Sterling, el Siete Magnífico que brilla con Guardiola
Ami madre le encanta hablar de fútbol y cuando me aconseja piensa que es la “Chosen One” (elegida), por eso la llamo Mourinho”. En este relato quizá se encuentre el secreto del gran crecimiento de Raheem Sterling. Con “Mou” en la casa y Pep en el campo de entrenamiento, la fórmula no podía fallar. Si a estos factores le agregamos la madurez que el tiempo y las experiencias van entregando, no hará falta profundizar demasiado para entender la actualidad del “Siete Magnífico” del Manchester City. En la corriente Premier League ya le ha dado a los Ciudadanos nueves puntos mediante goles decisivos en los últimos diez minutos, útiles para ganar cuatro encuentros y empatar uno.
La perseverancia de mamá Codine cumplió un rol vital en la vida del jugador nacido en Jamaica, que a los cinco años se mudó a Londres, lejos de fantasear por entonces con un futuro de gloria deportiva y prosperidad económica. También lejos de imaginar que cuatro años después su papá ausente sería asesinado en Maverley, uno de los barrios más peligrosos de Kingston. La infancia transcurrida en la zona de Wembley le marcó el rumbo. La construcción del moderno templo futbolero formó parte de su paisaje cotidiano. La sombra del nuevo y simbólico arco acompañó sus paseos en bicicleta. La Catedral se convirtió en una meta y en un tatuaje en su brazo izquierdo, constituido por un niño con la casaca diez y un balón en sus manos, mirando el imponente estadio.
La rapidez siempre lo distinguió. Una virtud extraordinaria en general, pero común y natural en los futbolistas con raíces jamaiquinas que se destacan en el Reino Unido. Herederos del paraíso de la velocidad son Danny Rose, Kyle Walker, Aaron Lennon, Oxlade Chamberlain, Theo Walcott, Daniel Sturridge, Andros Towsend, Nathan Redmond, Demarai Gray, Frazier Campbell y Scott Sinclair. Todos ellos surcan en definitiva los mismos carriles que recorrió John Barnes, aquel wing –hoy rapero y comentarista, originario de la capital del reggae– que con su ingreso ante la Argentina, en México 86, a falta de dieciséis minutos, casi arruina con sus desbordes el día más maradoniano de la historia. Un centro para el gol de Lineker y otro que obligó al salvataje de Julio Olarticoechea empleando “la nuca de Dios”, generaron un final recordadísimo por angustia y suspenso.
Pep Guardiola posee varias pruebas grupales de su trabajo ascendente en Manchester City. Está invicto en el ámbito doméstico y es el conjunto más productivo, el segundo menos vencido, el que realiza más pases (supera por 1800 al Arsenal, segundo en esa tabla) y el que mayor posesión logra. En el rango individual el catalán puede mostrar varios casos de “potenciamiento”. Si bien De Bruyne, Stones, Fernandinho y Otamendi se destacan por su evolución, Sterling les saca ventaja. Tanto es así que ya le propusieron un ajuste de contrato que elevará su salario a 340 mil euros semanales, convirtiéndolo en el mejor pago de la Liga inglesa. De paso, con semejante oferta, la dirigencia pretende bloquear cualquier intento de seducción del Real Madrid. Incómodo en las prácticas a dos toques con el Ingeniero Pellegrini agradece la propuesta actual, con la cual duplicó el número de gambetas, subió la cantidad de remates y afinó la puntería de manera notable .“Ahora estoy jugando más directo y a fondo. Al cien por ciento. Guardiola quiere que haga lo simple al máximo nivel”. Los vientos han cambiado mucho desde aquel comienzo de la Euro 2016, cuando, invadido por comentarios negativos, decidió abandonar sus posteos en Instagram y autodenominarse “Hated One” (el odiado). De los doce disparos que acertó al arco en la Premier nueve terminaron en festejo. Para que “Mamá Mou” aplauda en la tribuna y Pep sonría en el banco.