Elogios y críticas a los proyectos en danza
Cuatro especialistas opinaron sobre la oportunidad y el contenido de los cambios
“Reformismo permanente” es el término de moda desde el 22 de octubre de 2017. Para hablar del tema, la jornada La Nueva Argentina contó con la presencia de César Litvin, socio del estudio Lisicki, Litvin & Asociados; Alejandro Catterberg, director de Poliarquía Consultores; Guillermo Lipera, presidente del Colegio de Abogados de la Ciudad de Buenos Aires, y Daniel Funes de Rioja, titular de la Coordinadora de las Industrias de Productos Alimenticios (Copal). El panel que integraron fue moderado por el secretario general de Redacción de la nacion, José Del Rio.
Funes de Rioja analizó la reforma laboral. Delineó dos tendencias generales que marcan la agenda del posible cambio. Primero, la informalidad en la Argentina, del 35%: “Y dejo de lado el sector público, donde también hay bastante trampa en los contratos. Entonces cuando se habla de defender los derechos, sólo son de los que están adentro”, aclaró.
Luego, habló de la revolución tecnológica y los trabajos del futuro. “Si queremos inclusión hay que barajar y dar de nuevo en nuestro sistema educativo y laboral”, detalló.Y añadió: “Estamos ante la Cuarta Revolución Industrial y es mejor que los cambios se den con diálogo social. La realidad va a terminar imponiendo el reformismo permanente y la necesidad de adecuación”.
En el ámbito tributario, Litvin analizó el dilema de la “sábana corta”. Dijo: “Si bajamos bruscamente los impuestos, que es lo que la sociedad, las empresas y los inversores están pidiendo, vamos a crear un mayor déficit fiscal”. Y lamentó que cuando hubo superávit fiscal se perdiera la oportunidad de hacer una reforma.
Destacó como un acierto que se intente “sistematizar un sistema tributario más eficiente para generar empleo y ser más competitivos en términos generales”, pero criticó la intención de gravar la renta financiera de las personas: “El sistema tributario se puede usar para motivar conductas, y es bueno motivar a ahorrar”, explicó.
Lipera se ocupó de los aires de cambio en el Poder Judicial. “Pedimos una auditoría en la justicia federal, porque nos llamaba la atención la exagerada demora para prevenir la corrupción: lo que sucede hoy se podría haber evitado si los jueces hubieran actuado en tiempo y forma”, comenzó. Lanzó una frase lapidaria: “Si ganaba Cristina Fernández en la provincia de Buenos Aires, nadie iba preso, porque el problema que tenemos en Comodoro Py es que los jueces tienen la tendencia de resolver conforme a la ola dominante en la opinión pública”.
Catterberg se refirió a esa opinión pública: sostuvo que el Gobierno está en un buen momento para encarar reformas porque tiene “fortaleza política”, ya que Cambiemos se convirtió casi en un partido “de clase media moderno, que reemplaza al radicalismo”. Pero advirtió que el partido tiene poder en lo simbólico, pero no demasiada fuerza en lo institucional, lo que se ve en los límites puestos por sus socios –el radicalismo y Elisa Carrió–, el sindicalismo y la falta de mayorías en el Congreso. “No queda otra que hacer las reformas con cuidado y consenso”, opinó.