LA NACION

El mapa Mundial

Una guía con todo lo que hay para ver en las once sedes donde se jugará la Copa, desde la imponente Moscú hasta la enigmática Nizhni Nóvgorod

- Textos Élida Bustos

La gran sorpresa del Campeonato Mundial de Fútbol del 2018 no será el desempeño de ninguna selección nacional en particular sino el descubrimi­ento que para muchos turistas significar­á Rusia. El actual preconcept­o de fronteras cerradas, mafias y subdesarro­llo posiblemen­te deje paso a una nueva imagen, acaso más ajustada a un país más dinámico, seguro, acogedor y con una enorme riqueza artística y natural. Y, fundamenta­lmente, con una población deseosa de compartir sus bellezas, cultura y gastronomí­a con los visitantes extranjero­s.

Como anticipo, un recorrido por los principale­s atractivos de las once ciudades donde se disputará el Mundial, desde la capital hasta los puntos más remotos y los nombres menos familiares.

MOSCÚ. La megalópoli­s de más de 12 millones de habitantes, con mil años de historia, fascinante como cualquier capital europea, es la única ciudad rusa en la que el Mundial se disputará en dos estadios, el Luzhniki y el Spartak.

La Plaza Roja, las bellas iglesias ortodoxas y monasterio­s y una mezquita gigantesca son algunos de los muchos lugares para visitar en undestino que, obviamente, merecería varios artículos específico­s. Tiene grandes museos, como la Galería Tretyakov y el Pushkin (de bellas artes), el de Historia de la Ciudad o el de la Cosmonáuti­ca. Sus parques son enormes y un río no muy ancho, el Moskvá, la recorre con incontable­s zigzags. Los paseos en catamarán son los más atractivos para disfrutarl­a de una manera relajada y con una copa de vino en la mano.

Moscú fue capital rusa en el Medioevo, en la época de Iván el Terrible, y volvió a serlo tras la revolución bolcheviqu­e del siglo pasado. En 1812, cuando el ejército napoleónic­o llegó a sus puertas la encontró incendiada. Sus propios habitantes la prendieron fuego y la abandonaro­n en llamas para que no cayera en manos francesas, lanzándose a un éxodo masivo que dejó sin estrategia al gran corso.

◗ Argentina jugará en el estadio Spartak el 16 de junio contra Islandia. También en Moscú será la final.

SAN PETERSBURG­O. La gema de la corona, la más bonita de todas. Es la ciudad que sobrevivió 872 días al bloqueo nazi de 1941 y pagó esa defensa con 1,2 millones de muertos.

Con entereza se recuperó y hoy ofrece sus bellezas al mundo: canales, puentes, islas, palacios y refinada arquitectu­ra. San Petersburg­o es la más europea de las ciudades rusas, con palacios que sorprenden al turista por haber sobrevivid­o a 70 años de comunismo. La línea italiana se impone en las iglesias más renombrada­s. La excepción es la del Salvador sobre la Sangre Derramada, un clásico ejemplo de arquitectu­ra religiosa rusa con el edificio coronado por múltiples y coloridas cúpulas “cebolla”.

San Petersburg­o fue la capital imperial durante 200 años y sigue siendo la capital del arte, la arquitectu­ra y la literatura rusa. Construida sobre el delta del Neva es una ciudad para caminar y disfrutar, sobre todo en junio cuando se producen las noches blancas y el sol se oculta apenas un par de horas cerca de la medianoche. ¡Pero cuidado con los puentes levadizos! No sea cosa que se quede del otro lado de la ciudad cuando los levantan a la medianoche y no pueda regresar a su hotel hasta la mañana siguiente. ◗ Argentina jugará el 26 de junio contra Nigeria.

NIZHNI NOVGOROD. Llamada Gorky en los tiempos de la Unión Soviética, fue la más grande de las urbes “cerradas”, que no permitían la entrada de extranjero­s por albergar industrias de defensa. Es una de las más antiguas ciudades de Rusia, fundada en 1221 en la confluenci­a del Volga y el Oka. Los puentes sobre estos dos ríos ofrecen hermosas vistas que, junto con el Kremlin de ladrillos rojos que se eleva sobre una barranca, son el mayor atractivo turístico de esta ciudad histórica.

A 420 km de Moscú, en Nizhni Novgorod se desarrolló una de las escuelas iconográfi­cas más antiguas de Rusia, que sigue la tradición del arte sacro bizantino. La catedral de Alexander Nevsky, con su enorme iconostasi­o, es un bello ejemplo de esa tradición. También se puede visitar la casa en la que estuvo confinado durante seis años el célebre disidente soviético Andrei Sajarov, que luego fue premio Nobel de la Paz. Y por supuesto la estatua del escritor Maxim Gorky, nacido aquí en 1868.. ◗ Argentina jugará el 21 de junio contra Croacia. Si sale primera en el grupo también jugará en esta ciudad por octavos de final.

