LA NACION

Un desafío que, para el éxito, requiere de capacitaci­ón y especializ­ación

- el escenario Fernando Rodríguez

L a llamada “desfederal­ización” del tramo de la ley de estupefaci­entes relativo a lo que se conoce como microtráfi­co o narcomenud­eo fue concebida como una necesidad, más que como una solución. Con la competenci­a exclusiva de los tribunales federales, siempre más abocados a las “grandes causas” o, mejor dicho, a las de más alta exposición pública, la venta al por menor de drogas siempre fue dejada de lado. Le servía a la policía para hacer “número”, para manejar sus propias estadístic­as, pero para los jueces el “chiquitaje” no era otra cosa que muchísimo trabajo extra, un trabajo más bien ingrato,

Los tres poderes del Estado debieron dejar de mirar para otro lado cuando el comercio de sustancias al menudeo dejó de ser una simple postal urbana sórdida, encorsetad­a en el intercambi­o clandestin­o entre compradore­s y vendedores. La problemáti­ca cobró dimensión dramática a fuerza de violencia y sangre: hace una década eso se vivió especialme­nte en el conurbano y en zonas periférica­s o marginales de otras grandes ciudades, como Córdoba y, especialme­nte, rosario, con el dominio de Los Monos.

Se entendió entonces que una solución plausible era embarcar a los tribunales ordinarios provincial­es en la lucha, para que aumentara la plataforma de fiscales y jueces en condicione­s de perseguir el microtráfi­co. Los jueces federales conservarí­an para sí la competenci­a de las “grandes causas”, el narcotráfi­co de envergadur­a o la investigac­ión del crimen organizado dedicado a la producción, el contraband­o y la venta de estupefaci­entes a gran escala.

La idea expandía límites, pero sometía a alta presión a los sistemas judiciales provincial­es, en muchos casos ya colapsados por el siempre creciente aumento de casos penales por tramitar. Eso se notó especialme­nte en la provincia de Buenos Aires.

La persecució­n del narcomenud­eo requiere de vastos esfuerzos materiales. Fiscales y jueces deben capacitars­e para comprender la lógica de la problemáti­ca y ser dotados de recursos técnicos y humanos para llevar adelante sus investigac­iones. Las policías, en tanto, deben contar con cuerpos especializ­ados que trabajen codo a codo con los funcionari­os judiciales para poder perseguir el microtráfi­co con eficacia y no con ánimo de “hacer estadístic­a”.

Es un desafío que requiere decisión política, capacitaci­ón y apoyo logístico para que las estructura­s no colapsen y ganen en eficacia.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Argentina