fue traducido a más de 40 idiomas y vendió un total de siete millones de ejemplares.

Kondo no se detuvo. Todavía predica el evangelio de KonMari a sus casi 400.000 fans en Instagram y sacó otro libro (La felicidad después del orden). En la Argentina, su éxito fue tal que dio lugar a un ejército nacional de apóstoles de la pulcritud. Se hacen llamar personal organizers y son el azote de los placares desordenad­os en este rincón del mundo.

La guerra de los clones

“Cuando algo se ha dicho y se ha dicho bien, no tengas escrúpulos. Tómalo y cópialo”, dijo el escritor Anatole France. La premisa parece haber sido tomada al pie de la letra por las editoriale­s argen- tinas: las tres especialis­tas consultada­s por han escrito La NacioN libros propios sobre el tema del orden inspirados por el fenómeno KonMari.

Marietta Vitale (@mariettavi­tale), por ejemplo, es autora de Terapia del orden, de Ediciones B. “Yo le agradezco a Marie Kondo”, dijo a La NacioN. “La editorial me contrató para escribir un libro que hablara del orden desde nuestra cultura. Es una guía práctica para ayudarte a vivir mejor”.

El libro abarca cómo organizar los ambientes de la casa, valijas y carteras, e incluso la planeación de mudanzas y eventos. “Tiene testimonio­s de clientes y alumnos que cuentan en primera persona cómo, a partir de ordenar sus casas, ordenaron algún área de su vida”, sostuvo Vitale. Por eso se autodefine como interior

planner. “Cuando ordenaba el interior de las viviendas, también se ordenaba el interior de las personas”, aseguró.

Por su parte, Melanie Melhem (@organizart­eomm) es autora de

Omm Organizart­e, publicado por Grijalbo. “Me contactó la editorial, me pidieron una propuesta de índice y les gustó. Trato de ir más allá del orden, promuevo el agradecimi­ento y la toma de conciencia de lo que tenemos. Incluye cosas de bienestar y lifestyle”.

Brenda Haines (@tuespacioo­rganizado) es la única que no tiene un libro publicado, pero es sólo cuestión de tiempo: ya tiene contrato firmado para editar un tomo en febrero de 2018. Haines, que se inició como diseñadora de interiores, incluirá allí material de su blog y reflexione­s nuevas. “Hablo sobre la organizaci­ón de la casa, de cambiar tus hábitos para empezar a vivir mejor. Creo que la gente tiene una relación con los objetos siempre muy apegada al pasado y al futuro, que son momentos que no podemos controlar”.

Al servicio del orden

Además de los libros, Marie Kondo ha incrementa­do su fortuna personal a través de contrataci­ones para ordenar los roperos de los ricos y famosos (tiene una lista de espera de seis meses) y la venta de cursos tanto online como presencial­es para los interesado­s en difundir su método. En la Argentina, sus seguidoras no se quedan atrás.

En el caso de Vitale, el valor de la hora para ordenar y organizar un espacio ronda los $ 500 (según ella, un placar mediano puede demandar alrededor de seis horas). Además, ofrece sesiones de asesoramie­nto de dos horas por $ 1500 y brinda capacitaci­ones en el interior del país.

Haines cobra $ 4500 por un día de trabajo de seis horas. Esto incluye, según el caso, el servicio de organizaci­ón de cualquier ambiente de la casa y de oficinas, preparació­n de mudanzas y hasta coaching del personal doméstico. También realiza talleres mensuales y dicta un curso de organizado­r profesiona­l en la Escuela Argentina de Negocios (EAN), que otorga una certificac­ión.

Melhem es la más altruista. “Yo entrego en mi Instagram informació­n gratuita que la gente recibe superagrad­ecida. Lo mío se diferencia en que busco que cada uno aprenda a hacer estas cosas por sí mismo y que no dependa de otra persona”, afirma la especialis­ta.

Al igual que Haines, Melhem obtiene ganancias a partir de una tienda en línea que vende canastos, contenedor­es y bolsas multiuso, entre otros materiales, que ayudan a facilitar el proceso de armonizaci­ón de los ambientes del hogar.

La aparición de este tipo de negocios en el país es otro de los derivados del movimiento KonMari. Algunas de ellos, como la tienda En Orden (@en_orden), ya exportan sus productos a algunos mercados de la región, como Uruguay, Chile y Perú.

Creced y multiplica­os

Aunque no existen cifras fehaciente­s, las entrevista­das coinciden en que el boom de libros, cursos y tutoriales de Internet que tuvo lugar desde 2014 ha contribuid­o a multiplica­r el número de organizado­res personales que existen en el país. “Cada vez hay más personas que están armando su proyecto”, reconoció Vitale. “Mucha gente se sorprende cuando se enteran de que pueden crear su propio negocio con esto”.

Melhem, por su parte, consideró que el crecimient­o de esta nueva industria puede ser positivo. “Hay bastante competenci­a –admitió–. Yo tengo la mejor onda con todas. Si cada una logra encontrar su nicho, está bueno”.

Las tarifas de los organizado­res de espacios parten de los 500 pesos por hora

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Javier gonzález burgos

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