El impacto comercial y social fuera del agua
Un eje de las redes: de convenios con empresas a documentales de autoayuda
La historia grande de Mi cha elPhelps se nutrió de 16 temporadas rompiendo marcas y forjando una figura que trascenderá todos los tiempos. Dentro de la piscina, un monstruo supremo. Fuera de ella, un hombre común. Con virtudes, con falencias y debilidades. Con la necesidad imperiosa de volcar sus experiencias y sabedor de lo que significa la llegada a millones de personas.
Phelps es el hombre de las 28 medallas olímpicas, sí. También aquel chico que se lanzó por primera vez a una piscina por una búsqueda de bienestar y de superación personal impulsado por sus padres, que visualizaron una alternativa para combatir su déficit de atención. El adolescente que se fue llenando de gloria. El que combatió el doping desde el mensaje y desde la práctica. El que entró en las sombras, se desvió del camino y deambuló con la posibilidad del suicidio. El que volvió a pleno para retirarse con honores en Río 2016. El esposo de Nicole, el padre de Boomer. El que se prestó a concretar, aunque fuera virtualmente, un sueño con Disco- very: nadar con tiburones en una carrera computadorizada. ¿Perdió? Sí, en los tiempos. Nunca en el objetivo final: tirando brazadas de fama ya como ex nadador.
Phelps es un fenómeno social. Basta con recordarlo que ocurrió con el pequeño Boomer en Río 2016, cuando tenía apenas 3 meses: le hizo una cuenta de instagram y en tres semanas tenía 280.000 seguidores. Hoy roza los 800.000. Se lo puede ver promocionando un alimento balanceado para mascotas( Nulo Pet Fo od)o los colchones americanos del afirma Leesa, garantizando dulces sueños. Pero es el mismoPhelps que apareceen familia dando consejos sobre el uso racional del agua potable. O mucho más profundo aún: es el que participa en un documental sobre ansiedades y depresión (“Angst”), algo que lo afectó durante una etapa muy dura de su carrera como deportista. Tratándose de factores que agobian a millones de personas en los Estados Unidos, muchos de ellos con desenlaces trágicos, el relato de Phelps con suma crudeza provoca un efecto de alcances ilimitados. Ese crack que se confiesa y dice: “Recuerdo estar en mi habitación durante cuatro o cinco días sin querer estar vivo, sin hablar con nadie. Fue una lucha para mi. Me dí cuenta de que no podía hacerlo solo”.
Con Under Armour, empresa de la que es uno de sus embajadores junto con otros deportistas famosos (Stephen Curry, Andy Murray, Canelo Álvarez, Jordan Spieth, Tom Brady), ha penetrado a través de YouTube con videos de gran receptividad. Uno muy famoso, realizado antes de Río 2016, que forma parte de una campaña (“Rule yourself”), con el eslogan “lo que hacés en la oscuridad es lo que te impulsa a la luz”, muestra la parte que no se ve del atleta en su preparación para conseguir la superación y alcanza hoy casi 13 millones de visitas (http://bit.ly/1RPYlaD). O los 7,3 millones de views que registra aquella carrera medley en la que compite solo contra tres olímpicas de su país y le gana sobre el final al cuarto integrante “algo pesado”: Shaquille O’Neal (http://bit.ly/1TyrxGg).
Con 3,3 millones de seguidores en instagram y 2,25 millones en Twitter, Phelps es aquél que el sábado 13 de agosto de 2016, desde las entrañas de la Villa Olímpica en Barra da Tijuca, horas antes de su último oro, confirmó su retiro definitivo por Facebook Live, grabando con sus compañeros de la 4x100 estilos, una pieza que al día de hoy arroja más de 4 millones de vistas. El que también es capaz de desafiar por Twitter a Conor McGregor, el irlandés campeón de artes marciales mixtas que “boxeó” con Floyd Mayweather, a nadar contra él simulando golpes como brazadas.