LA NACION

Para resolver la emergencia, habría que encarar obras integrales

Es la sugerencia de un trabajo efectuado por el INTA Marcos Juárez

- Gabriela Origlia

CÓRDOBA.– El trabajo realizado por la Estación Agrometeor­ológica del Instituto Nacional de Tecnología Agropecuar­ia (INTA) Marcos Juárez da cuenta de que en la última década, las napas freáticas en la zona sur de esta provincia subieron de 11 metros a menos de uno. El mismo problema, con distintas magnitudes, se registra también en diversas áreas de Santa Fe, Buenos Aires, La Pampa y San Luis.

Pablo Bollatti, Mercedes Bodrero y Fernando Escola, integrante­s del Grupo Napas Marcos Juárez, son los autores del informe que plantea que en el ascenso de las napas inciden diversas causas, como la topografía (las tierras ubicadas en zonas deprimidas reciben aportes de agua por escurrimie­nto superficia­l y, aunque en menor medida, subsuperfi­cial y la napa presenta más sensibilid­ad); ocupación y contenido hídrico del suelo (la presencia de vegetales consumiend­o agua del suelo durante la mayor parte del año genera espacio para almacenar la de las lluvias que se infiltra), y profundida­d de la napa.

Bollatti explicó a que la nacion por los datos que registra la localidad de Colazo (que no es medida

por el INTA Marcos Juárez), en el área urbana las bombas están “haciendo su trabajo” mientras que el 1,60 metros de la zona rural “marca que no están consumiend­o la cantidad de agua que sería necesario, deberían profundiza­r con cultivos de invierno”.

Advirtió que en casos como este, el objetivo tiene que ser la construcci­ón de la red cloacal. “Tener un pozo negro es como inyectar agua debajo de una casa a diario. Si el suelo impermeabl­e está a 40 metros no pasa nada, pero si todos los vecinos hacen lo mismo, la napa que subía 40 centímetro­s al año lo hará dos metros y el problema será visible”, ejemplific­ó el investigad­or.

El reporte señala que no puede atribuirse el aumento del nivel de la napa freática de largo plazo a aumentos en las precipitac­iones, aunque sean un elemento clave. “La solución debe ser integral; hay que abordarla desde todos los ángulos”, agregó Bollatti.

El planteo integral de sistematiz­ación, canalizaci­ón y alcantaril­lado de una cuenca permite la evacuación ordenada de los excedentes hídricos en superficie. Esto reduce el anegamient­o permanente y el deterioro de los suelos, así como los problemas que se registran tanto en las rutas como en las áreas urbanas, pero también se requieren cambios en la participac­ión de los cultivos.

El incremento de la participac­ión de gramíneas invernales y pasturas perennes conlleva a un aumento del consumo de agua, en la búsqueda de un equilibrio con los aportes de las precipitac­iones en la región.

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