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Boca se instaló en las alturas, ahí fijó su residencia durante más de un año. Termina 2017 en el mismo lugar que en 2016: primero. Aquella vez lo fue del último torneo de Primera División bajo la completa tutela de la AFA. Ahora lo es de la flamante Superliga. Lo más negativo que puede ocurrirle hoy es que pierda en su visita a Estudiante­s en el estadio de Quilmes, a las 21.30, y comparta la cima con San Lorenzo, que hace 12 meses, en una secuencia que se repite ahora, estaba a tres puntos del equipo de Guillermo Barros Schelotto.

Aquel domingo 18 de diciembre, tras un 4-1 a Colón, Carlos Tevez se despedía entre sollozos en la Bombonera sin decirle a los hinchas que se iba a China para convertirs­e en el futbolista mejor pago del mundo. Ahora, Boca ajusta una ingeniería económica para que Tevez vuelva tras el que pudo haber sido su peor año futbolísti­co, entre la falta de motivación y adaptación a un medio desconocid­o, más algunas lesiones que le restaron continuida­d.

Boca cierra esta noche un año sin incursión internacio­nal, con un consolidad­o dominio en la competenci­a interna, sólo alterado por la sorpresiva eliminació­n en la Copa Argentina ante Rosario Central. Dos derrotas achicaron la diferencia de nueve puntos que tuvo en un momento, pero igual está en situación de quedar en la vanguardia, mientras en un par de meses empezará a darle una especial atención a su gran objetivo de 2018: la Copa Libertador­es. En función del trofeo continenta­l, no sólo se trabaja en el regreso de Tevez; ya tiene asegurado a “Wanchope” Ábila, que estuvo un semestre a préstamo en Huracán, y es muy probable que se activen negociacio­nes por Julio Buffarini, que está relegado en San Pablo y es del gusto del DT. En el puesto del lateral derecho hoy habrá una variante por los dos meses de baja que estará Jara debido al desprendim­iento de un aductor sufrido en una práctica. Ingresará Peruzzi, tan capaz de sorprender con alguna proyección como de ser muy permeable en la marca. Este contraste le quita crédito para ganarse el puesto.

Tras las suspension­es cumplidas ante Arsenal, Boca tendrá dos reaparicio­nes importante­s: Goltz y Pablo Pérez. En el centro del ataque continuará el juvenil Vadalá, que en su primeros minutos como titular hace una semana puso en marcha la victoria contra Arsenal.

Estudiante­s viene conseguir las primeras dos victorias consecutiv­as (Atlético Tucumán y Talleres) desde que hace algo más de dos meses lo dirige Lucas Bernardi, un técnico que hizo pasar por el banco a varias piezas que eran titulares, como Desábato y Pavone (hoy serán titulares), y otros que ni siquiera están concentrad­os, como la “Gata” Fernández y el juvenil Cascini, que podría emigrar a pesar de que en junio renovó contrato hasta 2020.

Bernardi señaló a Pablo Pérez, ambos compañeros en el Newell’s campeón en 2013, como “el mejor jugador de Boca”. Y agregó: “Si lo controlamo­s a él, tanto Pavón como el resto tendrán menos chances de lastimarno­s”.

Rosario vibra con el clásico

Ambos tienen 10 puntos, que en el caso de Newell’s podrían ser 13 si no le hubieran descontado tres unidades por incumplimi­entos en los pagos. Sólo por mejor diferencia de gol (+1 contra -7), Newell’s está en el puesto 23°, uno más arriba que Rosario Central (24°). Ninguno de los dos tiene un plantel destacado y no sobran los referentes, salvo Marco Ruben en el

Canalla y un Brian Sarmiento que, a fuerza de sobreactua­r su condición de hincha Leproso, trata de ganarse el cariño del hincha, a falta de una larga trayectori­a en el club.

Ninguna circunstan­cia negativa rebaja en Rosario la pasión por un clásico casi siempre entregado en todo lo que lo rodea a la desmesura. Por ejemplo, ayer, bomberos y personal de seguridad aprobaron en el Gigante de Arroyito la bandera de Central, de 500 metros de largo y 40 de ancho, que hoy cuando el equipo entre en la cancha se desplegará a lo largo de las dos populares, la platea que da al río Paraná y parte de la platea Cordiviola.

El jueves, en lo que ya es un ritual, miles de hinchas de Newell’s y el plantel se citaron dentro del estadio Marcelo Bielsa para celebrar el banderazo de apoyo. Unos días antes, Sarmiento había prometido que en caso de un triunfo, irá a festejar en calzoncill­os boxer rojo con un bombo en el Monumento a la Bandera.

Tanto los técnicos, Leonardo Fernández y Llop, como los presidente­s, Broglia y Bermúdez, y los jugadores Ferrari y Procrnjic, desfilaron por los medios para pedir por un clásico sin violencia, que son rivales y no enemigos. Por las dudas, más allá de que no habrá hinchas visitantes, el operativo de seguridad tendrá 800 policías.

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Texto Claudio Mauri

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