LA NACION

CICLISTAS EN INFRACCIÓN

No suelen respetar los semáforos y pocos usan casco

- En Palermo, dos ciclistas cruzan con el semáforo en rojo Cintia Perazo Una bicicleta circula por la avenida Lugones pese a la prohibició­n

Paula Zaroli, de 50 años, usa la bicicleta todos los días para ir hasta su trabajo en Olivos. Después de tantos viajes concluye que si bien los autos suelen darle el paso en las bocacalles, cuando circulan por su misma vía, en una arteria sin bicisenda, siente que la mayoría le pasa demasiado cerca. “Pero lo que más miedo me da es la gente que estaciona de mano derecha, porque cuando baja de sus autos abren la puerta sin mirar. Una vez me golpearon y me caí de la bicicleta”, cuenta. Por eso, afirma, siempre que sale con la bicicleta se pone el casco.

Sin embargo, hoy ella forma parte de una minoría que cumple con esa norma: un relevamien­to realizado por la asociación civil Luchemos por la Vida señala que el 74% de los porteños no usa casco al circular en bicicleta. De hecho, ese mismo informe indica que la mayoría de los ciclistas no respeta las normas de tránsito tanto en lo relativo a la circulació­n como a los requisitos para poder transitar.

Entre esos malos hábitos, el informe destaca que el 91% no respeta la prioridad del peatón, el 86% carece de luces, el 63% no se detiene ante el semáforo en rojo, el 59% no lleva señalizaci­ón reflectiva y un 16% circula en contramano. El trabajo se hizo mediante la observació­n en la vía pública de un total de 1675 bicicletas, durante junio y julio de este año, los días hábiles entre las 9 y las 18.

Los ciclistas que circulan por la Ciudad deben atenerse a las normas de convivenci­a que están contemplad­as en el Código de Tránsito y Transporte. En la actualidad, desde el gobierno porteño apuestan a promover las buenas conductas entre los ciclistas para mejorar la seguridad vial, pero sin labrarles infraccion­es.

“La bicicleta es un medio de movilidad cada vez más elegido. Impulsamos su uso y brindamos las capacitaci­ones e infraestru­ctura necesaria para que el ciclista esté protegido. Se trata de uno de los actores más vulnerable­s del tránsito, ya que no tiene carrocería. Por eso llevamos adelante acciones para mejorar sus condicione­s de seguridad vial y realizamos permanente­mente acciones de concientiz­ación y educación para lograr el cambio cultural hacia la convivenci­a en las calles”, señalan desde la Secretaría de Transporte. Aclaran, además, que hoy no están multando a los ciclistas por considerar­los, junto con los peatones, uno de los actores más vulnerable­s del tránsito.

Flavia Solis, que se maneja en auto desde hace 20 años, no puede ocultar su enojo frente a algunos ciclistas. “Veo familias completas que andan en bicicleta, y ni los padres ni sus hijos usan casco. No toman conciencia de que sus cuerpos son sus guardabarr­os, su carrocería”, dice.

El Código de Tránsito y Transporte de la ciudad (ley 2148) establece, entre otras disposicio­nes, que los conductore­s de ciclorroda­dos deben usar casco. Aunque desde el 2015 Luchemos por la Vida ha registrado un leve incremento de usuarios que los usan, aclaran que aún la mayoría no lo hace.

Para Alberto José Silveira, presidente de esta asociación, existen tres factores principale­s que propician una situación que califica de grave: la falta de educación vial, la ausencia de controles y una infraestru­ctura inadecuada. “Los ciclistas, al igual que el resto de la población, casi no ha recibido educación vial, tampoco para conducir bicicletas. No comprenden que, en tanto circulan por la calzada con un vehículo, como conductore­s deben conocer y respetar las reglas del tránsito. Y que son, después de los peatones, los más vulnerable­s, agravado por los conductore­s de los demás automotore­s que tampoco respetan los derechos de los ciclistas ni cuidan su fragilidad”, dice.

“Las bicicletas no son sujetos de control para los agentes de tránsito. Esta indiferenc­ia refuerza en los ciclistas la creencia de que las normas de tránsito no son para ellos. Y no los ayuda a internaliz­ar el respeto por las normas que atañen a su seguridad”, agrega.

Sin embargo, lo relevado por Luchemos por la Vida contrasta con la visión oficial. Una investigac­ión realizada este año por la Secretaría de Transporte porteña indica, por ejemplo, que más del 90% de los ciclistas respeta el semáforo y que, en general, la tendencia de los últimos años es positiva en términos de cumplimien­to de las normas.

En esa línea, fuentes del Gobierno aseguran que la cantidad de ciclistas lesionados se mantiene constante pese a que la bicicleta es cada vez más usada como medio de transporte (en 2009, sólo el 0,4% de los viajes en la ciudad se hacían en bicicleta; hoy son el 3,5%). El Observator­io de Seguridad Vial porteño registró, en 2010, 170 ciclistas lesionados en accidentes de tránsito, número que tuvo su pico máximo en 2012, con 657 lesionados, mientras que en 2016 bajó a 609. Según la secretaría de Transporte, la existencia de ciclovías protegidas es fundamenta­l para explicar esa merma.

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Ricardo pristupluk
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Fabián marelli

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