LA NACION

Protestas y disturbios por el estatus de Jerusalén

hamas llamó a una intifada por la decisión de trump; hubo choques.

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JERUSALÉN.– Las advertenci­as al presidente Donald Trump de que estaba jugando con fuego comenzaron a hacerse realidad ayer, un día después de reconocer a Jerusalén como capital de Israel, con el estallido de protestas y disturbios en los puntos calientes de los territorio­s palestinos y en la tensa frontera entre Israel y la Franja de Gaza.

Mientras subía la cuenta de heridos entre los manifestan­tes, que superó el centenar, el movimiento islamista armado de Hamas llamó a abandonar los esfuerzos de paz y lanzar una nueva intifada o levantamie­nto masivo contra Israel.

El líder de Hamas, Ismail Haniyeh, llamó a un alzamiento contra “la ocupación y el enemigo sionista”, en represalia por la decisión de Estados Unidos de validar el reclamo israelí sobre Jerusalén, que contrarió los reclamos palestinos y las resolucion­es internacio­nales. “La decisión norteameri­cana es una agresión contra nuestro pueblo y una guerra a nuestros santuarios. Queremos que el alzamiento dure y continúe para que Trump y la ocupación lamenten esta decisión”, dijo Haniyeh. Y llamó a “estar preparados para cualquier orden”.

Soldados y manifestan­tes chocaron en Belén, Tulkarem y Nablús, todas en territorio palestino, así como en la conflictiv­a Hebrón, también en Cisjordani­a, donde unos cientos de colonos judíos viven bajo fuertes medidas de seguridad entre decenas de miles de palestinos. Las protestas se extendiero­n a varias localidade­s de Gaza, territorio controlado por Hamas pero sometido a un riguroso bloqueo israelí.

Los manifestan­tes quemaron neumáticos y lanzaron piedras a las fuerzas antimotine­s, que repelieron las protestas con armas de fuego, balas de goma y gases lacrimógen­os. Quemaron también banderas de Estados Unidos y las efigies de Trump y del primer ministro Benjamin Netanyahu, con el telón de fondo de un paro general proclamado para todos los territorio­s. El ejército israelí informó que dos misiles fueron lanzados hacia Israel desde Gaza, pero que no alcanzaron a salir del enclave palestino. La población de las áreas israelíes más cercanas, al sonido de las sirenas de alarma, corrió a los refugios. Horas más tarde llegó la respuesta con disparos de tanques y un bombardeo sobre dos puestos de Hamas.

En Jerusalén Este, el sector palestino de la ciudad, los comercios y las escuelas permanecie­ron cerrados en acatamient­o de la huelga general y se llevó adelante una manifestac­ión con consignas para reivindica­r la pertenenci­a árabe de la ciudad.

“Aquí estamos, creemos en nuestros derechos”, dijo la residente palestina Rania Hatem frente a la Puerta de Damasco, en la Ciudad Vieja, que alberga reliquias del judaísmo, el cristianis­mo y el islam.

En la Ciudad Vieja se halla la Explanada de las Mezquitas, un símbolo para los palestinos y tercer lugar santo del islam. La Explanada también es un lugar santo para los judíos, que lo llaman Monte del Templo, pero donde no tienen derecho a rezar. Sin embargo, Israel controla los accesos al lugar, situado en el corazón de Jerusalén, lo que deriva en frecuentes roces entre las partes.

En julio pasado, las tensiones en la Explanada de las Mezquitas duraron dos semanas, y podría ser otro foco de conflicto para hoy, día de plegarias entre los musulmanes y el tercero de los “días de furia” decretados luego del anuncio de Trump.

“Jerusalén e Israel están en una región sensible en una época sensible. Estamos preparados para cualquier eventualid­ad”, dijo el ministro de Defensa, Avigdor Lieberman.

Y mientras el premier Netanyahu vaticinó que más pronto que tarde otros países se sumarán a la decisión de Estados Unidos, el presidente palestino, Mahmud Abbas, viajó a Jordania para encontrars­e con el rey Abdallah por “consultas urgentes”.

“Estamos en contacto con otros países a fin de que expresen un reconocimi­ento análogo y no tengo ninguna duda de que cuando la embajada de Estados Unidos pase a Jerusalén, y tal vez antes, muchas otras embajadas se trasladará­n. Es justo el momento”, dijo Netanyahu.

Abbas y Abdallah respondier­on recordando que la decisión de Trump “representa una violación del derecho internacio­nal y de las resolucion­es de legitimida­d internacio­nal”.

Tras el grito de guerra de Hamas, los grupos extremista­s Estado Islá- mico (EI) y Al-Qaeda amenazaron con atacar embajadas norteameri­canas e israelíes. Otro grupo islamista, Hezbollah, no hizo un llamado a las armas, pero se sumó a las protestas y anunció “una inmensa manifestac­ión popular” para el próximo lunes en Beirut.

Naser Qudwa, dirigente de Fatah, el principal partido palestino, llamó a nuevas protestas. “Haremos todo lo posible para que la reacción sea pacífica, no armada –dijo Qudwa–. Aunque al final nadie puede comprobar lo que hace cada individuo en la calle”.

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Manifestan­tes palestinos y policías israelíes, ayer, en Jerusalén

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