Más que una travesura de un grupo de artistas
En el San Martín, se discutió el concepto de los emplazamientos en la actualidad y se presentaron proyectos que podrían llegar a la Legislatura
¿Qué monumentos se necesitan para el futuro? ¿Deben representar a héroes o imaginar otras formas de conceptualización? ¿Quiénes intervienen en la construcción de una monumentalidad para el siglo XXI? La propuesta de dos artistas, de alcances estéticos, políticos e históricos, abrió un debate que merecería continuarse en la esfera pública.
Experimento deliberativo, guión sobre la ideología de las representaciones o boutade artística, el proyecto de Sofía Medici y Laura Kalauz para imaginar el emplazamiento de un monumento que ocupe el sitio vacante que dejó la escultura de Juana Azurduy nació en 2015, al calor de las discusiones que provocó la mudanza de la estatua de Colón. Tras la victoria de Cambiemos, la escultura donada al país por Bolivia fue ubicada en la Plaza del Correo, frente al CCK. Medici y Kalauz presentaron su propuesta a Plataforma Futuro, concurso del Ministerio de Cultura de la Nación, que les otorgó un premio-subsidio de $ 80.000 para desarrollar Monumental: El Debate. Las autoridades de El Cultural San Martín facilitaron el espacio para que la inclasificable propuesta se desarrollara el fin de semana pasado.
Ambas crearon la Oficina de Monumentos Consensuados, convocaron a un jurado para un concurso que se formuló mediante una pregunta con dejos desiderativos: “Si el eje cívico quedara vacante, ¿qué pondría usted ahí?”. El eje al que hacían referencia es el que va del Congreso nacional a la Casa de Gobierno. Para uno de los jurados, el arquitecto y urbanista Yamil Kairuz, que celebra que se dé este debate, el eje conclu- ye en la Casa Rosada y no detrás; ni Colón ni Azurduy formaban parte de esa simbólica traza monumental. No obstante, otro jurado, el investigador Marcelo Valko, consideró que ese espacio detrás de la Rosada integra el eje cívico y que el monumento a Azurduy era más congruente que el del explorador genovés.
A la convocatoria se presentaron 30 proyectos y fueron seleccionados cinco de Buenos Aires, uno de una artista cordobesa, otro de un politólogo santafesino y uno de un colombiano residente en el país. Sábado y domingo en el San Martín, con la moderación de un impasible Mariano Llinás, tuvieron lugar la presentación, el debate y la elección del proyecto ganador. “Habrá que ver si es una travesura o más que eso –dijo Llinás−. En principio, es algo muy interesante, que toca varios hilos. No es sólo un gesto burlón, sino que se mete en cuestiones que es necesario discutir, relativas al «ser nacional». Es un experimento con el ser nacional”. Llinás, como moderador, se atuvo a un guión intuitivo, hizo preguntas, polemizó y fijó un tempo narrativo dinámico para el espectáculo que, en parte, también fue “monumental”. “Es una convocatoria ficcional y un acto de imaginación política”, aclaran las organizadoras. Sin embargo, no se termina con la elección del ganador, que recibirá diez mil pesos: Medici y Kalauz harán lobby en la Legislatura para que ese proyecto se vuelva realidad y en 2018 exhibirán un documental sobre este debate.
La ruta del nuevo monumento
Las dos fueron asesoradas por Juan Vacas, director de Regeneración Urbana de la ciudad de Buenos Aires y vocal ad honorem de la Comisión Nacional de Monumentos, de Lugares y de Bienes Históricos de la Nación. En la ciudad, emplazar un monumento requiere el cumplimiento de ciertos pasos. Luego del informe de la Comisión de Monumentos, que recomienda el lugar y la manera de instalar la obra, se debe sancionar una ley. La ciudad hace pocos pedidos de monumentos; en general, las obras son encargadas y donadas por países extranjeros. Según Teresa Anchorena, presidenta de esa comisión, Buenos Aires cuenta con 2482 monumentos, entre estatuas, bustos, placas, mástiles, fuentes y monolitos. La más antigua es la estatua de Falucho, en la plazoleta triangular de Fitz Roy, avenida Santa Fe y Luis María Campos, y la más nueva es “Juana”, como designan funcionarios, artistas y ciudadanos la estatua que honra a la guerrera nacida en Chuquisaca.
Andrés Zerneri, el escultor que creó esa obra y ahora trabaja en un monumento a la mujer originaria estuvo presente en Monumental. Dijo a la nacion que el nuevo emplazamiento logró que la escultura se volviera más visible. “La gente se apropió de ella: se saca fotos y se hace preguntas. Creo que incluso el presidente Mauricio Macri, como muchos otros argentinos, tuvo que buscar en Google información sobre ella. Sobre Colón sabemos mucho más”. En un paso de comedia, Llinás observó que Zerneri era optimista si pensaba que el presidente había hecho eso. Curiosamente, uno de los proyectos presentados planteó el retorno de Azurduy al Parque Colón, esta vez sin cercos ni rejas.
Tres variables se destacaron del conjunto de proyectos: la política, el feminismo y el indigenismo. Del monumento a la grieta imaginado por el dúo de Lolo y Lauti al reemplazamiento de la escultura La cautiva (1906), de Lucio Correa Morales, pasando por el regreso de la Fuente de las Nereidas (1903), de Lola Mora. “No es un homenaje a la mujer, sino a una víctima de la Campaña al Desierto”, puntualizó Sofía García Vieyra cuando se caracterizó su propuesta como un gesto feminista. Su exposición fue tan sólida que provocó el deseo de visitar la Plaza Federativa de Brasil, donde se encuentra esa escultura de una mujer tehuelche con dos hijos pequeños y un perro.
El único artista extranjero seleccionado fue el colombiano Santiago Torrente, que imaginó un monumento de ladrillos de adobe hechos por inmigrantes. En Asentamiento, estarían representadas más de 150 comunidades migrantes en el país, estimó. Otro proyecto, Parque de las Siluetas, un contramonumento sobre la desaparición forzada de personas, estuvo a cargo de la Compañía de Funciones Patrióticas, conocida por reversionar la historia argentina con lucidez y humor.
La nota cómica y cerebral la dio Lux Lindner. Su plan de crear un monumento al contrabandista, construida con dos tuberías ensambladas, detrás de la Casa Rosada, fue antecedido por una performance. Lindner categorizó la práctica del contrabando como una “fuerza psicopolítica” de la Argentina. Justamente con su monumento al contrabandista, Lindner ganó el concurso por el voto del jurado; el público, en cambio, se inclinó por el proyecto de García Vieyra, que impulsaba la reinstalación de la escultura de Correa Morales en el Parque Colón.