Basura por doquier
Es evidente que la disposición de residuos domiciliarios en la ciudad no ha podido ser organizada adecuadamente aún, a pesar de los años de gestión de un mismo gobierno. Los contenedores grises y las campanas verdes, que han variado su morfología a través del tiempo, no cumplen la función para la que se los destina. Los primeros son pequeños e insuficientes para un barrio que cuenta con cuatro restaurantes en una misma cuadra, y las segundas tienen un piso que se abre al volcarlas, tarea a la que se dedican con fruición los “recuperadores urbanos”. Su localización es arbitraria y al no estar fijos ni en espacio asignado, los vecinos los mueven según su conveniencia para evitar tenerlos en sus frentes y “castigan” al que le tocó en suerte, depositando sus residuos –cuando el desecho tiene gran volumen– en la vereda o el árbol del pobre infeliz que acepta que en algún lugar tienen que estar. La mala educación de los vecinos de la calle Arévalo 1500 (Palermo HollywoodDistrito Audiovisual) y su desprecio por cualquier norma de convivencia son aterradoras.En los últimos días, en el frente de mi casa se amontonó basura en descomposición que no fue colocada en el contenedor gris, material descartable producto de las sucesivas volcadas de la campana verde, un placard de madera
completo desarmado apoyado en el árbol, la carcasa de un lavarropas y el pie de un ventilador. Mientras los vecinos aprenden la educación que no les dieron ni sus familias ni sus escuelas, sería deseable que el gobierno porteño atendiera las denuncias efectuadas a través del correo electrónico y de la línea 147, y arbitrara los medios para que la empresa de limpieza de la ciudad se ocupara del problema con diligencia, ejerciera alguna vigilancia sobre el accionar de los recuperadores urbanos y pensara seriamente en imponer una multa a los vecinos de la ciudad que no utilicen los canales adecuados para deshacerse de lo que ya no les sirve más. Alejandra L. Josifovich
DNI 14.623.349