EKATERIMBU­RGO. Se ubica a 1600 km de Moscú, al pie de los montes Urales –que separan Europa de Asia– y en la ruta del Transiberi­ano. En esta ciudad, que lleva el nombre de una emperatriz, los bolcheviqu­es fusilaron al zar Nicolás Romanov, la zarina Alejandra y sus cinco hijos poniendo fin a 600 años de monarquía rusa. En el sitio del magnicidio –en el centro– hoy se levanta una impresiona­nte iglesia que los recuerda como mártires de la fe. Y a 16 km de allí, en el bosque de Ga- nina Yama, un monasterio ortodoxo les rinde homenaje en el lugar donde estuvieron sepultados secretamen­te durante varias décadas.

Ekaterinbu­rgo es una ciudad apacible, con museos pequeños, llena de parques y una activa vida universita­ria. Es también el mejor lugar de Rusia para comprar joyas en oro y plata con piedras semiprecio­sas. Hay varias fábricas que abastecen a las principale­s joyerías de Moscú y San Petersburg­o, pero aquí se consiguen a mejor precio.

Para los amantes del arte religioso, a unos 80 kilómetros se halla el pueblo de Neviansk, donde se desarrolló una de las escuelas de íconos de Rusia. No obstante, sin moverse del centro de Ekaterimbu­rgo se puede disfrutar de bellas pinturas religiosas en el museo de arte sacro de Nevianskay­a.

Otro lugar para visitar es el Tulipán Negro, un monumento escultóric­o poco promociona­do en las guías pero de impresiona­nte factura en recuerdo a los caídos en la guerra de Afganistán. La escultura central muestra a un soldado sentado en el suelo, con su cabeza gacha y empuñando todavía un arma. Su expresión de derrota conmueve y le pone rostro humano a la guerra. En invierno, emergiendo de la nieve, la imagen cobra aún mayor dramatismo.

KAZÁN. Capital de Tatarstán, una de las 21 repúblicas que integran la Federación de Rusia, es una ciudad de más de 1000 años, en la que confluyen las raíces eslavas de la región con la etnia y cultura tártara que llegaron con los mongoles en las invasiones del Medioevo. Aquí conviven desde hace siglos musulmanes y cristianos ortodoxos en un ejemplo de tolerancia sin radicalism­os.

Uno de los edificios más destacados –ineludible en cualquier imagen de la ciudad– es la mezquita de Qul Sharif, Patrimonio de la Humanidad de la Unesco, que se halla dentro del predio del Kremlin (en este caso, una fortaleza amurallada que se destaca por su blanco inmaculado).

Kazan es un popular destino de fin de semana de los moscovitas, ya que está a 800 kilómetros de Moscú y es una hermosa ciudad para disfrutar en el verano. Se recuesta sobre las márgenes del Volga y en su universida­d estudió Lenin. ◗ Si Argentina queda segunda en el grupo jugará en esta ciudad.

VOLGOGRADO. La ciudad heroica que cambió el rumbo de la Segunda Guerra Mundial. Se llamaba Stalingrad­o en esa época y fue arrasada por los bombardeos nazis de 1942 y 1943 en una batalla épica que terminó con un millón y medio de muertos, principalm­ente de población civil. El memorial que recuerda a los caídos se emplaza en la colina que fue el territorio más disputado de la ciudad. Es un parque de 26 hectáreas en el que se ven fortificac­iones en ruinas, grupos escultóric­os y estatuas que rinden homenaje a quienes frenaron con sus vidas el avance de los nazis en el territorio ruso.

La vieja Stalingrad­o fue reconstrui­da desde las cenizas y ahora, llamada Volgogrado, es un importante centro turístico e industrial ruso. Nació como fortaleza en 1555 y se halla 970 km al sureste de Moscú. Tiene una bonita costanera y muchos monumentos que recuerdan su tragedia; también, las infaltable­s esculturas de Pushkin y Lenin.

ROSTOV DEL DON. Próxima a Ucrania, los alemanes la llamaron

La puerta del Cáucaso y la ocuparon en dos oportunida­des durante la Segunda Guerra Mundial. Rostov quedó en ruinas y fue una de las 10 ciudades rusas más devastadas por la guerra.

Siempre fue un gran y activo puerto sobre el río Don y en su universida­d estudiaron el escritor disidente Alexander Solzhenits­yn e Iván Pavlov, descubrido­r del reflejo condiciona­do en los perros.

No obstante, el mayor atractivo de la ciudad son sus mujeres, considerad­as las más bellas de Rusia, porque sus representa­ntes han ganado más de un centenar de concursos internacio­nales de belleza.

Rostov se halla a 1109 km de Moscú y es una ciudad con una dinámica actividad comercial. Entre los lugares para visitar se destaca el teatro Gorki, una obra maestra del constructi­vismo y joya de la arquitectu­ra soviética.

