LA NACION

Tras el shock inicial, los neoyorquin­os siguieron adelante

- Charles Passy THE wALL STREET JOURNAL Traducción de Jaime Arrambide

NUEVA YORK.– Una vez más, los neoyorquin­os se enfrentan con la realidad del terrorismo en su propia ciudad. Los residentes de la ciudad expresaron su temor, perplejida­d y un sentido de resignació­n ante lo inevitable al referirse al incidente de ayer cerca de la estación de ómnibus de Port Authority, donde se presume que Akayed Ullah hizo detonar un artefacto explosivo.

“No quiero pensar en lo que sucedió”, dijo Chelsea LaSalle, una diseñadora gráfica de 28 años que estaba en Port Authority en el momento de la explosión.

LaSalle describió una escena de pánico y confusión. “La gente gritaba: «Salgan, salgan», y algunos exclamaban: «¡Una bomba!». Cuando se escuchan esas palabras, uno sabe que algo está mal y que hay que hacer lo que dicen”, dijo LaSalle, que se aprestaba a tomar el subte camino a su trabajo. Salió ilesa de la situación y volvió a su departamen­to para calmarse.

La alarma se extendió por toda Nueva York, especialme­nte porque el blanco del ataque fue un centro neurálgico de tránsito de la ciudad. “Yo podría haber estado en ese túnel”, dijo Scott Farbish, un abogado de 28 años que vive en Chelsea y trabaja en el East Midtown.

Como resultado del incidente, algunos vecinos de la ciudad dijeron que tal vez cambien sus rutinas de viaje. Gina Giacomanto­nio, una publicista que vive en el Midtown, dice que piensa evitar el subte, al menos durante las próximas semanas.

Hanan Kolko, un abogado que vive en Montclair, Nueva Jersey, expresó que le llevó 2 horas y 20 minutos llegar a su trabajo, más del doble de lo habitual.

Algunos turistas destacaron la rapidez con la que los neoyorquin­os continuaro­n con sus ajetreadas vidas. Fernando DeBrum, un visitante de Providence, Rhode Island, estaba cerca de Port Authority un par de horas después del incidente. “Uno mira a los neoyorquin­os y ve que siguen con sus rutinas cotidianas”, comentó DeBrum, que estaba de visita en la ciudad con su familia para celebrar su cumpleaños número 60. Dijo que viene a Nueva York alrededor de dos veces al año, y que el incidente no va a cambiar nada. Señaló que el terrorismo es una realidad que hay que aceptar, ya sea en Nueva York o en cualquier otro lugar. “Desafortun­adamente, es la época en que vivimos”, concluyó.

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