LA NACION

Miedo y caos de tránsito en la autopista Panamerica­na por un choque seguido de una explosión

Ocurrió a la altura de Campana; murieron dos choferes; la mano a Rosario estuvo cerrada una hora y los carriles hacia la Capital, toda la tarde

- María Aizaguer

El tránsito sobre la autopista Panamerica­na volvió ayer a ser un caos a raíz de un choque seguido de una explosión con dos muertos registrado a la altura del kilómetro 71, en Campana.

Al mediodía, un camión Mercedes-Benz que circulaba por la autopista rumbo a Rosario realizó una maniobra brusca, atravesó las barandas de contención, pasó al carril opuesto y embistió de frente a otro camión de la empresa Liquigas, que transporta­ba butano y había salido de la planta de la empresa minutos antes.

El choque produjo una explosión inmediata en la cabina de la unidad de Liquigas. Murieron en el acto el chofer, Oscar Darío Ocampo, y su acompañant­e, Alejandro Aníbal Ferreyra. En un primer momento se temió que explotara la carga de gas y produjera una tragedia mayor, pero quedó intacta.

También sufrieron heridas leves los pasajeros de un Fiat Idea, que fueron embestidos por un tercer camión que intentó esquivar el vehículo fuera de control de la mano de enfrente. Fueron trasladado­s al hospital de Campana, sin aparentes lesiones de gravedad.

El conductor del camión Mercedes-Benz, que originó el siniestro por motivos que anoche todavía se desconocía­n, salió ileso. Prestó declaració­n ante la policía por la tarde. Le podría caber la acusación de doble homicidio culposo.

El accidente provocó la paralizaci­ón del tránsito. La mano hacia Rosario estuvo interrumpi­da durante una hora. La mano a la Capital quedó completame­nte cerrada por varias horas, mientas trabajaban personal policial, bomberos, Defensa Civil y trabajador­es de la concesiona­ria vial, Autopistas del Sol (Ausol). También estuvo interrumpi­da la colectora.

Empleados de Ausol anticiparo­n en el lugar que hasta que no se realizaran todos los peritajes no se liberaría el tránsito. Al mediodía no estimaban que pudiera ser antes de las 19.

A las 18.30, la mano a la Capital seguía cortada y voceros de la empresa vial indicaron que era imposible calcular cuándo estaría nuevamente liberada.

Humo y miedo

Gustavo Ramírez vive a cinco cuadras del lugar del accidente. Se acercó en su bicicleta en cuanto oyó la explosión. En diálogo con la nacion, dijo: “El incendio daba miedo, el humo se veía a cinco cuadras de distancia”. En su opinión, se oyó un ruido claro de cubierta reventada, que explicaría por qué el camión se cruzó de carril. Varios otros vecinos del barrio Las Campanas apoyaron esta teoría.

Norma vive justo enfrente de donde ocurrió la colisión; el camión de Liquigas frenó justo frente a su casa. Conmovida, contó que vio a uno de los choferes prenderse fuego, clamando auxilio. “El fuego fue tan rápido que nadie alcanzó a ayudarlos”, relató. Pasado el shock, corrió junto a otros vecinos para alejarse del lugar por temor a que explotara la carga de butano.

Mauro Roble, vecino de la zona, habló de “una desgracia bárbara”. También vio al chofer prenderse fuego. Amigo de los pasajeros que viajaban en el Fiat Idea, se quedó en la zona custodiand­o el auto que no podía ser movido a la espera de los peritajes, mientras los ocupantes eran atendidos en el hospital de Campana. Agradeció que, dentro de todo, el siniestro hubiera ocurrido de día, ya que de noche también tendrían que haberse preocupado por la insegurida­d.

La causa judicial tramita en la Fiscalía Nº 2 de Campana, a cargo de Pablo Ávila.

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Ricardo pristupluk Por el choque, se incendió la cabina del camión, que llevaba gas butano

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