Canales clandestinos
La laguna La Picasa constituye el paradigma de la transgresión hidráulica en nuestro país. No fue producto de una desgracia climática, por exceso de lluvias, sino de la mala acción del hombre: la construcción de canalizaciones clandestinas en perjuicio del vecino aguas abajo. Como bien sabemos, lamentablemente la impunidad suele ser una constante, por falta de acción de la Justicia o por ausencia del Estado. En este caso, sin embargo, la naturaleza actuó por sí misma, castigando al infractor. Paso a explicar: los de la cuenca media pensaron en “salvarse” mandando el agua acumulada hacia la cuenca baja con canalizaciones clandestinas. Lo que no previeron fue que lo mismo harían los de la cuenca alta, en perjuicio de la cuenca media y baja. El resultado fue el ahora conocido. De las 1500 hectáreas originales, la laguna pasó a tener la friolera de 40.000 hectáreas, con perjuicio para todos. La solución hoy no debería ser el simple desagote de agua acumulada sin tener una consideración ambiental más amplia. Además, se deberán ordenar las demoliciones de todas las canalizaciones clandestinas para restituir el equilibrio hidráulico original, si el Estado no quiere tener una avalancha de juicios. Fernando Aftalión
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