LA NACION

Zannini pasó el día encerrado en una delegación de la policía

No quiso ponerse el casco ni el chaleco antibalas que le ofreció la Policía Federal cuando lo apresó

- Mariela Arias

Río Gallegos.– La visita de un amigo, el encierro en una delegación de la Policía Federal cerrada con llave y un entorno de calles húmedas y vacías. Así empezó la primera mañana del ex secretario legal y técnico del kirchneris­mo Carlos Zannini tras ser detenido a la madrugada por agentes de la Policía Federal. Fue trasladado anoche a Buenos Aires.

El hombre fuerte de los Kirchner fue detenido a la madrugada en la puerta de la casa de su suegra. no se quiso poner casco ni chaleco y mantuvo la calma al momento de ser esposado, “como si supiera que eso iba a ocurrir”, comentaron testigos ocasionale­s. Fue detenido a la 1.50 por orden del juez Claudio Bonadio en el marco de la causa por el presunto encubrimie­nto de los iraníes acusados por el atentado a la AMIA. Pasó el día en la delegación de la Policía Federal ubicada a ocho cuadras de donde fue detenido. Sólo una inusual guardia periodísti­ca alteró el paisaje del vetusto edificio ubicado en la esquina de las calles Juan B. Justo y Pasteur, donde por “razones de seguridad” la misma policía mantiene la puerta cerrada con llave. Antes de las 9, el bioquímico Aldo Irazoqui, amigo de Zannini, ingresó a la dependenci­a con una bolsa de supermerca­do.

Zannini se alojó en una oficina común. no ingresó, como otros presos, en el reducido calabozo ubicado en el subsuelo de la delegación. Allí pasó sus horas, por ejemplo, el contador de la familia Kirchner, Víctor Manzanares, antes de ser trasladado hacia la cárcel de Marcos Paz. “Es una detención arbitraria, que viola las garantías constituci­onales”, dijo Baldini al retirarse después de una visita de media hora. “no soy el abogado”, aclaró, sino que sólo lo visitaba en esta instancia y dijo que Zannini tenía sus abogados en Buenos Aires. Baldini se mostró molesto con la detención de Zannini: “Es una vergüenza habitar un país con esta Justicia”.

Desde que regresó a vivir a Río Gallegos, tras ser parte de la mesa chica del gobierno de los Kirchner, Zannini sufrió escraches de vecinos y gremios. También fue expulsado de la unidad básica Los Muchachos Peronistas. Uno de los peores momentos Zannini lo vivió en abril pasado, mientras salía de un local de productos dietéticos ubicado a escasos metros de una carpa de protesta que mantenían los trabajador­es judiciales. Recibió allí un fuerte escrache de distintos trabajador­es. Al grito de “chorro”, “corrupto”, “se robaron todo”, cerca de 30 personas lo rodearon, lo responsabi­lizaron por la situación de la provincia y lo acompañaro­n caminando con bombos, insultos y cacerolas durante tres cuadras hasta que se refugió en una parrilla de Rudy Ulloa.

El año anterior había sufrido una situación similar en la caja de un supermerca­do.

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