KALININGRA­DO. El territorio más occidental de Rusia con una gran peculiarid­ad: está separado geográfica­mente del resto del país. Enclavado entre Polonia y Lituania, se halla sobre el mar Báltico, a dos horas de vuelo desde Moscú. Es una ciudad fortaleza, antigua capital de Prusia oriental, que se caracteriz­a por sus villas alemanas de hermosas casonas. Aquí el ruso es el idioma local desde hace tan sólo 70 años, cuando dejó de llamarse Köninsberg y nació como Kaliningra­do.

En esta ciudad se halla el principal museo naval de Rusia (en el que se puede visitar un submarino y un barco oceanográf­ico, entre otras naves), la tumba del filósofo Immanuel

Kant y uno de los órganos barrocos más grandes de Europa. Comparte con Lituania el istmo de Curlandia, de 90 km de largo y 4 km en su parte más ancha, con enormes dunas que se lograron salvar gracias a la acción del hombre.

Uno de los grandes pasatiempo­s de la población de Kaliningra­do es el entrenamie­nto en deportes extremos, que culmina en un festival anual llamado Tortuga.

SOCHI. Es la sede más sureña del Mundial y probableme­nte una de las ciudades más contrastan­tes de toda Rusia. Resort de invierno y de verano, tiene 100 km de pistas de esquí y más de 100 km de playas. Se ubica sobre el mar Negro, frente a Turquía; ofrece marinas para 300 yates y bulevares con palmeras. El Mundial será la segunda gran experienci­a internacio­nal de Sochi pues en 2014 fue sede de las Olimpíadas de Invierno. Es la ciudad más larga de toda Rusia, recostada a lo largo de 150 km sobre la costa del mar Negro.

De todo lo que se puede hacer en esta atípica ciudad rusa hay dos experienci­as imperdible­s para los más aventurero­s: ir de copiloto en un F1 y recorrer el autódromo a más 300 km/h, y lanzarse en bungee desde un puente peatonal a más de 200 metros de altura.

Sochi tiene la plantación de té más septentrio­nal del mundo y un monumento a la oreja, donde nadie deja de sacarse una foto. En su puerto se destinará un área para 10.000 personas donde podrán ver los partidos en pantallas gigantes. Se halla a 1350 km al sureste de Moscú (2 hs20 de vuelo) ◗ Escenario de cuartos de final si sale primero en el grupo.

SAMARA. Ubicada en la margen izquierda del Volga, esta ciudad de más de un millón de habitantes fue el corazón de la industria de aviación y espacial en la época soviética. Los cohetes que se ensamblaro­n en sus fábricas sirvieron para desarrolla­r la cosmonáuti­ca y llevaron al mítico Yuri Gagarin al espacio. Desde el 2007 existe un Museo Cósmico de Samara y en sus calles se emplazan monumentos al Ilyushin II, el avión militar más usado de la historia, y al cohete R7, una leyenda de la astronáuti­ca soviética, ambos producidos en sus fábricas.

A Samara se trasladó el gobierno soviético en 1941 cuando los nazis amenazaban con avanzar sobre Moscú. También se desplazó el cuerpo diplomátic­o y destacadas personalid­ades de la época, entre ellos el compositor Dimitri Shostakovi­ch. Aquí se le construyó a Stalin un búnker, que nunca utilizó pero hoy se puede visitar.

SARANSK. Es la ciudad rusa que nadie conocía hasta que Gerard Depardieu se hartó de los elevados impuestos de Francia y se mudó aquí. O por lo menos fijó su dirección y el gobierno local le dio la bienvenida poniendo su nombre al centro cultural. Saransk se halla a 650 km de Moscú y es la capital de Mordovia, una de las 21 repúblicas de la Federación de Rusia. Con dos idiomas propios y una población de origen finés, esta pequeña república tuvo un célebre gulag en la época de Stalin.

Pero tal vez lo más curioso para los argentinos es que el escultor más famoso de la república de Mordovia, Stepan Erzia, vivió más de 20 años en nuestro país y se volvió experto en trabajar maderas duras como el quebracho y el algarrobo. En Buenos Aires, tiene una escultura sobre la avenida Boedo; en Saransk, un museo.

En esta ciudad se pueden comprar camisolas blancas con dibujos simétricos bordados en rojo, diseños típicos de las etnias moksha y erzya originales de la región.

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El estadio Olímpico Luzhniki, a pasos del río Moscova, en Moscú, donde se jugarán el partido inaugural y la final
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Ekaterimbu­rgo también tiene su iglesia del Salvador sobre la Sangre Derramada Sedes donde juega la Selección Argentina
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Nizhni Novgorod, a 420 km de Moscú, donde la Argentina enfrentará a Croacia
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En San Petersburg­o, la iglesia del Salvador sobre la Sangre Derramada

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