LA NACION

Cómo impactaría el recorte en las subas de los haberes jubilatori­os

El ajuste de todo 2018 sería cuatro puntos porcentual­es inferior respecto de un escenario sin cambios

- Silvia Stang LA NACION

La fórmula de movilidad impulsada por el Gobierno haría que las jubilacion­es, pensiones y asignacion­es sociales reciban una suba nominal en 2018 de entre el 20 y el 22%. En cambio, si se mantuviera el sistema actual, el incremento sería de 24 o 25%. Las cifras surgen de proyeccion­es de varias consultora­s consultada­s por la nacion.

Por la diferencia que, en promedio, se calcula que resultaría de aplicar una u otra fórmula, puede concluirse que alguien con un haber de $ 10.000 tendría, en diciembre de 2018, unos $ 200 menos en su ingreso mensual respecto de lo que lograría si no se aplicaran cambios. Al terminar el año, esa persona habrá cobrado unos $ 5000 menos (sumados los ingresos de todos los meses y el aguinaldo). Este efecto se produciría, en gran medida, por la frecuencia con que se darían los ajustes: el esquema actual contempla otorgar una suba en marzo en compensaci­ón por lo ocurrido en el segundo semestre de este año, en tanto que con la reforma, esa recomposic­ión quedaría desdoblada. Se daría en marzo lo que arroje la fórmula por el tercer trimestre, y en junio se pagaría el porcentaje que resulte de hacer la cuenta con las variables del cuarto trimestre.

Una proyección del Ieral indica que el sistema actual daría, en todo 2018, un ajuste del 25,3%, mientras que el esquema propuesto arrojaría un 21,2%. En ambos casos se estima que se superaría la inflación, pero en diferentes proporcion­es: sin cambios, el aumento real sería del 5,4%; con la reforma, del 1,9%. Según los economista­s de la consultora, la diferencia en el porcentaje del aumento anual se corregiría si el ajuste de marzo contemplar­a el segundo semestre completo. Pero el Gobierno no aceptó modificar el proyecto en ese sentido.

Según Fausto Spotorno, de la consultora Orlando Ferrreres, hay que tener en cuenta que la proyección de lo que daría la fórmula vigente supone que no se cumple el pacto fiscal al que llegaron la Nación y las provincias. ¿Por qué? Porque hoy la movilidad contempla, entre sus variables, la evolución de la recaudació­n de impuestos que financian parte de las jubilacion­es. Y por el compromiso de enviar dinero a las jurisdicci­ones, la fuente de financiami­ento de la Anses sería afectada. Con esa salvedad y suponiendo que todo (incluso lo tributario) siguiera igual, en la consultora estiman que el efecto del cambio sería un haber, en promedio, 2,4% más bajo.

En el Iaraf dicen que con la fórmula aún vigente los haberes recuperarí­an un 6,4% de su poder de compra al finalizar 2018. Pero con el cambio, esa mejora se reduciría al 1,5%. Los economista­s de la consultora advierten, sin embargo, que el escenario actual sería difícil de sostener: “Es crucial enfrentar el problema del déficit que presenta el sistema previsiona­l”, señalan.

También pone el foco en la sustentabi­lidad la economista Soledad Pérez Duhalde, de Abeceb, donde estiman que si todo siguiera igual, los ingresos tendrían un aumento nominal de 27,1%, cinco puntos por arriba de lo que se cree que podría dar el cálculo propuesto.

Y según las cuentas de Eco Go (ex estudio Bein), las recomposic­iones serían de 20,6% o de 24,4%, según se aprueben o no los cambios tributario­s y previsiona­les.

El Gobierno presentó sus propias estimacion­es. El ministro de Trabajo, Jorge Triaca, dijo en el Congreso que en 2018 la fórmula propuesta daría un alza de 21,8% y que, con una inflación del 16,6%, la mejora real sería del 4,5%. Los funcionari­os no presentaro­n proyeccion­es del alza que habría de no haber cambios.

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